José Gómez Caffarena (1925-2013)

Falleció ayer(05.02.2013) J. G. Caffarena, filósofo y teólogo católico español, de la Compañía de Jesús, que ha sido para muchos de nosotros un maestro y amigo, referencia obligada en el diálogo de la Iglesia con el Pensamiento moderno, en clave filosófica y social. Otros escribirán su semblanza más extensa y documentada. Yo no puedo dejar que pase este momento sin recordarle, dándole gracias a Dios por haberle conocido.

Ha sido profesor de filosofía de la Universidad Pontificia Comillas (Madrid) y uno de los fundadores del Instituto «Fe y Secularidad», colaborando de un modo significativo en el diálogo cultural y social, no sólo entre la filosofía y la teología, sino entre el pensamiento secular y religioso, en España y en otos países de lengua castellana.

Ha sido animador de gran parte de los movimientos filosófico-teológicos hispanos del último tercio del siglo XX y uno de los metafísicos y filósofos de la religión más destacado, en el ámbito de la cultura de lengua castellana. Ha impartido cursos en la Universidad Gregoriana de Roma y en diversas Facultades españolas e iberoamericanas. Ha fundado y dirigido un Master en Ciencias de la Religión en la Facultad de Filosofía de la Universidad Comillas.

Entre sus numerosas publicaciones, cabe destacar su tesis doctoral sobre
Ser participado y ser subsistente en la metafísica de Enrique de Gante (Roma 1958) y el ciclo que forman
Metafísica fundamental,
Metafísica trascendental y
Metafísica religiosa (Madrid 1969-1973),

el primero y más importante de los estudios hispanos sobre el sentido metafísico de la religión.

Ha estudiado el fondo ético del cristianismo y de la cultura occidental, en obras como
El teísmo moral de Kant (Madrid 1984)
y Filosofía y teología en la Filosofía de la religión de Kant (Madrid 1992).

Cf. además:

Aproximación al misterio cristiano (Santander 1990);
La entraña humanista del cristianismo (Estella 1988).


Ha sido y seguirá siendo por decenios una figura de referencia fundamental para el estudio de las relaciones del cristianismo y de la modernidad, en diálogo con la cultura y la filosofía contemporánea.

Gracias, José, por haber sabido estar, por habernos ofrece un espacio de diálogo, en respeto, en hondura, en esperanza.


Para una visión general de su vida y pensamiento, cf. M. Fraijó y J. Masiá, Cristianismo e ilustración: Homenaje al profesor José Gómez Caffarena (Madrid 1995).

(Tomado de Diccionario de Pensadores cristianos, Verbo, Estella 2013).

Añadido de P. Lamet:

(Por su gran densidad humana, me atrevo a reproducir la semblanza que de Caffarena, que ofrece en R21 su amigo P. Lamet)

Caffarena, filósofo del misterio humano

http://blogs.21rs.es/lamet/2013/02/caffarena-filosofo-del-misterio-humano/

Ayer (5.2.13), fecha en que cumplía ochenta y ocho años, con la misma paz y sencillez que había vivido falleció el filósofo jesuita José Gómez Caffarena. Sereno siempre, sonriente y de una profunda elegancia espiritual su trayectoria entronca de forma brillante y eficaz con grandes compañeros suyos que contribuyeron a la puesta al día de la Iglesia antes y después del Concilio Vaticano II, los padres José María de Llanos y José María Díez-Alegría. Pero si estos lucharon para dar credibilidad a la fe cristiana en ambas Españas desde la praxis del suburbio y la renovación de la teología, Caffarena lo llevó a cabo a partir de un pensamiento filosófico hermenéutico y dialogante.

Formado en Heythrop y Roma, sus alumnos de la facultad de filosofía de Alcalá lo recordamos por una metafísica innovadora, que reinterpretando a Kant y a Santo Tomás encontraba la prueba más actualizada de la existencia de Dios en la radical inquietud del ser humano, que, sin Él, se convertiría en una “pasión inútil”. De ahí vieron la luz sus Cursos de Metafísica fundamental, Metafísica trascendental y Filosofía de la Religión (1969-1973) En esta tarea de diálogo persistió toda su vida, especialmente a través del instituto Fe y Secularidad, la Universidad Comillas y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Las cabezas mejor pensantes de este país, desde Aranguren a Laín, de Sábada a Savater encontraron en él, más allá de sus creencias, un interlocutor abierto y profundo, que purificaba de gangas el concepto de Dios. Todo ello desembocó en su obra cumbre, El enigma y el misterio (2007), una filosofía de la religión.

Quizás la faceta más popular de Gómez Caffarena se centró en sus cursos a universitarios: Hacia el verdadero cristianismo (1966), La audacia de creer (1969) ¿Cristianos, hoy? (1971) La entraña humanista del cristianismo (1984), en los que, además de hacerles inteligible lo cristiano, les inculcaba no contentarse con soluciones fáciles, sino en persistir en una búsqueda personalizada.

Pero mi experiencia más vital sobre Pepe o Caffi, como le llamábamos en casa, se refiere al hombre, después de más de veinte años de convivencia. Pulcro, ordenado y metódico en sus horarios hasta la saciedad, era sobre todo un gran compañero de todos y un amigo. Desde muy joven se había preocupado de los pobres, compartiendo fines de semana con el padre Llanos en el Pozo del tío Raimundo, o dando su firma a los documentos más comprometidos en favor de la democracia y la renovación teológica. Podría pensarse que ha sido, como piensan algunos, un progresista promarxista. Nada más lejos de ese tópico. Era sobre todo un jesuita cien por cien, enormemente discreto y educado, que ponía su fe y su religiosidad por encima de todo.

Los últimos cinco años he concelebrado con él la eucaristía diariamente. Era su momento cumbre del día. En su extraordinaria cabeza, que conservó hasta el final, confluían la exégesis bíblica, la devoción y el sentido común, abierto al mundo y las gentes de hoy. Quizás por eso las palabras con que concluye El enigma y el misterio puedan ser su mejor salvoconducto para la otra vida. Allí dice que a pesar de que la humanidad está sujeta a “mucho dolor e incertidumbre”, “el dolor ¡no es la última palabra! Una intuición de la humanidad, que cabe decir prácticamente universal, no se ha rendido, sino que ha buscado claves de esperanza, y, entre ellas el Misterio, al que abren las experiencias religiosas”. Mensaje liberador para los tiempos que corren, y algo que José Gómez Caffarena ya ha podido desvelar desde la gozosa plenitud del encuentro.
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