¿Por qué murió Jesús? ¿Se necesita el sufrimiento?

Me escribe Juan, buen amigo de otros tiempos, y me dice:

"Pienso que te parecerá muy simplista la pregunta que te voy a hacer, pero me gustaría, si tuvieras un tiempo libre que me respondieran, pues sueles poner el dedo en la llaga... La pregunta es la siguiente:

El tema es: ¿Quién murió en la cruz y por qué? En el Credo profesamos que en la cruz murió el Hijo de Dios, pero con frecuencia las explicaciones al respecto son insuficientes y demasiado dogmáticas.
¿Qué me podrías decir al respecto? ¿Qué hay de Dios en el Crucificado?
¿Qué hay de Dios en nuestro sufrimiento?.

Esta es la pregunta que nos hacemos todos o por lo menos muchos de nosotros:

El enfermero que trabaja en un hospital de terminales,
la mujer que tiene a su amiga recién operada de un tumor cerebral:
El padre a quien el hijo se le va de caso por droga

Ésta es la pregunta de la teodicea: ¿Cómo puede haber Dios en un mundo donde los hombres sufren y pronto mueren?


Esta es la pregunta de la antropo-dicea (defensa del hombre): ¿Qué sentido tiene una humanidad llamada al sufrimiento sin sentido?

¿Por qué tenemos que vivir y morir en sufrimiento? No tengo una respuesta teórica, a pesar de que el amigo Juan me diga que sé muchas cosas.

No, no tengo muchas respuestas, ni siquiera una buena... Y además lo que yo pueda saber y decir no vale en general para otros, cada uno tiene su experiencia... Pero ya que Juan me ha preguntado puedo ofrecerle algunas respuestas o mejor algunas reflexiones que comparto con vosotros en este blog. Buen día a todos.

Respuesta al dolor de los hombres

1. Éste es el misterio de la vida, una vida que crece y madura en el dolor y en la trasformación, como todo lo que existe. Todo cambia, todo sufre, todo busca... El sufrimiento es parte de un camino de Dios, que es camino de vida. Buda lo supo y lo expuso diciendo "todo es dolor sobre la tierra".

Sí, pero...no se arregla nada con decir misterio, o destino, o condición humana... Da la impresión de que el "pecado" es haber nacido, como si viniéramos de una gran maldición divina o cósmica, pues con el conocimiento aumenta el color.

2. Eso es Dios. En contra de lo que se suele decir muchas veces, Dios no permite el sufrimiento... Dios sufre. En el NT se dice que "era necesario" que el Mesías de Dios padeciera. Si Dios se hace hombre (el Dios cristiano), él asume y hace suyo el sufrimiento. En esa línea, la pasión forma parte del ser humano.

Sí,pero... ¿no podría ser Dios de otra manera, pura felicidad, en los "campos elíseos" de la dicha sin fin, placer juego...

3. Ciertamente, hay un sufrimiento añadido por los hombres, un sufrimiento que nace de la lucha y la injusticia de la historia, de la opresión y la violencia, del miedo y la maldad de los hombres en general y de unos hombres y mujeres concretos...

Dios, al hacerse hombre, ha padecido también ese sufrimiento, de un modo extremo, muriendo en la cruz. No ha vivido para hacer sufrir a los demás, sino para sufrir con los que sufren, padeciendo la tortura sádica de los romanos que mantenían su imperio por convencimiento, pero también con legiones y cuarteles.

Sí, pero... ¿no hubiera sido mejor que Dios, si hubiera podido, en vez de sufrir con nosotros nos hubiera liberado de toda cruz, de todo sufrimiento, de todo mal sacerdotes y soldados que condenan y matan a los otros, como aquellos de Jerusalén?


4. La respuesta ante el sufrimiento puede ser doble:

Una respuesta es la huida, como en cierto budismo: refugiarse en la paz interior, no dejarse oprimir por los deseos intensos,por los fuertes dolores de la vida, hasta que la muerte nos liberes. Esta respuesta es buena, pero los cristianos pensamos que no es suficiente. No basta con que nos liberemos por dentro, tenemos que superar de alguna forma el sufrimiento sobre el mundo, ayudando de manera positiva a los que sufren; de esa forma somos amigos del Dios de la vida. Toda la creación, y en especial los hombres estamos amasados en el dolor de la vida. Escapar, escapar... esa sería la respuesta, pero...

La otra respuesta es luchar por dentro y fuera contra el sufrimiento, como el Dios cristiano. Responder al sufrimiento significa protestar con toda fuerza, como Jesús: curar a los enfermos, aliviar a los que padecen, buscar por todos los medios un mundo de concordia y equilibrio, esperando la vida resucitado. No se vence la dolencia individual si no hay un intento de cambio social de equilibrios, de estructuras.


5. Asumir y cambiar el sufrimiento desde dentro.


Ha muerto Dios para que nosotros podamos superar la muerte... Ha muerto con nosotros, para acompañarnos viviendo de esa forma con nosotros. Ha muerto el Dios de la vida...De esa forma, en nuestro mismo sufrimiento se expresa la Vida de Dios.... Pero esto sigue siendo compromiso de vida: es algo que no podemos demostrar, sino vivir, viviendo al servicio de la Vida... es decir, en gesto de amor que cura y acompaña a los demás. Eso es Dios. Ahí está la esperanza de Dios, según el Cristo cristiano.

6. ¿Por qué murió Jesús?

No murió, le mataron porque optó por la vida y la fraternidad en un mundo de opresión, porque criticó a los que hacen sufrir a los demás... y así murió, haciéndose solidario de los que mueren oprimidos, aplastados por los otros. así murió, perdonando... para que los hombres podamos cambiar, para que no haya sacerdotes-soldados que condenan y matar, para que todos podamos descubrir la vida como espacio y tiempo de solidaridad, ayudándonos unos a los otros a superar el sufrimiento, como dice el mismo Jesús: "Tuve hambre y me disteis de comer, estuve enfermo-sufriente y me visitásteis..." (Mt 25,31-46)

7. El sufrimiento no es necesario en general... Pero en este mundo, de hecho, no se puede abrir un camino de vida si es que no se acepta el sufrimiento al servicio de los demás, pero con alegría...como dicen las palabras fundamentales en las que Jesús anuncia su "destino" de entrega por los otros (Mc 8,21; 9, 31; 10, 32-33). Por eso él llama felices a los que sufren, a los que saben sufrir y ayudan a los que sufren. Éste es el mensaje central de las bienaventuranzas.
Volver arriba