16 agosto 2020 Viva San Roque y el can. Ecología animal: Una prueba de la existencia de Dios

La Biblia dice (Gen 2) que Dios creó animales (perros) para que dieran al hombre compañía, pero no pudieron dársela del todo, y por eso Dios creó otros seres humanos, empezando por Eva, para que se quisieran y se dieran compañía.  

La Biblia dice también (Gen 1) que Dios creo a los hombres como protectores de los animales, pero en general no lo han sido, especialmente ahora, año 2020, pues les utilizan y exterminan sin piedad,  como si fueran "máquinas" sin vida,  por simple capricho o por ganancia.

En este contexto (ayer, día 16.8.20) quise evocar hoy la figura de San Roque y su perro, recordando a Lázaro a quien a quien sólo su perro cuidaba (Lc 15, 10-31) y a los  perritos que comían las migajas de la mesa de la cananeo (Mt 15).

   Ciertamente, los perros y otros animales no son compañía total para los hombres y mujeres, pero pueden ser muy buena compañía, como quiso Dios desde el principio. Por eso allí donde desprecia, maltrata y destruye sin más a los animales, el hombre se destruye y se mata a sí mismo, como seguiré diciendo, para añadir con Job 38-41 que ellos (los animales) son una prueba de la existencia de Dios y del valor de la vida humana.

La imagen puede contener: una persona, interior

    No es un sentimentalismo, es enseñanza de la Biblia, la lección más honda de la historia de San Roque, a quien sólo un perro cuidaba, alimentaba y quería, cuando todos le maltrataban por su llegas, pensando que era un leproso.

La historia San Roque.

Me ha encantado siempre, desde que  de niño viví el destierro en un pueblo llamado San Roque de Riomiera. En el altar, sobre un viejo cajón había un San Roque roto (¡la guerra!) con su perro (ahora han restaurado la imagen y el altar, cf. imagen 1 y 3). Nadie le daba de comer, ni siquiera se acercaba a tocarle, porque estaba infectado, de lepra o de covid 19. Solo un perro venía a su lado y le traía un pan que le tiraban, dormía a su lado y le quería. 

     Le pregunté al cura (que se llamaba D. Vicente) qué paso con san Roque y me dijo que estaba en el cielo. Seguí preguntando por el perro, y me dijo: "También el perro iría al cielo, era mejor que muchos hombres"... Esa respuesta de don Vicente, con la certeza de que el perro de San Roque estaba en el cielo me ha venido acompañando en medio de las tormentas teológicas posteriores.

Años después prediqué en una fiesta de San Roque, en Galicia, y al salir de procesión con San Roque y el perro que recogía limosna para él  (imagen de abajo) salté de gozo cuando sentí que cantaban. Viva san Roque i o can (Viva San Roque y el perro).  Viva quería decir que estaban los dos en el cielo, y que desde allí nos  protegían, en un cielo hecho para hombres y animales, amigos  unos de los otros, en la más profunda de las ecologías religiosas (en la línea de San Pablo VIII, cuando dice que las creaturas del mundo, incluídos los animales,  gimen y lloran esperando la liberación de los hijos de Dios).

Hablé con un amigo,psicólogo famoso, doctor por Lovaina, profesor de Universidad, y me dijo: San Roque era un santo sanador de epidemias, protector de heridos y apestados... Pero ahora, con la penicilina,  ha perdido poderes. Ya nadie canta en romería: Viva San Roque i o can.

Le hice caso por un tiempo, pero pensé después que aquel psicólogo famoso no tenía razón. En un sentido,hemos jubilado a San Roque, ya no celebramos su fiesta como antes..., porque tenemos la penicilina y esperamos vacuna para el covid. Pero una cosa es la vacuna y la penicilina, y otra distinta el perro: Nosotros le educamos, pero es él quien nos educa a nosotros, en un sentido más alto, si nos dejamos educar por él y por otros animales. 

   En esa línea se me ha ocurrido elaborar hoy un decálogo de ecología de animales, diciendo final que son prueba de la existencia de Dios para aquellos que saber mirar y entender la vida.

File:17 Cantabria San Roque Riomiera iglesia lou.JPG

  1. San Roque  con su perro es un signo de la profunda sintonía y simbiosis de hombres y animales, como Elías con el cuervo, como Jesús con los animales en Mc 1, 13, cuando sale puro del agua del bautismo. Allí donde  nadie ayuda y todos destruimos a los animales, la imagen San Roque con el perro y la de Jesús con las fieras es más importante que una vacuna y que la penicilina.
  2. Eso no quiere decir que dejemos la vacuna, y echemos al suelo la penicilina, como dicen que quieren mucha gente de Madrid... Pero teniendo penicilina y vacunas necesitamos también a los perros, es decir, a los animales, pues sin ellos destruimos nuestra solidaridad humana y al fin nos destruimos a nosotros mismos. Si destruimos animales como hacemos ahora nos  terminaremos destruyendo unos a otros, crearemos cada vez más epidemias. Cuanto más vacunas hagamos, si no cambiamos de vida, surgirán nuevos y peores coronavirus...
  3. Si destruimos la vida de los perros y de otros animales... terminaremos destruyendo nuestro habitat, haciendo que este mundo sea inhabitable. Sin vida animal en nuestro entorno (¡vida animal sana, no enjaulada, no manipulada...!) terminaremos destruyendo no sólo nuestros sentimientos, sino la base de nuestra existencia.
  4.  Creo que podemos "sacrificar" animales para comer su carne (no soy puro vegano...), pero siempre con respeto,  como hacían los antiguos... sabiendo que los animales así sacrificados son "sagrados",  como sabían los antiguos que pedían "perdón" al Dios de los animales por matarles (como muestra la teoría y el sentido de los sacrificios animales...).
  5. Ciertamente, están primero los hombres, los pobres y excluidos, los enfermos y los niños... Pero si no sabemos respetar a los animales tampoco respetaremos a los pobres y a los niños. Los animales no son compañía total para los hombres... pero son "dulce   fuerte compañía", como el "ángel de la guarda", que quizá no existe en sentido "material", pero que existe de verdad: Es signo de la compañía que nos damos, que nos dan todas las cosas.
  6. Dicen algunos que el Coronavirus ha surgido del maltrato de los animales (perros, gansos...). No lo sé, no estoy seguro, pero tengo el convencimiento de que un tipo de Coronavirus está vinculado a ese maltrato.  Un mundo donde tratamos a los animales como puras "cosas", como puro "medio" para sacar dinero se acaba destruyendo. Un mundo así nos destruye en el alma y en el cuerpo. Por eso, aunque al viejo San Roque le hubiera venido bien una vacuna o simplemente la penicilina... le hizo mucho bien también el perro, que le lamía y calentaba, que le traía en la boca los panes que la gente echaba al suelo...
  7. Pasados los años he comprendido las palabras de aquel D. Vicente, el cura que tenía una caja como altar, con San Roque encima y su perr: Los perros no van simplemente al cielo, sino que ellos son cielos aquí, para millones de personas... y con los perros son cielo los pájaros que vienen cada día a mi ventana, los peces del mar, los animales de la selva...
  8. Los animales son prueba de la existencia de Dios... He escrito un libro de teodicea (imagen), queriendo demostrar la existencia de Dios... No sé si lo he logrado, quizá no. Pero después he traducido el libro de Job... y he escrito también un comentario... El libro de Job cuenta que hay Dios y lo "demuestra" contando la vida de los animales...,  como podrá ver quien lea ese libro o el comentario que le he dedicado. 
  9. Esta prueba "animal" de la existencia de Dios es de lo más grande que nunca he podido encontrar... Job le dice a Dios: "Pruébame que existes...". Y Dios le responde contándole la vida de los animes, delmilano al león, de asno a la gacela, del halcón al águila, y a la avestruz... y al final behemot con leviatan... Este mundo de animales sin Dios sería un absurdo... Mi simple perro sin Dios sería un absurdo. Esta no es una prueba matemática de que hay Dios, pero es una prueba verdadera para los que saben sentir y mirar y admirar. 
  10. Estoy convencido de que Lázaro, el del evangelio de Lucas, y Roque, el medigo de Montpellier, que dicen que vino a Compostela con su perro... creían en Dios por su perro. Pero sobre esto puede seguir pensando y leyendo quien quiera lo que sigue, la "historia" de Bruno J. y su perro... Es historia para que gente que sabe sentir y admirar. No convencerá a todos, pero encantará a muchos. Buen día a todos.

(Zury en otoño, Zury esperando lagartijas ante el muro, Zury con Mabel ante el mar)

Ediciones Sígueme

LO QUE LOS PERROS ME HAN ENSEÑADO SOBRE DIOS (por B. Jeffrey), en   https://www.pensamientoprotestante.com/2020/07/lo-que-los-perros-me-han-ensenado-sobre.. Cf. también FB Alfonso Ropero,2 agosto 2020).

Prácticamente siempre he tenido perros en mi vida. De hecho, no recuerdo demasiadas ocasiones en las que en nuestro hogar no rondara una criatura que necesitara paseo, alimento, aseo y jugar al tira y afloja.

Hubo un perro en particular que tuvo un profundo impacto en mi vida. Se llamaba Beatrice. Entró en nuestras vidas cuando tenía unos ocho años.

Era un pastor alemán precioso que sufría de una mielopatía degenerativa que avanzaba rápidamente. Esta condición va carcomiendo lentamente la médula espinal y provoca la pérdida de la funcionalidad de las patas y, llegado el momento, la capacidad de respirar.

Durante los dos años que sobrevivió a su condición y que vivió con nosotros, lo aprendí todo sobre los perros, sobre el amor y la vida, sobre Dios:

El simple concepto de alegría que tienen los perros para mí es todo un misterio. Su felicidad parece estar conectada con lo grande que sea su esperanza y con cuán vulnerables están dispuestos a ser. También con el encontrar satisfacción en las cosas pequeñas. Se me ocurre que si quisiéramos conocer una dicha similar, tendríamos que abrirnos al Espíritu Santo, tener la voluntad de mantener la esperanza y ver el valor de los pequeños dones que Dios nos concede, diariamente.

¡Nadie descansa con más sinceridad que un perro! Es cierto que Dios nos dice que necesitamos descansar una vez cada semana en el Día del Señor, pero además el ejemplo de los perros puede ayudarnos a vivir más plenamente si invertimos en nuestro tiempo de ocio, de forma que no sea sólo otra tarea que haya que hacer cuando no hay trabajo, sino un tiempo de relajación sincera.

Con el paso de los años, mi esposa y yo hemos criado a dos maravillosos niños y hemos cuidado de algunos de los miembros más mayores de nuestra familia. Sin embargo, fue Beatriz, que necesitaba que le cambiáramos los pañales y que la lleváramos en brazos de una habitación a otra una vez perdió el uso de sus patas, la que nos enseñó a aceptar nuestra responsabilidad como cuidadores con humildad y gentileza.

¿La lección? Que no existe la vergüenza cuando se necesita ayuda de las personas que nos aman; así se les da una oportunidad de expresar ese amor de una forma diferente que, de hecho, es más honesta y más generosa. A largo plazo, la humildad de aceptar la ayuda de otros puede ayudar también a esos otros en su propia salvación.

Incluso cuando estás liado en la maraña de problemas de la vida y del mundo, un perro es completamente atento y vigilante;  eres su mundo. Aquí hay una buena lección, la de prestar atención a los miembros de nuestra familia, pero hay otra lección mayor aún: cuando recurrimos a Dios, Él tampoco se distrae con los problemas del mundo; nosotros somos el mundo para Él.

Nada hay más leal que un perro. Excepto Dios. Quien hizo que los perros nos enseñaran esto.

Sentir a un perro recostado sobre ti es algo fantástico, ahuyenta la soledad. A menudo lo olvidamos. Nos obsesionamos con nuestros males personales, nos sentimos aislados y entonces, de repente, ahí está nuestro perro. No estás solo. Y Dios también está contigo, siempre, y sí, se nos olvida. Es posible que disfrutemos de la compañía de un perro durante unos cuantos años, pero la compañía de Dios es eterna.

Cada vez que me sentía depre, “B” intentaba acercarse a mí. Me daba golpecillos con su hocico, incluso cuando apenas podía moverse. Dios también nos da empujoncillos, intentando acercarse pero, a veces, directamente nos abraza totalmente con el calor de su amor y su preocupación por nuestro bienestar.

Un perro esperará a que hayas terminado con cualquier cosa que estés haciendo. Esperan a ser alimentados, a que les saques de paseo, a entrar o salir de casa; de hecho, cuando no están durmiendo o jugando, creo que lo más probable es que estén esperando. Nos esperan a nosotros. Esperan a que les digamos que se acerquen. ¿Está claro o te hago un croquis?

¿Le has dado alguna vez un hueso a un perro y te ha regalado esa muestra de gratitud sobreexcitada y desmesurada? ¿No sería genial si pudiéramos sentir ese nivel de gratitud por todos los regalos que nos ha dado Dios, incluso cuando pueda parecer poco más que un hueso tirado en nuestro camino?

El amor incondicional. ¿Es que hay alguna otra criatura en el mundo que lo encarne tan a la perfección? Si el amor perfecto es amar “a los otros como Yo os he amado”, entonces quizás amar “a los otros como vuestro perro os ama” debe de ser el nivel inmediatamente inferior, y la mayoría de nosotros no tendría más éxito cumpliendo con el segundo nivel que con el primero.

“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”.

Mi amor es imperfecto y fracasa, todos los días, en alguno de los elementos anteriores. Por contra, mi perro es el absoluto ejemplo de todos. Sólo Dios podría hacerlo mejor.

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