6.5.20 Pedro Nolasco, comerciante de libertad. Para una "conversión" del dinero

En la fiesta de San Pedro Nolasco

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Hoy, 6.5.20, dedico una reflexión a la figura y obra de San Pedro Nolasco, fundador de la Merced, Santo Comerciante, al servicio de la libertad. Desde una perspectiva espiritualista, el Evangelio apócrifo de Tomás proclama, de un modo solemne, que comerciantes y mercaderes no entrarán en el reino de los cielos (EvTom 47). Ciertamente, es difícil, como he puesto de relieve en mi libro sobre Dios o Mammón. 

Pero los evangelios  no apócrifos saben que comerciantes y mercaderes pueden ser santos,  y aunque la Iglesia de Roma ha canonizado a pocos (¡muy pocos!), hay algunos que lo han sido de verdad, como Pedro Nolasco, comerciante y mercader de libertad, un santo necesario para el siglo XXI. Con esa ocasión, felicitando a mis hermanos y amigos mercedarios, retomo un tema y motivo que me ha venido y me sigue interesando desde hace medio siglo, y hoy más que nunca, con Mabel, desde San Morales, de Salamanca. 

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(Imágenes: 1-2: Mi libro sobre San Pedro Nolasco, Roma 1985. 3: San Pedro Nolasco, negociando "sobre" cautivos, Museo Nacional Escultura, de Valladolid. 4 y 6: cuadros de Zurbarán. 5: F. Pachecho, Pedro Nolasco, embarcándose para redimir cautivos. 7.  V. López, Virgen de la Merced y San Pedro Nolasco, Museo Bellas Artes, Valencia.

6.5.16 San Pedro Nolasco. 800 años de libertad

CONVERTIR EL DINERO, LO MÁS DIFÍCIL, LO MÁS URGENTE

Pedro Nolasco era de oficio y vocación comerciante.

Ciudadano y mercader de Barcelona, se dedica desde joven al negocio, entrando así en contacto con el mundo cristiano y musulmán de occidente del Mediterráneo. Según la tradición, el año 1203, sin cumplir todavía 25 años, descubre la opresión de los cautivos en tierra musulmana.

Ese descubrimiento hace que quieren sus visiones de rico burgués, al servicio del nuevo comercio en el Mediterráneo, a comienzos del siglo XIII. Ha visto que el dinero puede convertirse en perversión: por dinero se venden y compran los cautivos en mercado;  sabe que hay heridos al margen del camino del comercio de la historia (cf. Lc 10,30). Desde ese momento, no podrá seguir comprando telas, negociando con piedras preciosas; ha encontrado una perla superior (Mt.13,44-46).

Este fue el comienzo de un camino intenso. Nolasco va agrupando compañeros, nuevos comerciantes al servicio de la libertad. Juntos organizan una especie de "anti-negocio", una institución que se dedica a romper la cadena de la compraventa de los hombres. Por  un lado siguen siendo comerciantes: invierten loq ue tienen, buscan nuevos fondos, piden, organizan un negocio bien estructurado. Por otra parte son sencillamente unos creyentes: tan pronto como reciben un hombre entre sus manos lo dejan en libertad, lo llevan a su propia casa y dicen: ¡Vive! ¡Sé tu mismo! ¡No te dejes cautivar nunca por nadie! 

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Nolasco y sus amigos son creyentes: creen en el Dios del hombre y quieren lograr que su dinero, todo el dinero de la tierra se convierta en medio de liberación y amor fraterno. No abandonan la riqueza como hará Francisco de asís, la emplean como forma de liberación, para que un día los hombres de la tierra puedan ser hermanos, no se compren ni se vendan por la fuerza o el dinero.

Evidentemente, Nolasco y sus amigos han hallado en su camino a Jesús, el gran hermano. Por eso han puesto su genio a la luz del evangelio, terminando por crear una institución religiosa al servicio del la liberación de los cautivos (en Barcelona, 1218). A partir de ese momento y hasta 1245 la firma y nombre de Nolasco aparece en cantidad de documentos notariales: recibe limosna, acepta legados; como buen comerciante organiza las tareas redentoras; siempre se presenta como cuestor, procurador, ecónomo, ministro o responsable de la merced (o liberación) de los cautivos.

Es curioso: le recordamos como santo y él se sigue presentando como aquello que ha sido, un comerciante. No ha dejado un formulario de oración, ni un libro de experiencias interiores; fue catalán prudente, buen organizador y poco amigo de contar intimidades.

Nolasco fue devoto de Jesús, fue devoto de la humanidad crucificada del señor que se traduce en la actitud de entrega por los otros. La cruz es la impotencia del todopoderoso, la plena encarnación del Dios que asume el sufrimiento de los seres humanos y que sigue sufriendo en los cautivos. Pero, al mismo tiempo, esa Cruz es la potencia salvadora del Mesías, la actitud de ofrenda de la vida que enriquece a los pequeños y libera a los esclavizados.

Pedro Nolasco descubrió que en la cruz de Jesús siguen sufriendo los cautivos de la historia; están allí clavados, son presencia, a la vez viva y sangrante, de Jesús sobre la tierra, Por eso, la oración contemplativa del encuentro con el cristo lleva directamente al mundo, lleva al dolor y cautiverio donde siguen colgados de la cruz los oprimidos y esclavos de la tierra. De esa forma, la plegaria se traduce por sí misma en actitud de entrega por los otros; la cruz de la impotencia donde sufren los cautivos se transforma así para Nolasco en cruz activa, exigencia de un trabajo redentor en favor de los que se hallan oprimidos.

Francisco Pacheco (1564-1644) - San Pedro Nolasco si imbar… | Flickr



Nolasco no ha sentido jamás dicotomía entre plegaria y compromiso. Empezó por realizar un gesto activo, redimiendo a los más necesitados. Luego tradujo en oración la hondura de su gesto: Cristo mismo le llamaba en los cautivos. Finalmente, la vivencia de oración volvía a transformarse en actitud activa: tenía que encontrar nuevas maneras de ayudar a los caídos. Nolasco lo hizo bien: organizó un intenso movimiento de liberación, un tipo de "multinacional" redentora, con centros de mentalización, casas de acogida, colaboradores voluntarios, técnicos a sueldo, campañas de redención periódicas, ...  Todo aquello fue una especie de oración hecha comercio al servicio de la libertad.

Una tradición auténtica nos dice que Nolasco se encontraba un día en gran zozobra. Pasaban los años y la empresa parecía fracasada. Habían redimido varios ciento de cautivos pero el mundo seguía indiferente. ¿Qué eran ellos? Un sencillo grupo de amigos mercaderes, convertidos en mendigos, siempre con escasos medios, sobre un mundo violento que creaba nuevos cautiverios. ¿Tenía sentido su misión? Quizá fuera mejor dejar las cosas como estaban. ¡Que el mundo resolviera sus problemas! ellos se podrían dedicar a la oración tranquila, en paz interna. Dios en su misterio y su misericordia salvaría a los cautivos, el día que quisiera; toda acción humana resultaba inútil, quizá contradictoria.

La tradición ha recordado que Nolasco sintió entonces la presencia de María. Los cautivos eran suyos, hermanos de Jesús, sus hijos: "les protejo y quiero que tú les acompañes, les visites, les libres; nunca hallarás a Cristo si es que dejas que los hombres sigan oprimidos sobre el mundo". Nolasco iba sabiendo algo que el hombre sólo pude conocer oscuramente: los grados de la unión con Dios se miden en grados de apertura y amor caritativo hacia los otros; Dios mismo le llevará de nuevo hacia los demás.

PEDRO NOLASCO, EL HOMBRE DE LA MERCED

Visión de San Pedro Nolasco - Wikipedia, la enciclopedia libre

 La palabra “merced” es, como muchas otras, una palabra paradójica y bivalente. Como se dice muchas veces, los extremos se tocan, de manera que merced-mercado (comprar) puede ser de Mamón o de Dios.

(a) En un sentido, merced va en la línea del “mercado de intereses”, en el que todo se compra y se vende al servicio del Capital. En esa línea, los hombres y mujeres de merced son “mercenarios”, gente que es capaz de matar por dinero y que así lo hace, alistándose bajo la bandera de Mamón, que es el dinero de muerto (como ha venido señalando en los días pasados este blog). En algún sentido, todos corremos el riesgo de volvernos mercenarios, soldados inflexibles al servicio de la muerte (por dinero).

(b) En otro sentido, va en la línea de “mercado de gracia”, una gran plaza en la que todo se regala, en un mundo donde el dinero deja de ser fuente de esclavitud y se convierte en principio de libertad. Allí donde otros compran y venden por interés (esclavizando a los más débiles de la cadena social), los hombres y mujeres de Merced emplean el dinero (que puede tener un sentido injusto) al servicio de la libertad. Emplean todo lo que tienen… entregándose a sí mismo, porque el dinero sólo no basta, si no se pone en la balanza de Dios y de los pobres/esclavos la propia vida.

En ese segundo sentido, los hombres y mujeres de Merced se entregan a sí mismos, dan lo que son y lo que tienen. para que los esclavos y cautivos puedan ser dueños de su vida. Ellos siguen empleando todavía el “dinero de injusticia” del que habla Jesús (en Lc 16), pero no para oprimir, sino para liberar a los cautivos y oprimidos. Ellos son mercaderes, como María de la Merced (madre y patrona de mercaderes, como fue Pedro Nolasco). Pero son mercaderes convertidos, al servicio del “mercado común” de la libertad, del “mercado católico” del amor que se regala y comparte. Éstos son los que emplean los dineros del amo (sigo con la parábola de Lc 16: el administrador….), al servicio de los deudores pobres, de los encarcelados.

VICENTE LOPEZ VIRGEN DE LA MERCED REDENTORA DE CAUTIVOS | Virgen ...

 En esa línea se puede recordar  la parábola del Administrador del “dinero de injusticia”, que engañaba a su amo, poniendo dinero al servicio de los amigos, en este caso, al servicio de la liberación de los oprimidos por diversos tipos de deudas (Lc 16, 1-13). He querido interpretar esa parábola y la historia de la Merced como una historia de “inversión”:se trata de cambiar la dirección  de un dinero (un capital, Mamón) que se eleva y triunfa a base de imponer su cautiverio y esclavitud a gran parte de los hombres; se trata de que el dinero de la injusticia se ponga al servicio de sus "dueños", los esclavos y cautivos. . Al servicio de ese Amo/Mamón parece haber trabajado el administrador de la 

Éste es el dinero de la Merced, un dinero que se pone al servicio de la amistad y la libertad, de la fraternidad universal. Los cálculos económicos de la sociedad del capital-mamón van en otra línea, pues no hay en ellos fe en el hombre (¡amor al hombre, hijo de Dios!), sino deseo de triunfo. Por eso, para vencer al dinero malo, los “administradores de merced” tienen que ser más astutos, como dice la parábola, pero astutos al servicio de la amistad y de la vida de los pobres. 

ESTOS SON LOS MOMENTOS DE LA CONVERSIÓN DEL DINERO

Dios o el dinero

a) El primer paso consiste en una encarnación. No pueden verse los problemas desde fuera. Por eso, frailes de Pedro Nolasco se hallaban comprometidos a "visitar y liberar a los cristianos cautivados". Visitar es adentrarse en el lugar del sufrimiento, penetrar desde María y con María en el tejido de injusticias y opresiones que destruyen al hombre sobre el mundo. María nos inquieta: rasga esa coraza de seguridades sociales y sacrales que formamos en torno a nuestra vida y nos invita a descender al cautiverio, sólo allí puede encendernos los ojos, para comprender la realidad e interpretarla en su nivel cristiano.

b) El segundo paso está formado por el análisis social. No basta con vivir, hay que saber y entender lo que se vive. Por eso, los antiguos mercedarios tenían que ser "hombres sabios", capaces de entender el cautiverio, sus razones, sus motivos y sus formas: Esto es lo que ahora destacamos al hablar del análisis social: para cambiar las cosas hay que conocerlas; desde Cristo, con los instrumentos de lógica y política económica que ofrece nuestro tiempo. En ese aspecto, Pedro Nolasco viene a presentarse como  sabio iluminador:nos lleva hasta el lugar donde, a la luz de la Palabra que penetra en las junturas y entresijos de la vida (cf Heb 4,12-13), comprendemos los principios de la iniquidad del mundo. Sólo quien conoce al opresor puede cambiarlo, liberando el mundo de opresión que él ha creado. Por eso, Pedro Nolasco ha de guiarnos, como luz y protección, cuando queremos descubrir los cautiverios y opresiones de la tierra.

c) Finalmente, es necesario el compromiso. El seguidor de Pedro Nolasco no se puede quedar sólo contemplando mientras sigue sobre el mundo el cautiverio. No basta con rezar por los cautivos, hay que liberarlos, penetrando para ekkien las cárceles, los campos de exterminio, los lugares donde están los oprimidos. La forma de expresar y realizar este compromiso varía con los tiempos y lugares; no puede ser hoy como lo era en el siglo de Nolasco. Ya no se puede comprar a los cautivos por dinero, ni se puede canjearlos, ni quedar en su lugar como rehenes, al menos en líneas generales. Pero se puede y debe liberar con métodos que ofrece en nuestro tiempo la instrucción, la militancia social, la resistencia a los poderes opresores, la denuncia y actuación económica y política en el mundo.

4. Conclusión: Pedro Nolasco, el administrador de los bienes de los cautivos y lo pobres.   Él nos enseña a administrar los bienes de Dios: En el principio de la libertad humana no está el dinero (no se es libre teniendo más y más), sino el amor que crea, la fecundidad de la vida hecha gesto de amor y servicio a los demás. Pero en dinero se puede convertir   en medio para “liberar a los cautivos”, es decir, en instrumento de fraternidad.

 Anejo. Los cinco momento del camino de la libertad. Papa Francisco  (Evangelii Gaudium 24).  Así trazó Pedro Nolasco el camino de la Libertad:

1. Primerear, tomar la iniciativa, empezar ya. Jesús ha primereado en el amor (cf. 1 Jn 4,10); y, por eso, la Iglesia sabe adelantarse, tomar la iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos.

2. Involucrarse. Jesús lavó los pies a sus discípulos, vivió entre los pobres y excluidos, se involucró en el compromiso de la vida de Dios, al servicio de los últimos, en gesto y anuncio de gran protesto. Y por eso le mataron. La comunidad mercedaria ha de involucrarse con obras y gestos en la vida cotidiana de los demás, así tiene que «oler no sólo a oveja», sino a oveja cautiva.

3. Acompañar. La Merced ha de acompañar a los cautivos y encarcelados, a los descartados y condenados, en sus procesos y caminos de dolor y esperanza, por duros y prolongados que sean. Sabe de esperas largas y de aguante apostólico, pero también de compromisos inmediatos, cercanos, día a día, al servicio de los que no tienen libertad.

4. Fructificar. La comunidad mercedaria siempre ha de estar atenta a los frutos de humanidad y libertad, de salud y de esperanza, porque el Señor quiere que ella sea fecunda, y así lo quiere san Pedro Nolasco. La comunidad de Merced cuida el trigo del pan compartido, el trigo de la libertad, que ninguna cizaña del mundo puede destruir.

5. Festejar. Por último, la comunidad mercedaria ha de estar gozosa siempre para «festejar», para compartir con Pedro Nolasco y en especial con los cautivos la fiesta de la vida de Dios. Celebra y festeja cada pequeña victoria, cada paso adelante en la liberación.

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