14.12.25. Dom 3 Adviento. Juan de la Cruz, lira 25:  Las 5 c(u)alidades del cristiano

Dom 3 Adviento (Mt 11, 2-3), con un evangelio básico (¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?) y una respuesta central (los ciegos ven, los cojos andan…) de la que trataré la próxima semana.

Hoy quiero exponer el evangelio de Adviento de San Juan de la Cruz, a quien con un poco de cariño suelo definir como el último cristiano de occidente, según Cántico espiritual 25: A zaga de tu huella

            Juan de la Cruz vivió y expuso un evangelio lírico (escrito y cantado en liras), como los salmos de Israel (cantados también con con lira: harpa o cítara/guitarra).

El Canto “espiritual” de Juan de la Cruz consta de 40 liras, a cinco versos cada una (200 versos), cada lira un compendio de vida  poética cristiana.

Hoy escojo la lira 25 (a zaga de tu huella), la que más me gustaba de pequeño, porque habla de delanteros y zagueros, como en el juego de pelota. Ahí va la lira, sigue el comentario. Buen domingo III d eadviento, buen día poético, cristiano de San Juan de la Cruz.

Libro Ejercicio de Amor: Recorrido por el Cántico Espiritual de san ...

Cántico 25:

  • A zaga de tu huella
  • las jóvenes discurren al camino,
  • al toque de centella,
  • al adobado vino,
  • emisiones de bálsamo divino

LECTURA ACTUALIZADA, IGLESIA 2025

A zaga de tu huella…

A mi me gustaba jugar de zaguero, a resistir, asegurar, mantener el ritmo. Así podía jugar bien, si había un buen delantero, agudo como el rayo, arriesgado…Asi imaginaba el cristianismo, a la zaga de las huellas de Jesús, en el monte en la llanura, sobre el agua del Kantaúrico en la nieve del Gorbea.

   Jesús había dejado unaS huellas, de pies y corazón, de manos y de espaldas… Se trataba de encontrarlas y seguirlas. Y en eso he seguido, a partir de los 13 años (a lo largo de más de 70), descubriendo huellas, compartiendo caminos, con el evangelio de Marcos como libro de cabecera.

Como he sabido después, la palabra zagueroviene del árabe sakah (con equivalente hebreo y arameo) y se empleaba sobre todo en un lenguaje militar, aplicado a la retaguardia del ejército, como sabía bien Ignacio de Loyola, como sabía Juan de la Cruz. Todos los cristianos somos zagueros de Jesús, a quien la carta a los Hebreos llama pro-dromos o pionero, el que abre caminos, dejando huellas (piedrecitas, pisada, huellas) para que le sigamos.

La canción del Pastorcico. San Juan de la Cruz: Tres lecturas (CB 23)

Las jóvenes discurren al camino

Este segundo verso de la lira y de la vida cristiana me ha descolocado por años y años, y ahora que voy siendo “mayor” he empezado a comprenderlos. En contra del camino de pioneros de Jesús hemos hecho un cristianismo de dudosos “traseros”, es decir, de ancianos vencidos por la vida, presbíteros de leyes y mal genio, que acabaron matando a Jesús (con los soldados de Roma y los legales/escribas) del templo

            Jesús inicia y quiere un cristianismo de jóvenes (varones y/o mujeres) que se aventuran y viven según el evangelio. En contra de eso (en contra de la práctica de Jesús) hemos creado un cristianismo de geronto-cracia (mando de ancianos, de presbíteros, de obispos de más de sesenta años (alguna excepción de 50).

Jesús empezó con un cristianismo de jóvenes (varones o mujeres)… y ahora casi no hay jóvenes en la iglesia. No sé si se han ido o los hemos expulsado… Para ministros de Jesús, colaboradores con él casi ninguno… y chicas ninguna, a no ser para oficios de criada… Juan de la Cruz pone a propósito las jóvenes…., un cristianismo de mujeres jóvenes, de 20 a 40 años, dirigentes de iglesia, creadoras de comunidades, de familias de evangelio. Me da vergüenza pensar lo que hemos hecho de la iglesia, una iglesia de Jesús pero sin jóvenes mujeres, expulsada por “ineptas” o peligrosas…   Si no dejamos que surja un cristianismo de jóvenes/mujeres que discurran al camino hemos perdido el evangelio.

AMOR DE HOMBRE, DIOS ENAMORADO. SAN JUAN DE LA CRUZ: UNA ALTERNATIVA ...

Las jóvenes discurren al camino…. Discurrir significa correr y buscar de diversas formas, pensando, imaginando, haciendo con Jesús caminos (en la línea de con-currir, des-cubrir, re-currir. Si quitamos el evangelio de la mano y corazón de los jóvenes, las jóvenes, si les impedimos ser pioneras, nuevas sacerdotisas de Jesús, obispos y cardenales de la iglesia podemos cerrar ya las puertas del evangelio (al menos en occidente).

Sólo se discurre al-camino, como sabía Jesús, como decía y hacía Juan de la Cruz. Pues bien, en contra de eso, estamos convirtiendo la iglesia (en occidente) en una sociedad limitada (SL) de ancianos sin marcha, sin syn-odo (camino compartido), sin evangelio, sin buena-nueva, es decir, sin adviento. Seis años he vivido en Roma, capital de los buenos ancianos de iglesia reunidos. Algo me queda de eso. 

Al toque de centella….

Zentellak, nos decía mi abuelo… Centellas hacen falta aquí, nuevas luces, estrellas de corazón en la aurora, nuevo toques de luz, tocamientos de amor. Necesitaos la estrella luz de corazón de los Magos, viniendo hacia Belén. Tenemos que dejar de ser una panda de parados, necesitamos centellas, luces, ilusiones y temblores de corazón….como un parpadeo de amor.

            Nos vienen bien los buenos presbíteros, zequenim, los obispos con experiencia de fracasos y de amores, pero co mucho cuidado, pues tan pronto como se sienten algo y reciben una llave (aunque sea del trastero de la sacristía) tienden a convertirse en apaga-velas…. Sin duda, los corta-fuegos son necesarios, pero si no hay fuegos no hacen falta apaga-fuegos no hacen falta apaga-velas, si no hay cabezas en camino que discurren no hacen falta mitras.

San Juan de la Cruz – X.Pikaza

Al adobado vino

            Éste es el vino bueno de la eucaristía de Jesús, que no es droga que adormece y mata el cerebro, sino todo lo contrario: Es estímulo, nuevo despertar…. Vino Juan Bautista que no comía ni bebía y le llamaron loco… Vino Jesús que come y bebe y le llamaron glotón y borracho, amigo de chicas de vida dudosa, de publicanos de un público peligroso…

            Tenemos la eucaristía, Jesús nos dejó como herencia y promesa una copa de vino…(Mc 14, 25), pero hemos desterrado de la iglesia el vino que alegra el corazón de los jóvenes chicos y chicas, hemos prohibido el  amor que les pone en marcha, para discurrir al camino, para soñar en la meta, para oponernos a un mundo de viejos que sólo piensan en adulterar y matar (como dice con claridad escalofriante en evangelio de la adúltera de Jn 8). Si duda, hay “viejos adorables” (no todos tienen que salir de la iglesia, como dice Jn 8, 9, empezando por los más viejos), hay mayores admirables, curas y obispos…, pero Jesús y Juan de la Cruz empezaron básicamente por los jóvenes, y en especial por las jóvenes…. no para someterlas, sino para ofrecerles el camino de la iglesia, de la comunidad del reino, para que ellos lo descubran, discurran al camino y nos salven a los viejos.

Emisiones de bálsamo divino…

Bálsamo divino es la medicina, la terapia de la vida… la curación… Con su humor invencible,  Cervantes, en el Quijote, habla de un bálsamo de Fierabrás, que cura todas las heridas, heridas de guerra, de corazón, de odio…Como dice el evangelio de hoy (Dom  3, adviento, 14.12.25) Jesús ha venido a curar a ciegos y cojos, a endemoniados y violentos. Esas son las emisiones de bálsamo divino de Juan de la Cruz, esa es la misión joven de la iglesia del Cántico Espiritual 25. Siga leyendo quien quiera el comentario que sigue,  tomado de uno de mis comentario de Juan de la Cruz. 

COMENTARIO ESPIRITUAL DE LIRA 25, A ZAGA D E TU HUELLA.

 A zaga de tu huella las jóvenes discurren al camino, al toque de centella, al adobado vino, emisiones de bálsamo divino (CB 25)

Xabier Pikaza: "La Iglesia nace especialmente de la interacción de ...

Esta voz marca un corte en el poema, tanto en CA como en CB. Hemos dejado a los amantes sobre el lecho nupcial, en gesto de victoria y gozo de la vida. Va a iniciarse proceso de recuerdos que recrean y explicitan el amor ya realizado (cf. Cántico A 17-24 y C´sntico B 26-33). En medio hallamos esta estrofa (CA 16) que expande el misterio del lecho y lo aplica a cada una de las jóvenes (varones o mujeres) que inician el camino matrimonial del cántico.

Cada una es todo el mundo, compañía de Jesús en el camino… (Jn 14, 6). Cada una, cada uno es amor de Dios, no poder de mando, ni de tropa de obediencia.   De esa manera, tras habernos conducido hasta el secreto de la alcoba, SJC  nos lleva al lugar donde la vida se hace estímulo más fuerte: centella que ilumina, vino que da fuerza y bálsamo que cura en las heridas.

Hasta aquí el sentido es claro. Más difícil es saber quién dice estas palabras. Normalmente se atribuyen a la amante. Así lo entiende SJC  en su comentario: "En esta canción alaba la esposa al amado de tres mercedes que de él reciben las almas devotas" (CB 25,2). Pero esa atribución no es evidente en el poema:

- Puede hablar la amante, presentándose a sí misma como iniciadora de un camino abierto para todos y cda uno. Lo que ella ha "discurrido" y ha “gustado” (centella, vino de amor) viene a cumplirse en cada una de las jóvenes (mujeres o varones) que quieran seguir las huellas del amado.

- Puede hablar el amado, y en ese caso las huellas que dirigen en su marcha a las doncellas son las que ha dejado la mujer enamorada. El proceso anterior se vuelve así "camino" de amor para muchos. La amante aparece así como iniciadora y guía de una marcha de nueva humanidad  en la queviene a revelarse el fuego y vino de Dios para los hombres.

- Pueden hablar ambos, uno de otro o  con el otro, de manera que su mismo amor se vuelva "huella" que marca un camino para todos,  como si Juan de la Cruz estuviera iniciando un camino universal de seguimiento mesiánico, en forma de alternativa o complemento de la Compañía de Jesús de Ignacio de Loyola.

El lecho de leones, florido de vida, en paz edificado, se ha expandido haciéndose  reclamo de camino para jóvenes que son todos los humanos. El tema proviene del Cantar, como expresamente indica Juan de la Cruz  (C B 25,4, con cita de Cantar de los cantares 1,3-4). En su contexto más antiguo este término (compañas jóvenes…) las personas que acompañan a la amante  podrían ser mujeres secundarias del harén o concubinas del rey esposo (cf. también Ct 6,8). Pero ya el mismo Cantar relativiza la función de las posibles concubinas, ofreciendo un testimonio de monogamia que se alza y triunfa sobre el fondo de la poligamia ambiental de las cortes reales, donde hay amor “libre”, adulterado de cien o mil concubinas …

Pero aquí, desde el fondo del Cantar de los Cantares cada joven es única, es la amante (varón o mujer), lo mismo que las diez doncellas de las bodas de Mt 25, 1-13 es única, amante/amada de Dios/Cristo. Cada persona se vuelve así únicas en amor de matrimonio, como Eva en  Gén 2-3, en Ef 5 (toda la iglesia).  SJC  no piensa en concubinas secundarias, criadas de harén o de “convento”, sino que cada joven del Cantar/Cántico es la humanidad completa. A partir de aquí nuestro pasaje puede entenderse de dos formas:  

-  En clave de amor interhumano puede y debe afirmarse que las huellas del amor de la pareja (de él, de ella o de los dos) abren un espacio de imitación y seguimiento para todos y cada uno, de manera que  cada una de las jóvenes es signo de todos los humanos, varones y mujeres, llamada a realizar el camino de amor de Dios.

- En clave de amor religioso sólo puede hablarse de un esposo (Dios o Cristo): por eso todos los varones y mujeres de la historia están llamados a expresarse y realizarse como "esposa', como indica Juan de la Cruz  en el romance que comienza En el principio moraba:, siendo todas un cuerpo, una esposa, pues que el amor de un mismo esposo una esposa los hacía" (Romance 121-124).  

Las jóvenes discurren al camino, siguiendo la huella de los dos enamorados, que son Dios en comunión. La frase es sorprendente en múltiples aspectos. En el fondo se halla la palabra correremos (curremus, Cantar 1,3) propia de las doncellas que buscan los amores olorosos del esposo. Pero aquí ya no se dice que corren, sino "discurren", en término de rica resonancia intelectual (discurrir es dis-correr,  caminar pensando  y amando en plenitud, por varias vías o momentos

Tampoco se dice en el camino, sino al camino. En primer lugar, las jóvenes discurren, es decir, andan o van de un sitio a otro o, mejor dicho, "corren por muchas partes y de muchas maneras –que eso es “discurrir”, cada una por la parte y suerte que Dios le da de espíritu y estado" (CB 25,5), trazando  su curso, como río que "discurre" (=toma varios cursos) por quebradas, valles o llanuras hasta alcanzar el mar de su descanso. Pues bien, en esa búsqueda de amor, "a zaga de la huella del amado (o de la amada)", ellas (ellos) discurren: Se definen, piensan y así en­cuentran el sentido y meta de amor (lecho florido) por varios cauces de ascenso (=descenso, como en la cábala) a la  montaña del amor, donde ya no hay ley, pues cada uno es para sí toda su ley, su plenitud en Jesucristo.

Ellas discurren según eso "echándose al camino". Parece que en el fondo de ese texto hay una llamada al compromiso. El hombre no piensa "en general" sobre el vacío de los grandes con­ceptos teóricos, sino poniéndose al camino, comprometiéndose al andar, en gesto que se encuentra iluminado por aquellos que nos han precedido, aunque resulta al mismo tiempo personal y nuevo.  

- A zaga de tu huella. Las pisadas anteriores del amado (de la amada o de ambos a la vez) nos capacitan para tomar un rumbo. Lo que ellos hicieron, haremos nosotros; donde ellos anduvieron, podremos andar nosotros. No abrimos senda  en el vacío: Vamos a la zaga de aquellos que nos han precedido, escalando la montaña del amor florido, con un "adelantado" que es Cristo (o la amante), como "zagueros" suyos[1].

- Al toque de centella. En la oscuridad estalla una luz superior que parece cegarnos, aunque luego nos alumbra en el camino. Caminamos a la luz de esa centella, que es presencia de Dios en nuestra vida. No somos nosotros los que hacemos el amor; es el amor el que nos hace, ilumina ilumina vida, en toque que emociona. En esta perspectiva ha destacado SJC  una experiencia que sólo puede entender quien la ha vivido (cada uno a su manera)[2].

- Al adobado vino. Además de huella y toque, hay vino: infusión compartida de amor sazonado, enriquecido... No avanzamos solos; nos sostiene este vino, "cocido con muchas especies olorosas y esforzadas" (CB 25,7). Alimentos y vinos necesitan "adobo': debemos cuidarlos, condimentarlos, para que tenga buen sabor y pueda así gustarnos. También en el camino del amor son necesarios los "adobos', los gustos y destellos de cariño, regalos, ilusiones y caricias que sostienen al que va cansado y debe serguir discurriendo, sin peligro de pararse.

Todos estos signos del discurso de amor (huellas, toques, vino adobado) son emisiones de bálsamo divino, frutos de su espíritu (Gal 5, 21). Entendemos esa frase en aposición a las anteriores. El amante puede mantener su ritmo y caminar porque va recibiendo un bálsamo precioso que cura sus heridas y le capacita para superar adversidades y riesgos de la marcha. Quizá pueda decirse que el mismo amor es bálsamo, ungüento y medicina, terapia, que da fuerzas y cura las enfermedades.

En un sentido religioso es evidente que SJC  se ha referido a la presencia del Espíritu Santo que, según la tradición cristiana, es enviado primigenio, la emisión fontal de bálsamo divino. En ese sentido el mismo amor humano es "emisión divina", inmersión en su vida.  Aquellos que se aman no caminan a solas,  sino que cada uno camina en el otro, discurriendo al camino,  cada uno por su parte, a su manera, , subiendo a la montaña del amor con otro, en creatividad compartida, donde todos son necesarios, y cada uno es especial.

El camino lo hacemos así discurriendo al andar, siguiendo las huellas que nos deja el gran amante (Jesucristo), que no nos sustituye y anula, sino que nos impulsa,  para que cada uno seamos (hagamos) nuestro camino, y Cristo el de todos en Dios. En camino somos y Dios nos ilumina con su luz (centella) y con el vino del gozo y plenitud que los amantes se ofrecen uno a otro y beben juntos. Precisamente aquí, sobre la marcha, ellos discurren, subiendo por varios caminos, encontrándose unos a otros en ellos y encontrando juntos el camino de Dios en su existencia compartida.

Los amantes no van solos, sino que trazan huellas “al camino” para que otros (varones y/o mujeres) puedan salir y ponerse en movimiento. Las huellas son fundamentales, pero no bastan: marcan una dirección, pero no hacen el camino, ofrecen marcas, pero cada uno debe interpretarlas de manera personal (por eso, las jóvenes discurren al camino...). Este discurrir, caminando por huellas, a la zaga del amante verdadero que es Cristo, define el proyecto de amor  de SJC y constituye un “milagro” siempre repetido de vida amor.

Hay personas que han dejado huellas, de manera que otros pueden seguirlas, aunque cada uno deba hacerlo a su manera, que eso es “discurrir”, al toque de centella  estremecedor y rápido, que hace posible la marcha de los caminantes, vinculada al vino “adobado y cocido con muchas y diversas especies olorosas y esforzosas” (Coment 25, 7), que ofrecen sosiego y fuerza a los que aman[3]. 

 NOTAS

[1] Zaga era la parte trasera de un convoy o de un ejército, y así decimos  todavía que alguien va re-zagado (por detrás). Pues bien, las jóvenes del canto no van a la zaga de una persona o grupo, sino de las huellas de alguien importante. La que habla así (a zaga de tu huella) parece ser la esposa, que se descubre acompañada, siguiendo a su esposo, y, en vez de rechazar la compañía de otros/otras a su lado, se alegra por ello dice al amado  que hay otros-otras que “discurren” tras él, aprendiendo, caminando, juntos. Este parece el sentido más obvio del verso:: el mismo Esposo único es Amado universal, que abre con sus huellas un camino a los amantes.

[2] Es "un toque sutilísimo que el amado hace al alma a veces, cuando ella está más descuidada, de manera que la enciende en fuego de amor" (CB 25,5).  La luz de estos "toques de centella" y su dulzura superior nos hacen amor y verdad, caminando por el mundo. Uno de esos caminantes, esposo del amado en plenitud, destinatario de toques de amor, ha sido Juan de la Cruz. Este verso es, sin duda, auto-biográfico. Cada uno puede pensar que va sólo, que no existe otro a su lado, pero en un momento dado, pero en un momento dado descubrimos la presencia de compañas, de jóvenes que hacen con nosotros el camino                               

[3] En este contexto ha distinguido SJC dos tipos de amadores.“Los nuevos amadores son comparados al vino nuevo. Son los que comienzan a servir a Dios, porque traen los fervores del vino del amor muy de fuera... Estos nuevos amadores siempre traen ansias y fatigas de amor sensitivas, a los cuales conviene templar bien la bebida”. Por el contrario, los amantes viejos carecen ya de la suavidad espiritual que tiene su raíz en el sentido, no traen ya ansias ni penas de amor en el sentido y espíritu”. Estos beben, pues, el vino del amor “ya probado y adobado en el alma”, estando unidos a Dios con amor constante (cf. Coment 25, 11).

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