Pros y contras del Vaticano (2), con C. M. Diez

Un altavoz para el Papa, un Vaticano para los pobres

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El pasado 15.12.2019 escribí en RD y en FB una propuesta eclesial con ese título: Recrear la Iglesia, superar el Vaticano. Entre las respuestas que recibí destaca la de mi amigo y hermano mercedario C. M. Díez de Argentina. Por eso he querido retomarla y matizarla, con sus pros y sus contras, en tres tiempos: (1) Resumo los doce punto de mi propuesta inicial. (2) Recojo la respuesta  de C. M. Díez. (3) Retomo y matizo mi propuesta inicial.

 1. LOS DOCE MOMENTOS DE MI PROPUESTA DEL 15.12.19.

  1. La Iglesia Católica debe salir de este tipo de Vaticano para encarnarse mejor en la Iglesia particular de Roma y en el conjunto de las iglesias.
  2. Hay que salir de un Vaticano "superior" (entendido como Torre o Castillo dominante de la iglesia), para convertirse en Puente o Pontificado: lugar de encuentro y paso entre todas las iglesias.
  3. Dejar un tipo de "jerarquía" (política, económica, sacral o social), para hacerse y ser signo concreto de comunión universal de los católico (y lugar de referencia de todos los creyentes).
  4. Salir del Vaticano, como palacio principesco del siglo XVI‒XVII, para vivir al exterior, en la calle o barrio de la vida, en diálogo con los hombres y mujeres.
  5. Renunciar a todo poder político, al Vaticano como ciudad‒Estado, con su soberanía, su pequeño ejército, sus embajadores etc.
  6. Superar todo Poder, para ser y actuar  como servicio evangélico. El signo esencial del papa (del cristianismo en general) no es la toma del poder, sino la superación del poder entendido como superioridad y dominio.  
  7. No gobernar desde arriba, sino animar desde el evangelio. El Dios de Jesús y el Jesús de la iglesia no crea y dirige a los hombres desde arriba, sino animando desde dentro su vida.

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  8. No ofrecer métodos propios de dominio doctrinal o jurídica, sino los que el NT atribuye a Pedro. El rasgo principal de Pedro en el Nuevo Testamento ha sido el no tener rasgos propios, ni imponer una doctrina, sino abrir espacios de encuentro para los grupos cristianos
  9. Unas llaves para abrir las puertas del Reino.Pedro no fue superior a los otros en línea de poder, ni se impuso sobre los demàs, ni les dijo desde arriba lo que debían hacer; pero tuvo y tiene la tarea de abrir puertas y de garantizar espacios donde quepan todos, asumiendo desde sus diversidades, la comunión de Cristo.    
  10. Renunciar al Primado. Si quiere mantener el recuerdo de Pedro, el Papa debe renunciar a todo primado jurisdicción sobre las iglesias. Así dijo Jesús: Si alguien quiere ser primero hágase el último… el servidor de todos.
  11. Salir de las instituciones de poder. Si quiere ser cristiana, el Vaticano debe salir de las instituciones imperiales de poder, dominadas por el capitalismo, para volver a caminar a la intemperie de la vida, con todos los que acojan el amor y busquen esperanza de evangelio.
  12. Vaticano, el primado de los pobres.  Para animar y compartir la vida en amor con los pobres del mundo, el Papa ha de salir del Vaticano, no para abandonar su función de obispo de Roma y signo de comunión universal de las iglesias, sino para realizar mejor esa llamada, con el impulso radical del evangelio y con los nuevos medios de misión y encuentro entre las iglesias.

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2.RESPUESTA Y PROPUESTA DE CARLOS M. DIEZ 

https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=3116195491725929&id=100000065268275 (15 de diciembre de 2019): 

Muy querido Xabier: Aunque me siento totalmente incapaz de alcanzar tus alturas teológicas, me permito escribirte desde este rincón de una Latinoamérica maltratada y desvalorizada. Te diré que cuando nuestro Papa Francisco fue “entronizado” (término que desechamos con gusto los dos), grande fue mi desesperanza   en una Iglesia que los dos anteriores Papas ya habían desgastado. Nuestro Bergoglio no gozaba del afecto de muchos de los argentinos y latinomercanos afectos a una teología como la de Gustavo Gutiérrez (hoy reivindicado) y tantos otros como el bien amado Casaldáliga en sus cotidianos gestos. No sé bien de los europeos… Muchas son las cosas que aún hoy señalamos de Francisco que no termina de comprometerse con la mirada desde los pobres de Latinoamérica y del mundo entero. Quería compartir contigo, en la humildad de mi reconocimiento a tu pensar, que no sé si estoy de acuerdo con tu visión: "El Papa debería dejar el Estado Vaticano, renunciando a su propiedad y soberanía"

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Comparto totalmente tu visión del despojo de toda concepción de la autoridad eclesial basada en la visión del poder del “mundo”, sin tapujos. La dificultad de tu propuesta no la veo en el planteo teórico del tema, sino en la pertinencia de hacerlo en un tiempo en que la Iglesia en su conjunto no está dispuesta a hacerlo, y en la invisibilización del único líder en el mundo que hoy habla con claridad meridiana sobre la crisis del capitalismo y de la emergencia del trato de la “casa común”…

Bien vemos una derechización de la Iglesia Católica (junto a muchas otras) que verían con mucho placer que el Papa Francisco dejara de hablar y poner el dedo en llagas odiernas. Es muy triste ver muchos hermanos (particularmente doloroso es ver muchos religiosos y sacerdotes) que callan y asienten sobre la crisis de las democracias latinoamericanas víctimas del poder económico, mediático y militar del país del norte, y hasta apoyan los golpes de estado en nuestros países, de cualquiera de sus creativas formas.

Tampoco nuestros hermanos católicos seguirían el “ejemplo” del Papa en el despojarse del poder y de las riquezas. No es tendencia el que nuestra Iglesia quiera seguir a Jesús Evangélico. Más bien tiende a un Jesús triunfante que somete a todos sus enemigos, somete la pobreza en una visión calvinista que se impone desde los medios, y una superación de los males adhiriendo a la súplica y la oblación alienada.

Pediría más bien a la Iglesia Romana que se haga el receptáculo de las oraciones de los pobres de la tierra y convertirla en réplica amplificada frente al resto de los poderes del mundo con el lenguaje que es habitual en ellos haciendo que su universalidad se haga eco de los desposeídos de la tierra. Sin duda que deberá seguir dando muestras de una apertura también como ha venido haciéndolo con gestos tal vez tímidos, y que deberán hacerse cada vez más reales y explícitos.

Pediría a la Iglesia católica universal lo que en tu artículo pides al Papa, porque creo que es allí donde debe darse la conversión. No es un problema del Papa, es un problema de gran parte de Iglesia, que considero no está dispuesta a dejar su comodidad de estar entre en el 30% de los auto imaginados dueños del mundo. Creo que hoy nos habla, más que en muchas épocas del mundo, la parábola del rico Epulón.

3.REFORMULACIÓN Y MATIZACIONES DE X. PIKAZA (10.02.2020).

Agradezco a C.M. Díez sus matizaciones y propuestas, y estoy básicamente de acuerdo con ellas. "Sabes, Carlos, que me gustaría volver a verte, como hace tantos  en Córdoba, donde me invitaste generosamente para hablar y compartir nuestra visión del evangelio. He vuelto por Argentina cuatro o cinco veces, pero no he tenido tiempo ni ocasión para pasar por Yucat y abrazarte, dándote gracias por todas las cosas buenas que me has dado. Con el deseo de volver a vernos algún día, me atrevo a ofrecerte (y a ofrecer en general) las matizaciones que siguen":

  1. No quiero la invisibilización del papa. Has planteado muy bien el tema de fondo: el riesgo de que mi propuesta, de “salida del Vaticano” lleve a “la invisibilización del único líder en el mundo que hoy habla con claridad meridiana sobre la crisis del capitalismo y de la emergencia del trato de la “casa común”… Eso es lo que querrían muchos: Que el Papa salga del Vaticano y que su luz se apague, que su voz se acalle. El Vaticano es un gran “altavoz” para que la voz del Papa resuene en el mundo entero. Si salir del Vaticano significa “acallar esa voz”, no quiero que él salga, sino todo lo contrario.
  2. “La pertinencia de hacerlo en un tiempo en que la Iglesia en su conjunto no está dispuesta”. Carlos M. Díez dice muy bien que gran parte de la Iglesia no está dispuesta a salir, con el Papa Francisco, de este tipo de Vaticano,  pues ella no está de hecho con los pobres, sino con el 30% de los “autoimaginados sueños del mundo”. Sin una conversión radical al evangelio, la salida o no salida del Vaticano, resulta una cuestión sin importancia. Muchos cristianos quieren (¿queremos?) un Vaticano de lujo, con esplendor de gloria, con brillo de dinero, con poder... y nos parece que así se enaltece el cristianismo; pero otros pensamos que ese tipo de Vaticano va en contra del Evangelio. El tema no es por tanto “Vaticano sí o Vaticano no”, sino Evangelio sí o Evangelio no.
  3. Carlos M. Díez no lo dice, pero otro tema es la lucha interna entre los miembros del mismo Vaticano actual. Tanto él como yo pensamos que el Papa Francisco es un “lujo” de iglesia y evangelio, un Papa que no nos merecemos, por su impulso evangélico, por su valentía al servicio de los pobres… Pero hay muchos que no lo ven así, en el mismo Vaticano, entre los mismos cardenales, y parece que algunos están tomando posiciones de salida, para ir más atrás y reforzar el Vaticano del poder, de la seguridad institucional, sin preocuparse mucho de los pobres. No se trata, pues, de “salir” del Vaticano actual,  sino de la forma de hacerlo, sabiendo  hacia dónde se va y cómo.
  4. Tal como dice C. M. Díez, lo que importa es que, en su forma actual o en otra distinta, el Vaticano sea eco y altavoz de los desposeídos de la tierra. El tema es si un Vaticano como el actual puede ser la voz de los pobres…, si los desposeídos de la tierra pueden sentirse representados por este signo de la Iglesia, con sus palacios y museos, con su Basílica suprema del siglo XVI‒XVII. Quizá hay que “salir” físicamente de allí (¡dejar que los muertos entierren a los muertos!) para ser de esa manera luz de evangelio.
  5. El tema no es dejar de ser luz (dejar de ser altavoz, como dice C. M. Díez), sino serlo realmente, en la línea de Mt 5, 14: “Vosotros sois la luz del mundo, no se puede ocultar una ciudad elevada sobre un monte…”. Lo que importe es ser luz, ser altavoz de evangelio, y quizá el quizá hoy el Vaticano no lo sea. Por eso es necesario volver a lo anterior (al número 3 y 4). Lo que importa no es cambiar el Vaticano (que podría terminar siendo un folklore), sino cambiar la iglesia en su conjunto, para que sea luz y voz de Jesucristo.
  6. No olvidemos que, siendo antiguo, el Vaticano es de ayer (es decir, del sigloXVI‒XVII en adelante). La “cátedra” y sede del obispo de Roma (y por tanto del Papa) no es el Vaticano sino Letrán; allí residieron los obispos de Roma desde el siglo IV, allí se celebraron los sínodos y concilios hasta el siglo XVI. Sólo del XVI en adelante tomó importancia el Vaticano… Por eso, incluso simbólicamente, el Papa Obispo de Roma podría dejar el Vaticano y volver a Letrán…, abandonando gran parte de las funciones que ha tomado el Vaticano en estos últimos cinco siglos, como anunciaba de forma simbólica G. Bessiere, en su libro El Papa ha Desaparecido.

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  7. En conclusión, no quiero en modo alguno que el Papado desaparezca, sino que tenga aún más autoridad que la que tiene ahora, pero no en una  línea del “poder” del Vaticano, sino de Evangelio, como “voz de los pobres”, con el impulso originario de la Iglesia, con los nuevos métodos de la sociedad actual… Pienso que el Papa Francisco ha sido una persona providencial en esta línea, pero el camino por recorrer es muy largo. Los 400 años de este Vaticano no se cambian en un día, pero deben cambiarse, y en eso estamos muchos…

   Querido Carlos, sólo me queda darte gracias por lo que me/nos has iluminado. Me gustaría seguir tratando de estos temas otros días. Sabes que me gusta soñar y escribir… y he escrito hasta un libro entero sobre este tema, pero no me atrevo todavía a publicarlo. Quizá no están aún maduros los temas.

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