Diálogo de religiones: Tarea de Iglesia, futuro del hombre

El evangelio y la vida me han llevado al diálogo de religiones, desde hace mucho tiempo, sin yo haberlo buscado. Por razones de "política eclesial" no me permitieron enseñar "dogmática", temas centrales de la fe, y así tuve que enseñar historia y significado de las religiones.

Fue en cambio bueno y de esa forma desde 1988 hasta 2003, enseñé religiones en la Universidad Pontificia de Salamanca. No sé si los alumnos aprendieron algo, yo aprendí mucho, en tiempo difíciles...


Vinieron tiempos de guerra en el campo de las religiones.
Desde el atentado de las Torres Gemelas (noviembre 2001), con el Madrid (marzo 2004) y el de Londres (Julio 2005), con otros muchos que han marcado un hito en nuestra visión del mundo... invitándonos a replantear desde una perspectiva cristianas las diferencias sociales y religiosas.

Ciertamente, "podrían" matarnos cualquier día los fundamentalistas fanatizados de algunas religiones, pero "de hecho" mueren cada día (no por "fanatismo religioso" sino por "democracia capitalista") unas 40.000 personas por hambre; si, por hambre, y cada cada día, por el fanatismo peor de todos los que existen, aquel del que habló Jesús: En Fanatismo de Mammón, de un dinero divinizado que utiliza a las personas y las mata en el altar de un tipo de libertad, de progreso, de ganancia...



-- Escribí el otro día (21.6.18) una nota sobre la visita del Papa a Ginebra, para impulsar el diálogo entre las diversas confesiones cristianas, de manera que las iglesias cristianas, unidad en fraternidad, desde el mensaje y vida de Jesús, sean fermento de diálogo en el mundo.

-- Escribí el día siguiente una nota necrológica de J.L. Sánchez Morales, experto en diálogos de religiones, especialmente entre Islam y Cristianismo. Es tiempo bueno para insistir en ese diálogo desde la verdad, siendo cada uno fiel a su propia tradición, pero escuchando y compartiendo los valores del Dios que se revela de formas diversas (Hbr 1, 1-3) para que los hombres cultiven y compartan la riqueza insondable del misterio de la vida.

Primera imagen: Una ventana abierta hacia el mar de vida, eso son las religiones, un espacio de luz, un campo de misterio.
Segunda Imagen: Una pastora protestante saluda ceremoniosamente al Papa en Ginebra; hay cien diferencias entre la Pastora y Francisco, pero es buena la diferencia, para la comunión, desde el evangelio.

Buena siembra Francisco, buen testimonio pastora. La Ginebra de Calvino puede convertirse en espacio de diálogo entre los cristianos y entre las religiones del mundo.


Más que el futuro de las religiones me interesa el futuro del hombre,

porque no es el hombre para la religiones, sino las religiones para el hombre, y por por eso me parece esencial (prioritaria) la lucha contra el hambre y la injusticia, el esfuerzo y testimonio a favor de los hombres.

Jesús no vino a condenar a musulmanes o budistas, sino a ofrecer amor y pan de reino a todos, desde los pobres del mundo. No pidió que "convirtiéramos" a los que son de otras religiones, sino que rogáramos por ellos y les amáramos así como son, ofreciéndoles un lugar en su camino (cf. Mt 28, 16-20).

En esa línea, siendo palabra de libertad y justicia, amor y gozo, nuestra teología ha de volverse llamada para la vinculación universal, desde la mesa compartida que se abre a todos los pobres del mundo. La catolicidad tradicional de occidente (centrada en Roma) no nos basta. Tampoco nos bastan las protestas de las comunidades evangélicas, ni la buena tradición de las ortodoxas.

Sólo dialogando en amor, desde de los pobres del mundo, podrá darse comunión de religiones.

No me importa el triunfo de mi iglesia (aunque la acepte y ame de un modo visceral, porque en ella he nacido y crecido, hasta ser lo que soy), sino el despliegue católico del evangelio, es decir, que la buena noticia del Reino vaya creciendo como semilla de Dios, desde los pobres.

Por eso, como teólogo, me siento al servicio de un diálogo religioso, que se abre, desde el pan compartido (=desde los más pobres) a todos los espacios de la vida, sin condenar a los distintos, sin imponernos sobre nadie, superando así las pretensiones de superioridad cristiana que muchos han visto en la Dominus Iesus, de la Congregación par la Doctrina de la fe (2000) y en su actitud posterior de superioridad frente a otras religiones..

La verdad es diaconía y si en un momento dado ella ella pretende convertirse en superioridad se hace mentira.

Es bueno el diálogo religioso en el nivel de la mística, pues los orantes de las grandes religiones se comprenden entre sí, pero eso no basta. Tampoco basta un diálogo que busca unos equilibrios teológicos, en línea de ortodoxia (teoría sobre Dios).

Sólo allí donde las religiones asumen y expresan (despliegan) unidas un tipo de opción por los pobres, de forma gratuita y creadora, ellas podrán dialogar entre sí. Desde la injusticia económica del sistema capitalista actual el diálogo de religiones sería idolatría.
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