Por un plato de lentejas compró “israel” a su hermano “edom” (=humanidad)
Retomo el evangelio de ayer (31.8.25, dom 22 TO, Lc 14), con el que exponía una tabla de “hambres bíblicos” del mundo. Hoy expongo, a partir de Prov 25, el tema de fondo, centro del evangelio y de todas las guerras del mundo. No hay en ese pasaje ninguna palabra sobre Dios, pero todo trata de Dios. Todo es política, cuestión de familia/sociedad humana, amenaza de muerte con infierno si mantenemos el mismo camino.
Composición de lugar
| Xabier Pikaza

Pongo israel (=Jacob) con minúscula, pues no se trata de todo Israel, antiguo y moderno, sino del ala/alma alfa de la paloma de Israel, que vendió muchas veces y sigue vendiendo (y seguimos vendiendo muchas veces, muchos llamados cristiano alfa) el alma y la vida por unas simples lentejas “rojas” de sangre a los pueblos del mundo (este es el tema clásico de Gen 25).
Pongo Edom(=Adam, Esau) con mayúsculo, porque es la humanidad entera, a la que un tipo de Israel (y de Cristianismo) ha querido comprar por un plato de lentejas (astucia, doblez, armas y dinero), como cuenta con humor, ironía y mucha hondura el texto clave del comienzo de Israel, según la Biblia (Gen 25), pues la historia anterior hasta Abraham se refiere a todos los pueblos del mundo (que forman parte del ala, alma beta de Israel y de mucho cristianismo.
Esta historia de las dos alas/almas de Israel y del cristianismo a cuenta con gran profundidad el libro de los Proverbios, donde se expone con hondura literaria y teológica la historia de la Biblia.
Así llama el ala alfa de Israel y de la Iglesia cristiana, alguien pudiera decir el “alma mística”, como expresión de la sabiduría universal, que ofrece un banquete universal de vida para todos, una sabiduría y un banquete que puede vincularse al buen budismo, taoísmo e hinduismo:
La Sabiduría se ha hecho una casa, | ha labrado siete columnas;2ha sacrificado víctimas, | ha mezclado el vino | y ha preparado la mesa.3Ha enviado a sus criados a anunciar | en los puntos que dominan la ciudad:4«Vengan aquí los inexpertos»; | y a los faltos de juicio les dice:5«Venid a comer de mi pan, | a beber el vino que he mezclado;6dejad la inexperiencia y viviréis, | seguid el camino de la inteligencia (Prob 9, 1-6).
Pero el alma beta responde, con realismo… en la parte práctica del libro de los Proverbios, que constituye una especie de “libreto” de buena conducta política, de astucia y de buen aprovechamiento de los “hechos reales” de la historia, en los que que cada uno tiene que ocupar su lugar y contentarse con su puesto:
No te vanaglories delante del rey, ni te entremetas en el lugar de los grandes; porque mejor es que te digan "sube acá", no que seas humillado ante el noble. No entres apresuradamente en pleito (por el puesto que has de ocupar). ¿Qué harás al final, cuando tu prójimo te haya avergonzado? (Prov 25, 6)
Éste es el consejo del ala/alma beta de Israel (y de cierta iglesia cristiana) que tiene que ajustarse a las ´`ordenes del rey que no es el Dios del cielo, sino el “emperador” del mundo, sea de Persia o Macedonia, de Roma o de de USA. Este Israel (con minúscula) del lobby delta tiene que actuar con gran astucia (ante Roma o USA y aliados) para comprar la primogenitura y utilizar de esa manera a Edóm (los pueblos).

Comentario. En un mundo de poderosos reyes (Prov 25, 6-8).
De un modo natural, sin discusión alguna, junto al canto de amor a la Sabiduría femenina (amorosa) del mundo, abierta en igualdad de vida para los siete pueblos (las Siete Columnas de la Sabiduría de todos los pueblos, como los siete remeros de Jn 21), el libro/manual de uso político de Proverbios recoge y ratifica de hecho una estructura de social impositiva, que se fue imponiendo en todo el oriente y el mundo “civilizado” a partir del siglo V-IV a.C., fundándose en modelos persas y griegos, una teología y política de orden y autoridad impositiva de reyes varones (=machos), como si en ese plano no importaran las mujeres que estaban representadas por la mujer sabia de Prob 9
No te vanaglories delante del rey, ni te entremetas en el lugar de los grandes; porque mejor es que te digan "sube acá", no que seas humillado ante los nobles (Prov 25, 6)
Conforme a esta visión, la infamia (pecado) de un mundo de duros varones, donde las mujeres parecen expulsadas (y el amor regalo convertido n compraventa), consiste en romper el orden social, en un mundo dominado por el dinero de los poderosos que todo lo compra-vende, que no crean vida, ni aman, sino que se imponen por la fuerza, en un banquete de puro poder, en contra de lo que dirá Jesús, que se sitúa en la línea de la mujer de Proverbios:
-El banquete de los hombres/varones-reyes y nobles de Proverbios 25 nos sitúa ante una disputa de honores escenificada en un banquete, en el que cada uno debe ocupar su lugar en un orden de dignidades bien establecidas, más cerca o más lejos del rey y de los primeros puestos (conforme al dictado de impuestos-aranceles y lobbies del Gran Rey, que no es Dios, sino el dinero).
- El banquete, o comunión de Reino de Jesús (en una línea de mujer amante) empieza por los cojos, mancos y ciegos, con los expulsados sociales, enfermos, posesos y pecadores, oponiéndose así al orden de dignidades de las monarquías imperiales de la tierra, como muestran los relatos ejemplares de las multiplicaciones/comidas de Jesús en Mc 6.8 y paralelos
El banquete de reyes de Prov 25 es una copia de la estructura política y económica del mundo, una confirmación (ratificación) del orden jerárquico de imperios y reinos en los que cada uno ha de mantener su lugar en el conjunto “sagrado”, en silencio respetuoso, en obediencia, sin protestas. Más aún, aunque surgiera en ese banquete una discusión sobre el lugar que cada uno debe ocupar, el sabio debe mantenerse callado, sometiéndose al orden establecido, en contra de lo que pedirá Jesús, que rompe ese orden sacral, para establecer su mesa donde los primeros son pobres, excluidos sociales, y descartados.
El problema de fondo no es simplemente la comida material, sino el orden de la mesa, desde los más ricos (banquete de dominio) o desde los más pobres, como signo de comunión o de disputa entre todos los hombres. Jesús no ha venido para mantener el orden de la mesa del mundo (empezando por los de ricos o privilegiados, cada uno en su lugar, negro o blanco, noble o esclavo...), sino para transformar la mesa y comida del mundo en espacio de comunión en amor.
Prov 25 (en contra de la muere de el casa de siete columnas del mundo de Prov 9) mantiene y ratifica en un sistema de honores “orden de poder”, una jerarquía de dignidades, desde los más altos (los poderosos y sabios orgánicos del sistema) hasta los más bajos, cada uno en su lugar, con una especie de “horror” no sólo al vacío” sino a la destrucción del orden de poderes, es decir, a la ruptura de las jerarquías sociales.
En la línea alfa de la Mujer de Prov 9, Jesús ha roto, en su proyecto de Reino ese orden de jerarquías, optando por un nuevo camino y esquema de Reino, desde los más pobres, los excluidos sociales, los enfermos, los impuros. Lógicamente (=según lógica de poder de mundo) , por crear una lógica distinta de generosidad, de gratuidad creadora, poniendo en riesgo el orden de un sistema social de autoridades, los poderes del mundo tendrán que condenarle a muerte. Aquí se sitúa la novedad de la Iglesia de Jesús.
Entendido así, es modelo eclesial de Prov 25 nos sitúa ante una lucha básica por el mantenimiento del honor de las familias y personas, dentro de un equilibrio social impuesto por tradición o conquista entre desiguales.
Según ese modelo de Prov 25 (ala beta de sometimiento y opresión), todo se compra y vende por armas y dinero, nada se comparte por gracia o amor). Ese Lobby Beta nos sitúa ante el “arte de convivir guardando la estructura del conjunto social” (aunque mueran de hambre todos los pobres de todas las gazas del mundo), según las apariencias, en un equilibrio de personas que tienen que relacionarse entre sí con mucho cuidado para no herirse unas a otras, ni levantar susceptibilidades, ni crear antipatías o enfrentamientos mutuos, aceptando cada uno el lugar que le ha sido asignado en el conjunto por un Dios devaluado, de armas-dinero que fija en la sociedad el lugar de cada uno.
Éste es el sistema de un honor ratificado y medido de un modo sacral, en una sociedad en la que, al fin, todo podría perdonarse, menos el “pecado” de romper la estructura jerárquica del conjunto social.
Para Jesús, en cambio, el pecado imperdonable (el que destruye la humanidad de Dios) es el pecado contra su Espíritu Santo, es decir, contra sus pobres (cf Mc 3, 28-30 par). Jesús, que se sitúa en la línea de la mujer sabiduría de Prov 8 ha criticado abiertamente el orden falso del banquete de Prov 25, diciendo de forma escandalosa y provocativa en Lc 14, 12-13 (evangelio Dom 22 TO)
- Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos,
- ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos;
- porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.
- Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos;
- dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.
De esa forma rompe el esquema de los invitados al Reino del mundo (a la vida social, a los honores religiosos y sociales establecidos por los poderosos). Esta palabra retoma e invierte el motivo central de Prov 25, 6-8, desde la raíz profética de Israel y desde el programa de iglesia de Jesús. No trata de Dios en sí, sino del signo de Dios que son los pobres: No invites a los ricos en un plano de talión (esto es de negocio social); no les pagues una comida, para que después te paguen ellos); invita a los pobres, lisiados, cojos y ciegos…
APÉNDICE EXEGÉTICO. DOM 22 TO (LUCAS 14,16-30)
Ésta es la parábola de la vida: Ser generosos e invitar a los demás, abriendo la mesa para aquellos que menos tienen, compartiendo así el camino que lleva hacia la "luna" del Reino. Se trata de pasar de una vida de negocio, donde sólo doy para que me den, al ocio más profundo de la gratuidad y del regalo generoso.‒ Éste es su mensaje incisivo: Nos invita a invertir, antes de que sea demasiado tarde, lo que ha sido la marcha del mundo (y en nuestro caso del mundo occidental más rico) que ha edificado su "comida" (su banquete) a costa de los pobres (de lo excluidos del banquete). -- Se trata de dar marcha atrás, no por negación, sino por gozo generoso y por fraternidad. No "humillarse" (de abajarse) por pura humildad masoquista, sino de abrir espacio para ofrecer un puesto en el banquete a todos, por fraternidad, por gozo. -- Se trata de dar el gran salto a la gratuidad, pasando así de una vida de talión donde todo se compra y vende (se calcula) entre los miembros del "clan", a una vida de creación, de regalo creador de vida, en un camino donde caben todos, en marcha hacia la luna de Jesús, que es el Dios Generoso del evangelio. Buen domingo a todos.
1. TEXTO COMENTADO
(a) Introducción (14, 1) Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales de los fariseos para comer (=comer pan), y ellos le estaban espiando. Sirve de introducción no sólo del texto que sigue, sino del conjunto de Lc 14, con sus diversos comentarios sobre la pobreza y la riqueza. Parece tener un fondo un fondo histórico. Jesús andaba con los pobres, con quienes compartía todo, pero se dejaba invitar por los ricos, compartiendo, de esa forma, muchas cosas con los fariseos, que aparecen así, básicamente, como amigos, aunque el texto sigue diciendo que ellos (autoi) le estaban espiando. Se trata, por tanto, de una amistad discutida, como todo el texto seguirá mostrando.
Estos fariseos espías empiezan pareciendo extraños a la Iglesia. Pero después, sin darnos casi cuenta, descubrimos que nosotros somos “ellos”. Entre fariseos (entre nosotros) andaba Jesús. Claro así queda que Jesús no era un “purista”, ni un radical en sentido negativo. Es capaz de comer con gente con la que no está totalmente de acuerdo. (b) La escala de los invitados. Los primeros puestos Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: Cédele el puesto a éste. Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: Amigo, sube más arriba. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. Hay una ironía de base:
El convite del fariseo (que debía ser un momento de fraternidad, para romper distancias, para hablar todos con todos) se vuelve convite que marca las jerarquías sociales. Ciertamente, es importante la comida, pero más importante parece aún aquí el “buen rango”, que cada uno está en su puesto. La comida sirve para crear singularidades y distancias: Los convidados van “por la foto”, como hoy se diría. Quieren distinguirse por los trajes que llevan, por el lugar que ocupan en la mesa. Precisamente en el convite, aquello que parece lo más fraterno, se crear jerarquías y distancias.
-- ¿Será ésta una escala puramente farisea? ¿Solamente se portaban así un tipo de fariseos del tiempo de Jesús -- ¿No estará aludiendo también el evangelio a una escala cristiana de honores y rangos? Estamos inmersos en una carrera de honores: los puestos en la mesa del mundo marcan las diversas clases sociales, dentro del continuo alimenticio, donde el Rey León ocupa el primer puesto y luego van bajando en la escala los diversos animales… En esta mesa se disputan los puestos a codazos. Es la vida. La mesa del mal convite.Han venido a espiar a Jesús (para ver si cura en sábado, para ver cómo come…). Pues bien, también Jesús espía o (si queréis) se pone a mirar y advierte lo que pasa. Está en un buen observatorio.
La enseñanza de Jesús tiene un fondo de ironía:
(a) Puede entenderse en sentido evangélico (de verdadera humildad): yo no entro en la carrera de honores, no voy a luchar por los primeros puestos…, me pongo al final, que otros suban, si quieren; yo quiero seguir estando en la base. (b) Pero también puede entenderse en sentido “hipócrita”, es decir, como expresión de pura sabiduría popular que piensa más o menos de esta forma: Yo no me pongo en el primer puesto para... para que después me llame el amo y me diga que suba, para vergüenza de los otros... (c) Somos nosotros los que debemos interpretar esa enseñanza, tomándola como parábola, como una comparación para pensar y actuar en consecuencia. La pudo decir Jesús. Pero no hace falta que la dijera él. Esa parábola es común en muchos pueblos; es sabiduría popular. El que se enaltece será humillado… Ésta es una sentencia sabia de toda la tradición israelita y también de otros pueblos. Jesús la ha podido asumir, evidentemente, pero no recoge su enseñanza más profunda… ¿Hay unos primeros puestos que son “buenos” y necesarios, como la Cátedra de los Obispos, solo para varones? ¿O será la Iglesia (y la sociedad) “mesa redonda” donde no hay primeros puestos, como supone Mc 3, 21-35?, como quería el Papa Francisco en su programa de sinodalidad
(c) No invites a tus amigos Y dijo al que lo había invitado: Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos. Ésta es la enseñanza propia de Jesús. Ante ella quiero pararme un momento, marcando algunos de sus rasgos, frase a frase: Y dijo al que le había invitado… Está hablando al fariseo rico, que descansa el día del sábado y que tiene medios económicos suficientes para “invitar” a otros… Los convites del fariseo son una “fábrica de honores”, de esos que hoy (2013) aparecen en las revistas de corazón…
, Jesús pide al “fariseo rico” que rompa el círculo del “buen talión” (invito a los que me invitan, creando así un mundo de buenas relaciones…), para invitar a los de fuera, a los que no cuentan, a los que no pueden responder… De esa manera podrá abrir camino de gratuidad…Invita a los pobres y enfermos: es decir a los que no son limpios según los cánones de la pureza farisea, a los que no tienen traje de fiesta. Cuando des una comida…
Cuando invites. El texto es de gran riqueza, habla de comida (ariston), cena (deipnon), banquete (dojên….), como para indicar diversos tipos de invitaciones, no sólo a la comida como tal, sino a la comida como tiempo largo de conversación y de diálogo, de acogida en la casa y de solidaridad familiar… Antes ha hablado de bodas (¡cuando te inviten a unas bodas…!), porque ellas solían ser en aquel contexto la ocasión fundamental para los banquetes. Ahora amplia el abanico de comidas y habla de todo tipos de reuniones sociales en torno a un tipo de comida.
Ciertamente, el texto trata de comidas… pero más que de puras comidas materiales trata de relaciones sociales… En aquel tiempo, para mucha gente pobre, un banquete era un sueño, el sueño de la vida…¡Una vez comí!. Para muchos de nosotros, de la franja rica del mundo, la comida material no importa tanto. Pero el tema de fondo sigue siendo esencial. Jesús está tratando de mostrar lo que es una nueva familia, que se va creando en torno a un nuevo tipo de banquete, el banquete de la vida compartida.
Invita a los pobres, lisiados, cojos, ciegos… es decir, a los que no podrán responderse al mismo plano, por pobreza (falta de fortuna), por injusticia o por enfermedad… (o quizá por vagancia). No pueden, no tienen. Invítales tú al banquete de la vida: abre tu casa para ellos: ten tiempo para que te enseñen a vivir, el tiempo del sábado, pero de tal forma que toda la semana se vuelva así sábado, tiempo y espacio de acogida, de comunicación, aprendiendo de ellos. ¿Qué tienes para invitarles? Es bueno que tengas mucho, que puedas darles mucho: una casa hermosa, buena comida..
Un tipo de Occidente rico tiene muy poco que dar. El Papa Benedicto XVI, en su libro sobre Jesús de Nazaret (tomo 1), decía de manera convincente, el mundo occidental solo puede dar (sólo ha dado algunas veces, y ha dado mal) una comida externa, una comida para seguir imponiéndose sobre los invitados (para empobrecerles). En esa línea se sitúa la parábola de Jesús: trata del “pan” (¡Jesús fue a comer pan a casa del fariseo!), pero habla también de todo lo que está vinculado con las relaciones humanas. Habla de apertura y acogida, habla de invitar a todos, gratuitamente, empezando por los más pobres.
¿Cómo invita el Estado? ¿Cómo y a quiénes invita el mundo capitalista? Hay de verdad una invitación al banquete de la vida, o se está haciendo un puro negocio con el dinero, para medrar unos, para tener esclavizados a los otros? ¿Cómo invita la Iglesia? Ciertamente, ella invita a todos a la Eucaristía, pero sólo en forma de comida simbólica. En general no invita al pan. Invitar implica ofrecer humanidad... ¿Qué tiene hoy la iglesia para invitar con ello a los pobres? ¿Cómo invitas tú, cómo invito yo? Gran parte de la humanidad parece pasar hoy de largo ante lo que ofrecemos, quizá porque no ofrecemos de corazón, quizá no ofrezcamos lo que dice y quiere Jesús.
PORQUE NO PODRÁN PAGARTE…
Se trata de superar el sistema de cambio e intercambio, de hacer un mundo donde la vida sea gratuidad… Se trata de dar por generosidad: de abrir la casa y lo que tiene, con su comida y conversación… con toda la humanidad. Te lo devolverán en la resurrección de los justos… Resulta que estos cojos-mancos-ciegos aparecen sin más como justos (salvados al fin de los tiempos…). Los que no pueden devolver en este mundo (en esta forma de mundo) devolverán de otra manera.
Algunas cuestiones abiertas:Este pasaje, tan sencillo, nos sitúa ante los temas básicos de la vida, temas que no tienen respuesta fácil. Éste es el centro del Evangelio. No hay una palabra sobre Dios, pero todo trata de Dios. Todo es evangelio, todo es política, todo experiencia de familia y de vida social... ¿Qué podemos ofrecer muchos de nosotros, además de dinero?
Podemos ofrecer de vedad hondura humana, alegría vital, cordialidad, ternura? ¿Qué puede ofrecer hoy la Iglesia, además de discusiones sobre nombramientos de obispos y temas de sexo y de ordenación de mujeres...? Ciertamente, hay miles, cientos de miles y millones de monjas y de cristianos que regalan a manos llenas lo que son, lo que tienen, pero muchos piensan que hay una iglesia que reserva la merienda para sí y para los suyos? ¿Es así, de verdad? ¿Qué puede ofrecer el llamado mundo rico…. Qué puede ofrecer el llamado mundo pobre?