Ricardo Ferrara (1930-2012), para entender la Trinidad.

Filósofo  y pensador  argentino, el mejor conocedor de Hegel, el mejor teólogo  especulativo sobre la Trinidad en lengua castellana.  

Murio en Buenos Aires, el pasado 10 de febrero, a los 91 años. No le recordé entonces, quise dejar su memoria y homenaje para estos días de la Trinidad y lo haré publicando  la notq ue le dediqué en Diccionario de Pensadores Cristianos.

conocí bien su teología , crítique en este blog un aspecto de su planteamiento (el año 2007).... Me repondió, nos sinceramos y quisimos. Hoy presento sólo su  visión general de la vida , en linea trinitaria. En próximos días publicaé con emoción nuestro diálogo teológico.Mi vida es más rica en conocimiento de Dios por haberle conocido. Disentíamos en muchas cosas, pero nos quisimos, como verá quien lea la próxima postal que quiero dedicarle

Blog de Iglesia(s): El tratado de Dios Uno - Ricardo Ferrara

Ferrara, Ricardo (1930-2022 ). Filósofo y teólogo católico argentino, que ha sido profesor en la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Buenos Aires. Es uno de los mejores conocedores de Hegel, cuyas Lecciones sobre filosofía de la religión I-III ha traducido al castellano (Madrid 1984-1988). Una semblanza de su vida y obra en C. M. Galli y V. M. Fernández (eds.) Dios es espíritu, luz y amor: homenaje a Ricardo Ferrara (Buenos Aires 2005).

Un texto sobre Dios. Ferrara ha condensado su largomagisterio y los elementos principales de su  pensamiento en El misterio de Dios. Correspondencias y paradojas. Una propuesta sistemática (Salamanca 2005), el tratado dogmático más importante sobre el tema, en clave de teología tradicional neo-escolástica.

Titulo

  1. La finalidad básica de esta obra es comprender la fe: «El tratado de Dios, uno en esencia y trino en personas, encabeza la Teología Sistemática y configura la primera aplicación del método teológico establecido por la Teología Fundamental. La complejidad de este método puede ser reducida aquí a la simplicidad de los dos momentos del creer y del entender anselmianos o del asentir y el pensar de la definición agustiniana de la fe. En el momento del escuchar o asentir se subraya la recepción de la Palabra de Dios revelada en la Biblia y en la Tradición mientras que, en el momento del pensar o del entender, se pone en juego su apropiación por el creyente quien, en correspondencia con la trascendencia del Misterio, moviliza todas sus dimensiones espirituales –incluida la dimensión de su inteligencia abierta a lo metafísico y a Dios – en orden a “comprender”, no a demostrar ni a lograr una certeza superior a la fe» (pág. 31-32).

Diccionario de pensadores cristianos

Ferrara ha rechazado todos los intentos de interpretar la Trinidad desde categorías exclusivamente historicistas. Por eso ha buscado al Dios en sí, como plenitud ontológica, más allá del tiempo, por encima de su revelaciòn. Su postura contiene valores indudables en el plano especulativo, de manera que puede y debe tomarse como un compendio trinitario, quizá el mejor de los que han sido escritos a comienzos del siglo XXI. Éstos son sus valores principales:

a. Orden sistemático. La estructura de la obra está tomada básicamente de Santo Tomás, siguiendo el modelo de una neo-escolástica retomada después del Vaticano II.

b. Importancia de la reflexión, desde una perspectiva tomista. Ferrara mantiene el misterio de la fe, pero se preocupa de mostrar su racionalidad, en la línea de la Fides et Ratio, desde la perspectiva de la tradición escolástica.

c. Aportación magisterial. Ferrara vincula la reflexión sistemática con la fidelidad al Magisterio. De esa forma pasa, de un modo espontáneo, de los viejos concilios cristológicos y trinitarios de los siglos IV-V a la doctrina de los últimos papas, especialmente de Juan Pablo II, que se cita de un modo siempre probatorio.

Imagen de portada del libro Dios es espíritu, luz y amor : homenaje a Ricardo Ferrara

d. Rigor. Estamos ante una teología elaborada desde la dinámica del magisterio y de la tradición eclesial, donde el diálogo con la mejor filosofía escolástica. Ningún otro teólogo católico de los últimos decenios ha sido capaz de elaborar una doctrina tan coherente y sólida de Dios desde la perspectiva de la tradición escolástica.Desde ese fondo quiero recoger además algunas aportaciones básicas de la obra y del pensamiento de Ferrara, tal como se sintetizan en su visión de Dios, en la que se vincula una intensa reflexión dogmática con un profundo conocimiento de la Escritura y de la tradición de la Iglesia católica. En contra de algunos teólogos actuales, Ferrara sigue insistiendo en la importancia que tiene el estudio del “Dios-Uno” y en la necesidad de distinguir la Trinidad inmanente y económica.

La importancia del Dios uno. Una ontología divina.

Ferrara destaca de un modo consciente y combativo, el valor metafísico y cristiano del conocimiento del «Dios Uno» (de la esencia de Dios), en contra de una tradición filosófica y teológica que ha llegado a vaciar de contenido cristiano esa esencia. Resulta significativa en esa línea su forma de valorar la evolución de la cristología y de la teología católica a partir del Vaticano II: «El grueso de la teología católica francesa efectuó, a partir de los setenta, un giro total, considerando que el teísmo metafísico era tan dañino a la fe como el mismo ateísmo, de modo que se debía sustituir una teología metafísica por una teología hermenéutica». Oponiéndose a esa tendencia, que intentaba rechazar el teísmo desde una pretendida fe sin ontología, ha desarrollado Ferrara un sistema filosófico-teológico que intenta fundamentar y desarrollar el sentido de Dios, en un plano de esencia (ontología) y de revelación (fe religiosa).

Ferrara admite las vías clásicas de Santo Tomás, dialogando con la filosofía y probando así la existencia de Dios desde un plano racional, sabiendo que esas vías son importantes para la teología pero, en sí mismas, no son un argumento teológico (pues la teología se funda en la revelación). Desde esa perspectiva, Ferrara ha elaborado una sólida visión ontológica de Dios, que le permite superar el riesgo de relativismo divino que, a su juicio, ha comenzado a dominar en muchos teólogos, que parecen imponer sobre Dios una serie de límites, vinculados a su pretendido sufrimiento o a su posible ignorancia. En contra de eso, Ferrara apela a la omnipotencia divina (de un Dios que no cambia, que no sufre, ni tiene límite ninguno), tal como se ha expresado, de forma clásica y permanente, en la línea de la escolástica tomista.

  1. Trinidad inmanente y personas trinitarias.Esa visión ontológica del Dios en sí le permite superar la identificación entre inmanencia y economía trinitaria. Sin duda, conforme a la visión de los cristianos, Dios se ha revelado de hecho, pero su esencia no se identifica sin más con su revelación. Significativamente, Ferrara ha comenzado el desarrollo de la teología trinitaria propiamente dicha con la discusión y rechazo de la postura de → Rahner, que parecía identificar la trinidad inmanente y la económica. De esa forma se ha situado en el centro de una gran disputa sobre la relación entre el Dios en sí y el Dios para nosotros. En esta disputa se juega en gran parte el futuro de la teología trinitaria y del diálogo de las religiones con el cristianismo y viceversa. Ferrara quiere llegar a la Trinidad inmanente, que no puede identificarse sin más con la económica.

A su juicio, el intento de identificar del todo la trinidad inmanente con la económica significa un retorno a la tradición pre-nicena, con todos los riesgos que ella implica, por su carencia de claridad cristológica y por su falta de una verdadera ontología. El descubrimiento y despliegue de la "ousía" divina pertenece a la tradición conciliar cristiana, partiendo de Nicea. Pues bien, el olvido de la esencia divina (que está en el fondo de aquellos que identifican inmanencia y economía divina) constituye para Ferrara el problema clave que está en el fondo de gran parte de los esfuerzos trinitarios de los últimos decenios.

En esa línea, Ferrara quiere recuperar la identidad de la esencia divina, como fuente trinitaria, en una línea que ha sido explorada de forma abundante por la escolástica tradicional. Su postura es valiente, pero puede contener también algunos riesgos, pues la esencia divina podría terminar por verso como un absoluto, separado de las personas. De esa manera se puede tener la impresión de que las personas se encentran subordinadas a la esencia, entendida de un modo fuerte, como piélago de vida interna, por encima de su revelación. De esa manera, Ferrara ha vuelto a estudiar las relaciones trinitarias desde el mismo interior del ser divino, desvinculadas de la revelación cristiana.

En esa línea, el dogma trinitario viene a expresarse de un modo privilegiado en las relaciones de origen, dentro de la misma esencia, unas relaciones que Ferrara ha querido precisar de nuevo, con todo rigor conceptual, partiendo de dos tesis básicas: a. Si en Dios hay emanación espiritual ésta debe ser acto que emana del acto, como el verbo procede del dicente y como el amor procede del verbo del amante [pág. 490]. b. La analogía de la emanación espiritual permite entender dos procesiones: la del verbo en el dicente y la del amor emanado del verbo en los amantes [pag. 493].

Al llegar a ese nivel, la especulación trinitaria se convierte en un estudio ontológico de las procesiones [procesos internos] de entendimiento y amor. Tanto los planteamientos básicos como el despliegue y conclusiones del estudio realizado son ejemplares, dentro del esquema tradicional del conocimiento y del amor en el despliegue del sujeto humano. Entre sus obras, cf. también:

Entre otras obras de Ferrara: Memoria, presencia y profecía. Celebrar a Jesucristo en el tercer milenio, Buenos Aires, 2000;

«La fe en Dios, Padre y Creador» en Varios, Comentario al Catecismo de la Iglesia Católica, Buenos Aires, 1996, 81-133;

"La Trinidad en el postconcilio y en el final del siglo XX: Método, temas, sistema»: Teología, 39 (2002) 53-92; «El amor del Padre», en R. Ferrara y C. Galli (eds.), Nuestro Padre misericordioso. Nueve estudios sobre la paternidad de Dios. Buenos Aires 1999, 53-84.

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