M. Navarro: Los Rostros Bíblicos de María

Editorial Verbo Divino :: Los rostros bíblicos de María

Una parte de la Iglesia Cristiana celebra hoy la memoria del “corazón de María”, como un eco de la fiesta de ayer (el corazón de Jesús).Más que signo de amor, en el sentido convencional y un poco chato de ese término, corazón es en la Biblia un símbolo del conocimiento más hondo, de la pasión más fuerte, con el fuego de la vida que late y arde en la cavidad del pecho.  Entendido así, este signo de “corazón” puede ayudarnos a situarnos ante el tema de este libro de Mercedes Navarro que, tratando de Los rostros bíblicos de María trata en el fondo de Los Corazones de María, de la pasión de vida que ha latido y late en su experiencia personal de mujer judía, madre de un pretendiente mesiánico, creyente discutida e importante de la primera iglesia.

      En lenguaje coloquial, esta María, madre de Jesús, ha venido a formar parte de las tres marías clásicas de nuestra etapa de estudiantes (como eran religión, política y gimnasia). Pues bien, en contra de eso, esta María de M. Navarro no es una “maría” marginada y marginal (culto que parece apagarse en muchos hogares cristianos donde antaño ella era fuego total), sino una figura‒rostro de nuevo discutido, por creyente, por mujer concreta, por signo de nueva humanidad. No encuentro muchos eclesiásticos que sepan tratar de esta María con intensidad, ni teólogos que lo hagan con seria. Entre los pocos está sin duda M. Navarro.

Mercedes Navarro, Los rostros bíblicos de María. Exégesis y hermenéutica bíblica feminista, Estudios Bíblicos, Verbo Divino, Estella 2020, 336 págs.

Presentación

 Éste es el libro más significativo que he leído en los últimos años sobre Los Rostros Bíblicos de María. Podía haber dicho figuras; ha preferido “rostros”, como los iconos clásicos de la teología y piedad oriental, que son siempre “rostros” que nos miran, como el de la portada, que es obra de la misma M. Navarro, una mujer velada y al mismo tiempo desvelada, entre llamas del fuego divino que se abren, bajo una espesa cabellera negra, con trazos apenas esbozados de ojos, nariz, boca, y quizá una mano inferior que nos dice “mirad, miramos juntos”.

La primera imagen que ha suscitado en visto este libro ha sido la del libro S.N. BoulgakovLe Buisson ardent (La Zarza Ardiente), publicado enParis hace casi cien años (1927). Con una larga tradición oriental, Boulgakov  presenta la figura cristiana (ortodoxa) de María bajo el signo del “Dios” del arbusto del Sinai que se muestra a Moisés y le dice “Soy el que Soy”. Ese rostro que emerge del fuego en la durísima y clara montaña de la vida ha sido para los cristianos del principio el de Jesús, la Humanidad de Dios, como sabe Flp 2, 6-11. Pues bien, muchos cristianos del Oriente han descubierto en ese rostro de fuego los rasgos de María, la Mujer.

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División

  Desde ese fondo, con inmenso respeto ante el “misterio” de la vida humana que emerge del fuego de Dios, ha estudiado Mercedes Navarro  “los rostros bíblicos de María”, en el lugar de cruce donde se vinculan e iluminan mutamente la exegesis y la hermenáutica  feminist (=humanista radical) de la Biblia, conforme al esquema que sigue:

  1. MARCOS. RUPTURAS Y TRANSFORMACIONES SOCIO‑FAMILIARES
  2.  MATEO: EN LAS ENCRUCIJADAS DE LA VIDA
  3. LA OBRA DE LUCAS: LAS LUCES Y LAS SOMBRAS DE UNA MUJE
  4. MARIA EN EL CORPUS JOÁNIC
  5. GÁLATAS 4 Y LA NUEVA ANTROPOLOGÍA: NACIDO DE MUJER (GAL 4,4)

Éstos son los cinco rostros del Dios de María, de María la mujer de Dios, que Mercedes despliega en su estudio de la Biblia, empezando por la “gran ruptura” de Marcos (la extrañeza abismal de María en cristianismo más antiguo), pasando por la encrucijada de Mateo (la superación y recreación del judaísmo de la ley nacional), para desembocar en Lucas (con las luces y sombras que el nuevo evangelista descubre en María, en un claro‒oscuro de revelación de Dios y de comienzo nuevo de la historia humana).

Intenso sigue siendo el capítulo dedicado al “carpus joánico”, que ha sentido la necesidad de insertar a María en el gran despliegue interior y exterior del misterio de Dios, entre la promesa del banquete de boda de Cana (cumplimiento de la historia) y la transfiguración del Calvario (María ante la cruz de su Hijo). El libro termina con Gal 4, 4 (nacido de mujer, nacido bajo la ley, cuando se cumplen los tiempos…), un capítulo simplemente esbozado, que deja abierto el camino para nuevos estudios de Mercedes Navarro sobre el tema. 

Del prólogo de la autora

 Me estrené como teóloga, apenas biblista todavía, con un libro programático ya en el año 1989, María, la mujer. Ensayo psicológico‑bíblico. Aquel libro ya tenía las primicias de lo que he ido desplegando después: mi vocación de biblista y exegeta, y las hermenéuticas feminista y psicológica que me acompañan en todo lo que hago.

Navarro Mercedes - Maria La Mujer

Desde aquel tiempo, tanto el objeto de mi estudio, María, como la investigación bíblica y las perspectivas feminista y psicológica sobre los textos de las Escrituras se han ido desarrollando, como es lógico. Sus núcleos permanecen. He trabajado mucho, durante años, sobre la figura de María, la mayor parte de las veces adentrándome en los relatos evangélicos y, en ocasiones, observando los desarrollos que la teología ha hecho sobre dicha figura a lo largo de la tradición cristiana católica. María ha sido objeto de estudio para mí, pero siempre desde dentro, porque, como ya expliqué en mi primer libro, ella pertenece a mi biografía de una manera especial, en su mayor parte para bien. Este libro tiene dos objetivos.

El primero tiene que ver con la necesidad de establecer para mí misma el estado de la cuestión de mi percepción sobre María, algo que no puedo hacer de ninguna manera al margen de mis estudios sobre su figura. Mi fe y mi espiritualidad se alimentan  de mi trabajo intelectual, de la misma manera que mi trabajo intelectual transcurre al hilo de mi crecimiento en la fe y sobre la base de sus preguntas y sus anhelos.

UNGIDO PARA LA VIDA: EXEGESIS NARRATIVA DE MC 14, 3-9 Y JN 12, 1 ...

En segundo lugar, el libro pretende dar coherencia y sistematicidad al trabajo desarrollado durante estas últimas décadas. Por esta razón, el libro recoge una buena parte de escritos que, en su gran mayoría, ya han sido publicados en revistas y libros colectivos. La mayoría de ellos, sin embargo, al encontrarse en publicaciones especializadas, no han llegado a un público más amplio.

Además, pretendo tratar la figura de María en sus contextos y, por lo tanto, acompañada. La contextualización sociohistórica y narrativa nos va a llevar a su tiempo, pero también a la Biblia hebrea, al entorno cultural en el que nacen los evangelios y al entorno comunitario en el que se escuchan, se leen, se interpretan y se difunden. La singularidad de María de Nazaret no es aislamiento, ni mucho menos separación de todas sus congéneres, las de antes y las de ahora. Estoy convencida de que su figura destaca mucho mejor sobre el rico tejido del que ella forma parte.

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Este trabajo se coloca en mi perspectiva feminista, pues, como gritaron esas valientes jóvenes rusas del colectivo punk-rock Pussy Riot, en la catedral de Moscú, en 2012, donde denunciaron el patriarcado religioso que nos oprime, las mujeres creyentes (y todas las afectadas por la María dibujada por el patriarcado) necesitamos que María se haga feminista. Es decir, que la «hagamos feminista», que la rescatemos del patriarcado para poder ver su condición de mujer salvadora, su condición «feminista» que nos beneficie a todas y a todos (Madrid, 2019)

Caminos abiertos. Anotación de X. Pikaza

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-En nivel de historia humana (accesible de algún modo a todos los testigos) María ha sido mujer mediterránea, de origen galileo, madre conflictiva de un pretendiente mesiánico judío y luego miembro de su iglesia. No es por tanto una nueva versión del mito femenino de Dios, ni mujer eterna o avatara intemporalmente hermosa de la más hermosa de las diosas de oriente

- Los cristianos han recreado simbólicamente la figura de María, descubriendo y/o expresando en ella signos fuertes de la religiosidad humana del entorno y algunas novedades de la nueva experiencia evangélica del Cristo.   Los evangelios no conservan y/o elaboran su recuerdo para saciar una curiosidad, por otra parte lícita, acerca de la madre de Jesús sino para expresar el sentido de la fe. María actúa así como un catalizador simbólico del mesianismo cristiano: resulta difícil “contar” (transmitir) el sentido de Jesús sin aludir a su madre, como mujer problemática, como persona intensa, como creyente.   Pero la figura de María se ha situado desde tiempo muy antiguo (desde el mismo Nuevo Testamento) en el principio de un camino de apertura tendencial al mito. Llamo mito al símbolo de tipo intemporal que se desliga de la historia y expresa en forma imaginaria aquello que parece haber sido y será siempre, el eterno y divino retorno de las cosas. Entendido así, el mito destruiría la individualidad histórica de la madre de Jesús, no viéndola como persona individual sino como expresión de lo sagrado (femenino o materno) que se expresa en ella.

Editorial Verbo Divino :: El libro de Rut

- Retorno a los rostros bíblicos de María, en línea hermenéutica (de interpretación) y feminista, poniendo de relieve el rostro de María como mujer concreta, como símbolo de humanidad total, desde la vertiente de la mujer.  La Mariología de la Iglesia (una parte considerable del culto a María) ha estado bordeando los límites del mito, en una línea de sacralización (que tiene elementos buenos), pero, al mismo tiempo, de negación del gran conflicto, claro‒oscuro luminoso de María, como lugar fuerte de la experiencia del Dios de Jesús. Una María que no se “diviniza” falsamente, para ponerla al servicio de los intereses de una jerarquía masculina y de una piedad poco evangélica.

         Quizá podamos decir que la mariología es una disciplina y tarea abierta por esencia al diálogo cultural interreligioso con sus valores (nos sitúa en el lugar donde el ser humano ha buscado, sufrido y soñado con más intensidad) y sus riesgos (el evangelio de la historia de Jesús y de la iglesia puede diluirse con María y por María en los pretendidos valores eternos de los dioses y diosas del entorno mediterráneo y del oriente antiguo)…

    Como sabe M. Navarro necesitamos redescubrir el “rostro de María”, en el fondo de sus diversos rostros bíblicos… volviendo para ello al Monte Sinaí de la revelación de Dios en el AT, en el lugar donde la vida  puede entenderse como “bodas sin vino” (¡siglos de piedad mariana infantilizante nos han quitado el vino de las bodas de María!), para asumir el fuerte camino de una “cruz pascual”, es decir, de una vida abierta a la esperanza creadora, en medio del riesgo de la muerte, en el lugar donde simbólicamente no están Pedro, ni aún Pablo, sino “las tres marías”, con el discípulo que aquí.

    Una de esas tres marías es la madre, a la que no podemos separar de María Magdalena y la otra “maría”, que son (somos) todos los cristianos y hombres/mujeres cultos llamados a recorrer este camino fascinante de “los rostros bíblicos de María”.

       Gracias, Mercedes, por este libro que recoge lo mejor de tu historia, una historia que muchos estamos aprendiendo a recorrer contigo, con los cuatro evangelio (Marcos, Mateo, Lucas y Juan…) y con Pablo, que parece venir de fuera, pero nos introduce en el sello de fuego de la vida de Dios, desde la luz cegadora del Dios de la Zarza Ardiente, que nos lleva desde la Ley (nacido desde la ley, nacido de mujer…) a la travesía entera de la vida cristiana.

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