Walter Kuhry (1961‒2020). Dios no te necesitaba, pero has dado la vida por él

Con Dios seas, amigo, hermano, colega Walter

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Ha muerto hace una semana, el 24 de febrero, en Buenos Aires donde había ido desde la Merced de Rosario, donde era párroco... Ha ido para no volver a Rosario con vida, pero Vive en Dios, vive en nosotros, como amigo, hermano, colega.

Él nos decía, como no diciendo nada, Dios no te necesita… pero te quiere, quiere que seas feliz, que seas amado y que ames, que vivas. Te quiere a ti, no te quiere para él, sino para ti y por ti,  para que tú seas por él, pues él es la felicidad. Te quiere por ti mismo.... y me decía, y yo le respondía: ¡Esa es la teología de la gracia de San Pablo y de Jesús: ¡Dios es pura gracia, no es ley, ni obligación...!

Murió el 24 de febrero, enseñando, animando... en el Instituto Catequético Raspanti de Haedo, Morón, Buenos Aires. Era párroco de la Merced de Rosario, junto al río... Hombre cabal, buen cristiano, un gran catequista y sacerdote, delegado Episcopal de Catequesis, de la junta nacional, formador de catequistas en varios Seminarios, profesor del Instituto Raspanti, donde  iba un par de veces cada año, para dirigir cursos, evaluar etc.

Siempre que estaba con él y le oía, me decía a mí mismo ¡Este tenía que ser obispo para bien de la Iglesia de Argentina! Pero no lo fue... Fue quizá más, fue mucho, catequista, en su parroquia, profesor.

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Querido Walter,

se me hace extraño pensar que si un día vuelvo por Argentina no te veré. Porque eras para mí lo mejor de la tierra, del gran río, de la Iglesia… Alma cristiana, alma serena, en medio de tu inmensa inquietud por la verdad, por el evangelio, por la vida.

Gracias por haber vivido como has vivido, amigo Walter. Gracias por haberme querido un poco, gracias por recordarme con humor algunas de las cosas que yo escribía, por tomarme el pelo, con mi nombre de twiter: Arrugaeta... por haberme acompañado siempre en las clases, como colega desinteresado, siempre en segunda fila, siempre el primero.

Quiero despedirme hoy de ti recordando el primer encuentro que tuvimos (quizá el año 2013). Yo acababa de aterrizar en Buenos Aires...y viniste con el Hugo Elías a conversar sobre el curso que debería comenzar el día siguiente. Terminamos de hablar y me dijiste: ¿Qué quieres ver? Yo contesté, sin pensarlo

- Si te parece, quiero ver el río... Mi padre venía por aquí. Yo he estado también algunas veces, pero tengo necesidad de volver a ver el río...

Y me llevasteis por Palermo hacia el este... Vimos el río. Toqué el agua. Y cuando nos íbamos me dijiste:

- Hemos hecho lo que querías, hemos visto el río... Ahora tienes que venir y acompañarnos tú, porque quiero tomar un helado, en la mejor heladería del mundo.

No sé si era la mejor, pero era muy buena. Y nos conversamos un enorme helado porteño, hablando de la Iglesia, de la teología, del nuevo papa Francisco… Aquella fue mi primera eucaristía. Me dijiste: ¡A Jesús tenían que gustarle los helados”.

Y así, cuando el día 24 por la mañana, me llama Nélida y me dice “ha muerto” no pude creer que era él. Acaba de leer una noticia confusa de una amiga común (Mariana), diciendo que había muerto…, pero no supe interpretarlo. Pero Nélida insistió: ¡Ha sido Walter! Y me contó la manera, y me salieron las lágrimas.

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Walter estaba ahí para mí, formando parte de la mejor visión de la iglesia, como si formara también parte de mi vida, para siempre. Las cuatro o cinco veces que he ido por el Raspanti estaba siempre él (con Nélida, con Osvaldo, con Hugo…). 

El año pasado me llevó a su parroquia de la Merced de Rosario, para dar un curso sobre “el deseo” de Dios y la catequesis… El tema era  que Dios no nos necesita, pero que nosotros tenemos deseo de Dios y él sale a nuestro encuentro.  

Y en medio del curso, una mañana, me llevó al otro lado del inmenso río Paraná (a una ciudad que se llama Victoria, comimos juntos, conversamos varias veces, con el alma en la mano...).... y así aprendí con él más teología que con los últimos libros, la teología de la vida, de la libertad, de la gratuidad. 

Sé que le llamaba algunas veces el Papa Francisco para preguntarle sobre temas delicados... Él era un hombre en el que se podía confiar, gran trabajador, buen amigo..., con un gran humor de fondo, con una inmensa fe en Dios, en el Dios que no nos necesita,  en el Dios que es pura gracia, puro amor en el vivimos, nos movemos y somos.

   Para eso estamos, me dijo un día, nosotros párrocos, vosotros teólogos…, para decir a los hombres que Dios no nos necesita, pero que nos quiere alocadamente, con amor de gratuidad. Que nosotros, en el fondo, quizá sin saberlo, somos deseo de Dios. Sí, me decía, no nos necesita, pero nos desea, desea que le amemos.

Yo iba a su eucaristía para oírle predicar, bajando hasta la gente, sin perder la altura del evangelio, con palabras, con gestos de verdad, de cercanía…, sin imponer, sin aducir al miedo, ni al poder. Como uno más, desde la calle de la vida, él, que seguía siendo en aquel barrio un hombre de la calle, en una zona dura, a dos o tres cuadras de la sencilla casa donde había nacido L. Messi, que aprendió a jugar al balón en aquellas plazas y calles de tierra de su parroquia.

Había nacido, me dijo, en Baigorría, río arriba a unos kilómetros… “Otra vez, si vienes, vamos por allí”. Me regaló sus libros de poemas que de los que quiero copiar luego algunos, recordando su sonrisa, enigmática, cercana, cariñosa. Pero recuerdo sobre todo su cercanía respetuosa, amistosa... De vez en cuando me ponía una entrada en FB, de inmenso cariño, respeto y sabiduría. Pero hoy no quiero recordar la suyas, sino las de una amiga común, Gisele, que recuerda las últimas palabras que les dijo el día 23 por la tarde, unas horas antes de morir:

Ayer antes de misa te acercaste y nos dijiste bajito... " Él no nos necesita"... Y saliste sonriendo, como siempre en tu poesía y amor de corazón enamorado. Nos cautivó tu sonrisa y gesto al celebrar tu última Eucaristia... Y ahora, en este momento volviendo a mí realidad cotidiana, sabiendo que en Julio (iba a ser el tiempo del próximo encuentro) ya no te molestaremos, y no contarás tus anécdotas y nomás tus catequesis cortitas en Facebook… solo puedo decirte que: él te necesito junto de el para siempre. Completaste tu vuelo de mariposa inquieta y dejaste muchos corazones en ese día con un poco de dolor...pero es cierto sé que entraste a esa Pascua del Reino definitivo Feliz. Walter Descanse en paz Sacerdote, amigo, poeta, profesor y catequista. Muchos somos los que hoy no creemos que nos dejaste, pero somos muchos los que más allá del dolor vamos siempre a recordar tus enseñanzas (Gracias, Gisele, eso es tuyo).

Colega. Hemos compartido dos cursos

 Personalmente, tengo con él una deuda… Con él y con bastantes alumnos del Inst. Catequético Raspanti. Como he dicho he ido a dar un breve cursos varios años. Pero por dos veces he preparado un curso on line…Al ver que ponía algunas dificultades sobre la dirección informática del curso me dijo, las dos veces, con un inmenso desprendimiento.

‒‒ No te preocupés, Xabier…. Tú prepara el curso… mándame unos 100 folios (¡eso no es nada para ti que escribes 1000).  Yo os organizo después, los divido y los preparo en siete u ocho temas… Yo mismo hago el seguimiento, contesto a las preguntas… y si quieres evaluamos los dos…

   Y así ha sido… He preparado dos cursos… Le he mandado los originales. Y él ha hecho todo el trabajo duro, trabajo de dividir, de organizar, de preparar los materiales de un modo pedagógico… Todo. Lo ha hecho mucho mejor de lo que yo podía hacerlo.

El primer curso que dimos así juntos se titulaba Pedagogía de la Revelación Bíblica… Ha sido para mí un curso muy importante…, que después he completado, he organizado y en publicado de un modo independiente en Ciudad‒Biblia.  Quería mandárselo “la próxima vez”, pero siempre le he ido dejando… y ya no se lo podré entregar en mano aquí abajo, en este mundo… Él sabe bien que ese libro es en gran parte suyo. Gracias, Walter.

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‒‒ El segundo curso que hemos preparado y dictado juntos ha sido un curso de Patrística, es decir, del comienzo de la Iglesia. Es un curso que estoy actualizando, para publicarlo quizá también como libro separado. Él lo vio conmigo. Lo estudiamos y lo preparamos juntos hace exactamente un año… Él lo ha pasado a los alumnos, lo han visto… Todo lo ha hecho él. Eso se llama ser colega, ser amigo, ser un hombre y profesor cabal. Gracias Walter. El mérito es todo tuyo. Yo he sido sólo un pobre “copista” de temas.

Querido Walter, de nuevo:

 sólo me queda una cosa que decirte… Me pediste material sobre la Virgen de la Merced y te lo mandé… Sé que no lo has necesitado, pues sabías muchos sobre el tema… Tengo que decirte además que la pieza que me dejaste para dormir y trabajar en tu casa, en la plaza, a la vera del río… la sigo recordando con todo cariño, pero quizá con un tristeza especial. Vi que te dabas a todos, que eras todo con todos, pero que no te cuidabas…, comías lo que fuera, lo que se terciara, con todos los que venían, trabajabas en parroquia, colegio, catequesis y barrio… pero quizá no tenías tiempo para descansar. Has muerto joven. Dios no te necesitaba, pero le has dado mucho. Y muchos te necesitaban (¡te necesitábamos!). Gracias por haber sido, por ser.

 Siguen algunas fotos tuyas… Pongo en portada la que me ha mandado una amiga común, uno o dos días antes de tu muerte, junto a la charca/estanque de la quinta, preparando la homilía.

Algunos poemas de Walter:

Sé que estás, aunque todo sea oscuro,

palpitante en tu silencio hiriente;

y la memoria de tus besos miente

como si aún quedara algo puro.

Sin tu presencia todo es cruel y duro,

la duda se menea impertinente.

Entre tu voz y mi alma ya no hay puente,

entre tu luz y mi vida hay un muro.

Rompe al fin tu silencio aterrador,

ilumina las brumas de mi vida,

disuelva tu caricia mi temor.

Pónle freno a mi pasión transida,

devuélvele sentido a mi calor,

y sana con tu beso tanta herida...

Rosario, 03 de septiembre de 2005

Enhebré la sombra en tu ausencia dura,
volvió el fantasma cruel de la memoria,
tornando toda risa en provisoria
y la esperanza tiñéndola de oscura.
En mis lágrimas gritó el deseo,
aún el vacío te hace palpitante.
Corazón sediento, corazón errante,
eres sinsentido en su apogeo.
Sólo intento esta espera. Ya no pido.
Ansío la intensidad de aquel instante
fugaz, vital, de mi corazón amante...
No sé si estás...Sé que no te olvido.
(Rosario, 23 de enero de 2003)

Languidece la tarde, y el silencio
susurra tu nombre, persistente.
Las sombras se alargan desafiantes
en este perenne y diario duelo
en que la luz se declara perdedora.
En tanta soledad te reconozco.
Está tu piel entibiando mis recuerdos.
Están tus labios pronunciando mis deseos.
Están tus manos en el viento que despeina.
Está tu aliento en el aire que respiro.
No puedo tocarte, y la distancia
le ha robado a nuestras bocas
la fascinación del beso.
No puedo abrazarte, y la tarde
se inclina exangüe, atormentada,
sin siquiera imaginar lo que se siente
cuando al mirarte me veo en tu mirada.

Santa Rosa de Calamuchita, 21 de julio de 2003

Semblanza:

PBRO. WALTER DANIEL KUHRY, CURA PÁRROCO DE LA PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED DE LA CIUDAD DE ROSARIO

Nace en la ciudad de Granadero Baigorria el 5 de marzo de 1961. El 12 de marzo de 1972 ingresa al Seminario Arquidiocesano San Calos Borromeo donde concluye los estudios primarios y cursa los secundarios, los de filosofía y los de teología. Celebra la primera santa Misa solemne en la parroquia San Pedro Apóstol, de la ciudad de Granadero Baigorria, el 29 de noviembre de 1985. Se le nombra vicario parroquial de la parroquia Nuestra Señora de Fátima, de la ciudad de Rosario, y capellán del Colegio San Miguel, el 27 de abril de 1989 ; de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, de la localidad de Coronel Bogado para la atención exclusiva de las iglesias de las localidades de Albarellos y Villa Amelia, el 18 de marzo de 1991 ; de la parroquia Santo Domingo de Guzmán, de la localidad de Acebal, para la atención de la iglesia San Roque, del pueblo Villa Amelia, el 18 de marzo de 1991 Es nombrado cura párroco de la parroquia Nuestra Señora de Luján, de la localidad de Fighiera; con la atención de la iglesia Nuestra Señora de Luján, del pueblo Albarellos, y a la vez, vicario parroquial de la parroquia La Asunción de la Santísima Virgen María, de la ciudad de Arroyo Seco, el 3 de enero de 1990.  Se le designa administrador parroquial de la parroquia Nuestra Señora de Itatí, de la ciudad de Rosario, mientras dure la ausencia de su titular, el 31 de agosto de 1995. Es designado vicedirector de la Junta Arquidiocesana de Catequesis el 12 de septiembre de 1995 ; se le renueva el cargo el 27 de julio de 1998 Se le nombra delegado episcopal para el Área Catequesis “ad trienium” y director de la Junta Arquidiocesana de Catequesis hasta la finalización el período el 9 de marzo de 2000 ; se designa para el Área de la Catequesis el 21 de junio de 2002. Es designado miembro del Consejo Presbiteral para el período 2003 – 2006, el 6 de junio de 2003 Es miembro del Equipo Coordinador de las Reuniones de Clero. Fallece a raíz de un infarto en     Buenos Aires, el 24 de febrero de 2020.

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