El mensaje de Francisco. (1) San José: Con corazón de padre

Uno de los últimos documentos de Francisco se titula Patris Corde (Con corazón de padre: 09. 12. 2020), y está dedicado a San José, con motivo de los 150 años de su declaración como Patrono de la Iglesia (Pío IX: 08.12.1870). Las palabras de su título latino, Patris Corde, pueden tener dos sentidos... al que añado, por mi parte uno tercero:

(1) José amó a Jesús con corazón de padre de este mundo, como los padres verdaderos aman a sus hijo, en gesto de ternura cuidado  

(2) José le amó con el mismo corazón divino, sobre todos los padres del mundo, como el Padre Dios ama a su Hijo, en eternidad de eternidades, amor de amores.

(3) Para amar a Jesús como hijo,  (pues todo amor de verdad ha de ser "compartido" con otros, para así amar juntos los dos) José amó a María como mujer, compañera y amiga.

     Los dos primeros sentidos parecen y están vinculadas en la carta (el tercero está también evocado, aunque no desarrollado); el Papa (=Padre) Francisco presenta en ella a José como Padre Cristiano por excelencia, signo paterno de Dios y modelo de paternidad (y amor matrimonial), en un contexto de familia, entendida como espacio y presencia del Reino o Familia de Dios, a los cinco años de su Exhortación Amoris Laetitia, sobre la familia (19. 03 del 2016 y del 2021).

Desde ese fondo, como ha dicho el mismo Francisco, en su alocución del 27. 12. 2020, podemos y debemos pasar del año de la Palabra de Dios, 2020, dedicado al estudio de la Biblia, al nuevo año de la familia, a partir  de San José (del 19.03.2021 al  08.12.2021).   En ese contexto quiero y debo presentar al Papa Francisco como "nuevo José", en su amor y cuidado al servicio de la Iglesia, preparando así su fiesta, el próximo viernes, 19.3.21.

Carta Apostólica Patris Corde

Con corazón de padre (San José)

En ese contexto se centra y entiende esta Carta Apostólica (Patris Corde, //www.vatican.va papa-francesco-lettera-ap_20201208_patris-corde.html) dedicada a José como patrono y figura de la Iglesia, pues en él culmina el despliegue del Antiguo Testamento y se anuncia el tiempo ya definitivo del Reino de Dios. Ciertamente, esta Carta  recoge y repite temas bien conocidos de la Biblia respecto de José, pero lo hace en una línea nueva:

(1) Así destaca la relación del esposo de María con el patriarca José, protector de sus hermanos en Egipto, y con el rey David, portador de las promesas mesiánicas.

(2) Esta carta insiste en la paternidad de José, y la entiende como amor de ternura creadora y no como imposición patriarcalista, de dominio impositivo.

(3) Francisco pone de relieve la capacidad más honda de José, como hombres que escucha y dialoga con Dios (y con María, su mujer), en tiempos de dura opresión, impuesta por los poderes del mundo.

(4) Destaca su forma de entender y acoger la presencia de Dios en los pobres y excluidos, tal como están representados en María, su esposa, y en Jesús, su hijo, a cuyo servicio "mesiánico", de comunión universal, pone su vida y trabajo, su amor y su fuerte ternura

(5) Francisco presenta a José como un hombre valiente, que asume los riesgos del mundo, trazando caminos de humanidad nueva y esperanza, desde el mismo exilio, con aquellos que carecen de seguridad y patria la tierra. José es un "pobre trabajador",  pero pobre que se arriesga en el servicio a los demás, en tiempo de persecución, riesgo y muerte y exilio.

(6) También insiste en su trabajo, al servicio de la familia y de la vida, en comunión con todos trabajadores marginados de la tierra, en compañía de María,que es su mujer-amiga, su inspiradora, su estímulo de amor y entrega a los demás, de forma que él, José, no es sólo "él", sino él con María, para y con Jesús.

(7) Esos seis rasgos definen la paternidad de Jesús en la iglesia y en el mundo (en línea de familia), culminando en este 7º, que es el más significativo: San José ha sido y sigue siendo un padre en la sombra (es decir, un padre que quiere protagonismo), un hombre de amor y entrega plena, que actúa de un modo eficaz y cariñoso, fuerte y delicado, desde el fondo de la vida de Dios, sin buscar ningún protagonismo individual,  sino poniéndose al servicio de su mujer (María) y a su hijo (Jesús).

   En esa línea define Francisco la “castidad de José” (su limpieza más honda, su transparencia de amor con María, al servicio de la vida que es Jesús), definiéndole como hombre de amor no posesivo ni dominador, en contra de un tipo “machismo” patriarcal, propio de varones que se creen sexo fuerte y dominante:

“La castidad está en ser libres del afán de poseer en todos los ámbitos de la vida. Sólo cuando un amor es casto es un verdadero amor. El amor que quiere poseer, al final, siempre se vuelve peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz. Dios mismo amó al hombre con amor casto, dejándolo libre incluso para equivocarse y ponerse en contra suya. La lógica del amor es siempre una lógica de libertad, y José fue capaz de amar de una manera extraordinariamente libre. Nunca se puso en el centro. Supo cómo descentrarse, para poner a María y a Jesús en el centro de su vida” (Patris Corde 7).

      Estas son, a mi juicio, las palabras centrales de la Carta Apostólica de Francisco y se aplican  no sólo en los padres de familia, sino a los ministros de la iglesia, que sólo son “padres” cristianos renunciando a la paternidad patriarcal del poder jerárquico, (no al amor humano, ni al matrimonio), para así aparecer y actuar como servidores amorosos (no dominadores ni dueños de los otros). Al definir así a José, el Papa Francisco se está definiendo a sí mismo, como José al servicio en amor de la Iglesia.

Lógicamente, esta Carta, dedicada a José (hombre de corazón paterno), ha de entenderse a la luz paradójica de la afirmación clave de Jesús que dice: «No llamen/llaméis “padre” a ninguno de ustedes en la tierra, pues uno solo es su Padre, el del cielo» (Mt 23,9).

Estas palabras, que Francisco ha recogido como centro de su visión de José y de la “familia” de la iglesia, forman la clave de su documento y de su programa de familia para el año 2021.

 José fue padre verdadero  renunciando a un tipo de paternidad dominadora y de imposición patriarcalista, para ser así signo y presencia de Dios, que es principio y sentido de toda paternidad en el cielo y en la tierra, como dice la carta a los Efesios.

Esas palabras (no llaméis en la tierra padre a nadie....) definen precisamente la visión eclesial de José y de la familia del reino, tal como la ha desarrollado el Evangelio de Mateo (Mt 1-2); así lo he puesto de relieve en mi  Evangelio de Mateo, Estella 2017.

    Éste es un texto clave sobre José, Padre de Jesús, amigo y esposo de María. De este amor radical de José hacia María podrá hablar quizá Francisco en una carta apostólica futura. 

Volver arriba