La originalidad de Jesús, a tres manos (Sabán, Zabala, Pikaza)

Pedro Zabala me ha enviado la reseña de una conferencia de Mario Sabán, judío sefardita, en Logroño, defendiendo en carácter totalmente judío de Jesús, con unas reflexiones suyas sobre la novedad de Jesús miradas desde un trasfondo judío.

Zabala, colaborador fiel y sabio de este blog , ha añadido su interpretación del tema y me ha pedido que añada quizá mi perspectiva, cosa que hago con todo gusto, introduciendo al fin mi propio reflexión para mostrar que Jesús (el más judío de todos los judíos) inició un movimiento que “rompió” las fronteras del judaísmo rabínico y nacional, ofreciendo un camino mesiánico y universal de transformación humana.

A Pedro Zabala, profesor de Derecho de la UNED de Logroño, le conocen bien mis lectores; su visión de Jesús resulta concisa, esencial, certera. Sobre Mario Sabán he introducido al menos dos postales en este blog, presentando (con el Prof. Antonio Piñero) alguno de sus libros; es un defensor apasionado del carácter "judío" (no cristiano) de Jesús. Mi visión ya la conocen los lectores de este blog, aunque aquí añado algunas precisiones menos conocidas.

El tema que sigue, interpretado a tres manos (un judío, un abogado cristiano, un teólogo), ofrece una visión, a mi juicio, sensata y profunda de la originalidad de Jesús.

1. MARIO SABÁN. UNA CONFERENCIA EN LOGROÑO (presentada por P. Zabala)

Mario Sabán, sefardí, divulgador de la cultura judía, nos dio una charla en Logroño sobre la figura de Jesús, aquel judío marginal. Con su profundo conocimiento de la realidad religioso-política del imperio romano y de Palestina en aquella época, nos fue desvelando los profundo lazos de Jesús con la tradición hebrea.

Señaló cómo fue un rabí itinerante, de la línea más flexible, inspirada en la misericordia, en la interpretación de la ley mosaica. Sus semejanzas con las corrientes dominantes en el variadísimo mundo judío. Su radicalidad que le aproximaba a los esenios. Y el proceso de naturaleza, estrictamente política, instigado por la minoría dominante en el sanedrín, que acabó con su asesinato ordenado por el gobernador ante la pretensión mesiánica de sus seguidores, que le convertía en enemigo del imperio.

Así que el público salió complacidísimo de su exposición y de las respuestas que dio a las preguntas formuladas en el coloquio.

Desde el punto de vista cristiano, surge inevitablemente la pregunta: ¿Qué tuvo Jesús de innovación, aunque no fuese rupturista, en esa indudable filiación hebraica?. Mis reflexiones, precarias y provisionales por mis escasos conocimientos bíblicos, intentan formular algunas respuestas.

Parece claro que Jesús no fundó el cristianismo, sino puso en marcha un movimiento de personas a las que invitaba a trabajar por el Reino de Dios. No quiso abolir la ley, sino con fidelidad a su espíritu originario, ponerla al servicio del ser humano y no al revés.

2. PEDRO ZABALA, AMIGO CRISTIANO


(Éstos son, a su juicio, los elementos distintivos del proyecto de Jesús)

*Ese movimiento era de personas iguales, no jerarquizadas. Supera el patriarcalismo judío: hay mujeres entre sus seguidores: alguna como María de Magdala, muy próxima. Después de su muerte, parce que en la pluralidad de comunidades cristianas, hay algunas presididas por una fémina.

*El respeto a los niños, meros criaditos en las familia judía, a las que pone como ejemplo, frente a la pretensión de quienes pretenden puestos de poder.

*La ruptura del tabú entre alimentos puros e impuros. Lo que puede manchar no es lo que se come, sino lo que sale del corazón.

*La admisión de pecadores públicos entre sus filas. No tiene reparo en comer en sus casas.

*Se dejar tocar por leprosos, por la hemorroísa.

*Es capaz de decir: tus pecados te son personados. Con grave escándalo de sus adversarios. El perdón era exclusiva de Dios. Y el mandato a sus seguidores de perdonar, como el Padre nos ha perdonado, transmitiendo un mensaje universal de paz y perdón.

*Sus mejores enseñanzas vienen en parábolas, género bíblico muy común. Pero con un alcance que nos parece revolucionario: El herido en el camino, al que orillan el sacerdote y el escriba y que sólo es atendido por el samaritano, el hereje; la del hijo pródigo, el padre bondadoso y el hermano fiel y protestón; o la de los trabajadores de distintas horas que reciben igual remuneración.

*Las bienaventuranzas para las víctimas y las Malaventuranzas para los opresores, en la mejor tradición profética.

*Su misma muerte en la Cruz, abandonado por su Abbá y sus seguidores. De ahí mana para quienes seguirle el mandato de desclavar a todos los crucificados de la tierra.

La pregunta más importante es: ¿por qué no desapareció con su muerte aquel movimiento, como lo hicieron otras muchas corrientes mesiánicas?. La respuesta, a mi juicio, nos viene de la fe: la realidad metahistórica de que su Abbá no le abandonó, sino que lo resucitó. Y la realidad histórica de que sus pobres seguidores, muertos de miedo, lo sintieron vivo y se lanzaron a proclamarlo. Y luego llegó Pablo, de perseguidor a converso, con su marketing evangelizador, como agudamente lo describió Pablo Saban, que lo abrió a los gentiles.

Luego la historia continuó: Y el sanedrín que perdieron los judíos lo heredamos los cristianos, con su inevitable alianza con los poderes económico y político y la ruptura con nuestra raíz abrámica. El Concilio Vaticano II quiso abrir las puertas y abrirse al mundo moderno y a nuestras raíces. Pero luego, el miedo las cerró y entramos en un invierno eclesial. Hoy parece que soplan aires primaverales. ¿Florecerá la esperanza?. Sólo hay un camino: Volver a Jesús, aquel judío marginal.

PIKAZA, JESÚS “EXPULSADO” (CONDENADO) POR UN TIPO DE JUDAÍSMO


(Retomo unas palabras de mi libro La historia d Jesús que replantean en otro contexto el tema; a diferencia de M. Sabán, e incluso de P. Zabala, pienso que la diferencia de Jesús se encuentra ya en su mismo mensaje. No le mataron meramente los romanos del imperio, como dice M. Sabán; le condenaron los sacerdotes del templo... y le sigue rechazando el mejor judaísmo, domo indicaré citando a J. Klausner).

Conforme a la versión de Mc 14, 61, los sacerdotes preguntaron a Jesús : ¿Eres tú el Mesías, el Hijo del Bendito (=Dios)? Esta pregunta se ha entendido muchas veces desde una perspectiva cristiana posterior, como si los sacerdotes se preocuparan por la posible filiación divina, intra-trinitaria, de Jesús (en plano ontológico). Ese dato ha hecho que algunos nieguen la historicidad de fondo de la escena.

Pero el tema en cuestión no es de tipo ontológico o trinitario (en abstracto), sino, más bien, mesiánico.

-- Todos los israelitas pueden afirmar, sin miedo, que ellos son hijos de Dios. Por otra parte, el ser (o decirse) Mesías no es delito en Israel... Pero el tema está en la forma de entender y cumplir el mseisniamo.

-- El problema está en la forma en que Jesús ha expresado su pretensión mesiánica... iniciado un movimiento que en el fondo iba en contra de la sacralidad exclusiva del templo judío Los sacerdotes de Mc 14 rechazaron el mesianismo de Jesús no porque fuera en contra de algún principio dogmático (ontológico), sino porque se oponía al modelo de culto y sociedad israelita que ellos proponían.

((Los sacerdotes no podían condenar a Jesús por llamarse simplemente Mesías, Hijo de Dios. Un siglo más tarde, en la guerra del 132-135 d. C., el Rabí Akiba reconoció a Bar Kokba como Mesías, hijo especial de Dios, sin que hubiera por eso que juzgarle. El problema no era saber si Jesús es Mesías (¡que lo podía ser!), sino su forma de “romper” un tipo de identidad nacionalista-sagrada de Israel, tal como vendrá a codificarse pronto en el rabinato misnáico.

En ese sentido, la causa de la condena de Jesús fue de tipo “político”, como sabe Jn 11, 47-53, pero de tipo político judío, no meramente romano. Según Mc 14, los que condenaron a Jesús fueron algunos sacerdotes de Jerusalén, no el pueblo judío de entonces (¡Jesús era judío!), ni mucho menos el judaísmo posterior... Y le condenaron por el modo en que entendía y realizaba el mesianismo, poniendo en riesgo lo que, según ellos, constituye la esencia de la identidad nacional israelita (fundada en pureza genealógicas, leyes de separación sacral y comidas). La condena de Jesús fue un problema intrajudío.

-- No le condenaron por ninguna razón meta-histórica... Es decir, por su pretensión divina, ni por algún tipo de dogma de Nicea o Calcedonia, no por una visión de la Trinidad. Eso son super-estructuras posteriores.

-- Le condenaron por su forma "político-social"de entender el judaísmo... pues Jesús rompía un tipo de visión de la "justicia nacional", una forma de entender la identidad israelita, siendo judío comoe ra.

Desde una perspectiva social y nacional, desde los principios de seguridad del sistema, los que condenaron a Jesús lo hicieron “según justicia”, de tal forma que en ese nivel no se les puede acusar de nada, como he puesto de relieve en Historia de Jesús, Verbo Divino, Estella 2013. El problema está en saber si hay “algo” más allá de esa justicia. El problema está en saber si el proyecto de Jesús resulta “socialmente viable” en línea de justicia)).

Desde ese fondo podemos entender mejor el proyecto final de Jesús. Todo era judío en su vida y en su obra y, en esa línea, él podía presentarse como Hijo de Dios, en sentido israelita.

-- Jesús desarrolló de un modo radical, algunos principios proféticos de Israel, de tal forma que algunos judíos modernos han podido afirmar que fue el más consecuente de los judíos antiguos.

-- Pero, al mismo tiempo, precisamente por haber vivido su identidad de manera radical y sesgada (por encima de las leyes sagradas, desde los más pobres), las autoridades del judaísmo real (del eterno Israel) debieron condenarle, y lo hicieron con toda razón.

Esta es la visión de J. Klauner (judío experto, candidato a la presidencia del Estado de Israel) quizá el judío que mejor ha estudiado y presentado la vida de Jesús. Su texto, que cito con alguna extensión, me parece esencial para entender el tema:

Jesús comía y bebía con publicanos y pecadores, desa¬tendiendo del tal modo el separatismo ritual y los principios de lo puro y lo impuro, incluso hasta donde eran aceptados por los "sabios" de fines del Segundo Templo. Curó en Shabat enfermeda¬des no peligrosas. Justificó a sus discípulos cuando cortaron espigas durante el día de reposo, estimando en poco las leyes de su observancia...

El punto es claro. Los escribas y fariseos también creían en el reino de los cielos. Pero ellos no eran más que padres de familia: no tenían fuerza suficiente para quitar el estorbo de lo viejo en gracia de lo nuevo; ellos ponían lo nuevo encima de lo otro, juntaban lo útil y lo inútil, como un padre de familia con su depó¬sito de posesiones.

Pero Jesús, el rey del reino de los cielos, el Mesías Rey, quiso separar lo viejo de lo nuevo: lo nuevo sería recogido en cestas, lo viejo desechado...

Pero el judaísmo no podía concordar con tal actitud. Para los judíos, su religión era más que una simple creencia y que una simple guía moral: era un modo de vida; la totali¬dad de la vida era abarcada por la religión. Un pueblo no perdura sobre un fundamento de fe y moralidad humanas generales; necesita una "religio¬sidad práctica", una forma ceremonial de religión que corporalice las ideas religiosas y también corone con un halo de santidad la vida cotidiana (Cf. J. Klausner, Jesús de Nazaret. Su vida, su época, sus enseñanzas, Paidós, Barcelona 1991, 369-371).


Conclusión

A Jesús le condenaron por su forma de entender (de condenar) el orden sagrado del templo judío, un orden avalado por toda la historia de Israel, por la ley y los profetas.

Ciertamente, Jesús era un buen judío, pero ponía en riesgo la identidad del pueblo y además, resultaba peligroso para el modelo imperial de Roma. Muchos judíos piensan que fue uno de los mejores representantes del judaísmo (no el único).

Pero hubo que condenarle porque la ley nacional debe cumplirse... El judaísmo "nacional" no puede aceptar a Jesús como Mesías, pues eso supondría auto-destruirse.

Ciertamente, no le condenó el judaísmo como tal, sino aquellos que (judíos o no) ponen (ponemos) la seguridad del sistema por encima de la libertad del amor, por encima de los pobres... Condenan a Jesús todos los que de un modo o de otro creen (quizá creemos...) que su proyecto mesiánico de amor al enemigo, de perdón y no-juicio, de apertura primaria a todos los pobres del mundo... resulta irrealizable.

Ciertamente, hoy, los "nuevos sacerdotes de Jerusalén" no habrían condenado a muerte a Jesús; quizá habrían encontrado otras maneras de "ajusticiarle" (aunque no estoy tan seguro de ello)... De todas formas, un proyecto como el de Jesús sigue estando "condenado a muerte", no por razón supra-históricas, sino radicalmente históricas: porque va en contra de nuestra forma histórica de entender la política, la sociedad de clases, la economía de los privilegiados

(continuará).
Volver arriba