El Papa invita, ante los líderes cristianos y judíos, a "derribar los muros de separación del pasado" Francisco: "El antisemitismo es una mecha que hay que apagar, promoviendo la fraternidad"

Francisco: "El antisemitismo es una mecha que hay que apagar, promoviendo la fraternidad"
Francisco: "El antisemitismo es una mecha que hay que apagar, promoviendo la fraternidad"

"Ustedes, judíos y cristianos, desean  ver en el otro ya no un extraño, sino un amigo; ya no un adversario, sino un hermano. Este es el cambio  de mirada bendecido por Dios, la conversión que hace posibles nuevos comienzos, la purificación que  renueva la vida"

"A nosotros se nos pide que dejemos atrás las incomprensiones del pasado, las pretensiones de tener razón y de culpar a los demás, para ponernos en camino hacia su promesa de paz, porque Dios tiene siempre  planes de paz, nunca de aflicción"

"Cada vez que se ha tenido la tentación de absorber al otro no se ha construido, sino que se ha  destruido; lo mismo cuando se ha querido marginarlo en un gueto, en vez de integrarlo"

Invitó a "recordar el pasado", donde "encontraremos sufrimientos y oscuridad, incomprensiones y persecuciones pero, yendo a las raíces, descubriremos un  patrimonio espiritual común mucho más grande"

Un deseo de unidad, un camino, en el que no tengan lugar el antisemitismo o el desprecio al otro. Este fue el eje del discurso del Papa en su encuentro con los representantes del Consejo Ecuménico de las Iglesias y algunas comunidades judías de Hungría. El primer discurso de Francisco en Budapest fueron un llamamiento a "derribar los muros de separación del pasado", y a ver al otro "no como un adversario, sino como un hermano".

"Sus palabras, que agradezco, y su presencia, uno junto al otro, expresan un gran deseo de unidad", arrancó el Papa. "Dan cuenta de un camino, a veces cuesta arriba, y difícil  en el pasado, pero que ustedes afrontan con valor y buena voluntad, sosteniéndose recíprocamente bajo la  mirada del Altísimo, que bendice a los hermanos que viven unidos".

"Rezar juntos, unos por otros, y  ponernos a trabajar juntos en la caridad, unos con otros, por este mundo que Dios ama tanto, este es el camino más concreto hacia la unidad plena" apuntó ante los líderes cristianos. Junto a ellos, la comunidad judía, "hermanos en la fe de Abrahán nuestro padre", a los que agradeció "el compromiso que han mostrado para derribar los muros de separación del pasado".

Francisco, durante su discurso
Francisco, durante su discurso

No extraños, sino amigos

"Ustedes, judíos y cristianos, desean  ver en el otro ya no un extraño, sino un amigo; ya no un adversario, sino un hermano. Este es el cambio  de mirada bendecido por Dios, la conversión que hace posibles nuevos comienzos, la purificación que  renueva la vida", subrayó Bergoglio, en lo que  muchos interpretan como una 'reconciliación extraoficial' con el Judaísmo tras sus discutidas palabras sobre la Torá.

"El Dios de los padres abre siempre caminos nuevos. Así como transformó el  desierto en un camino hacia la Tierra Prometida, también quiere llevarnos desde los desiertos áridos del  hastío y de la indiferencia a la ansiada patria de la comunión", señaló Bergoglio, quien subrayó que "no es casualidad que todos los que en la Escritura están llamados a seguir de un modo especial al  Señor siempre tengan que salir, caminar, llegar a tierras inexploradas y a espacios desconocidos". 

Francisco concluye su discurso
Francisco concluye su discurso

En una clara referencia a la situación de los migrantes que padecen a su entrada en Europa, Francisco insistió en que "a nosotros se nos pide que dejemos atrás las incomprensiones del pasado, las pretensiones de tener razón y de culpar a los demás, para ponernos en camino hacia su promesa de paz, porque Dios tiene siempre  planes de paz, nunca de aflicción".

Recordando la imagen del Puente de las Cadenas, que une las dos partes de esta ciudad, Bergoglio señaló que "no las funde en una, pero las mantiene unidas. Así deben ser los vínculos entre  nosotros". Porque "cada vez que se ha tenido la tentación de absorber al otro no se ha construido, sino que se ha  destruido; lo mismo cuando se ha querido marginarlo en un gueto, en vez de integrarlo".

Antisemitismo en Europa

"¡Cuántas veces ha  ocurrido esto en la historia! Debemos estar atentos y rezar para que no se repita. Y comprometernos a  promover juntos una educación para la fraternidad, para que los brotes de odio que quieren destruirla no  prevalezcan. Pienso en la amenaza del antisemitismo, que todavía serpentea en Europa y en otros lugares", recalcó Francisco. 

El Papa, con las comunidades cristianas y judías
El Papa, con las comunidades cristianas y judías

"Es una mecha que hay que apagar y la mejor forma de desactivarla es trabajar en positivo juntos, es  promover la fraternidad", destacó, volviendo a poner de ejemplo al puente, y a los distintos eslabones que forman las cadenas que lo sostienen. "Nosotros somos estos eslabones y cada eslabón es fundamental, por eso  no podemos seguir viviendo en la sospecha y en la ignorancia, distantes y divididos".  

"Un puente une dos partes. En este sentido evoca el concepto, fundamental en la Escritura, de  alianza. El Dios de la alianza nos pide que no cedamos a la lógica del aislamiento y de los intereses creados. No desea las alianzas con alguno en detrimento de otros, sino personas y comunidades que sean  puentes de comunión con todos", apuntó, reclamando a las religiones mayoritarias "favorecer las condiciones para que se respete y fomente la libertad religiosa de todos. Y tienen  también la función de ser ejemplo para todos".

"Que nadie pueda decir que de los labios de los hombres de  Dios salen palabras de división, sino sólo mensajes de apertura y de paz. En un mundo desgarrado por  demasiados conflictos, este es el mejor testimonio que pueden ofrecer quienes han recibido la gracia de  conocer al Dios de la alianza y de la paz", concluyó Francisco, quien invitó a "recordar el pasado", donde "encontraremos sufrimientos y oscuridad, incomprensiones y persecuciones pero, yendo a las raíces, descubriremos un  patrimonio espiritual común mucho más grande".

"Nuestros  caminos de fe son semillas, semillas que se transforman en raíces subterráneas, raíces que alimentan la  memoria y hacen germinar el futuro. Esto es lo que nos pide el Dios de nuestros padres", finalizó, porque "sólo si estamos profundamente arraigados  podremos alcanzar la cima".

"Es este el tesoro que nos permite construir juntos un  futuro distinto", advirtió, poniendo el ejemplo del poeta Miklós Radnóti, "cuya brillante  carrera fue truncada por el odio ciego de quienes, sólo porque era de origen judío, primero le impidieron  ejercer la docencia y luego lo arrancaron de su familia".  

Iluminar el odio con la luz de la fe

"Encerrado en un campo de concentración, en el abismo más oscuro y depravado de la humanidad,  siguió escribiendo poesías hasta su muerte. El Cuaderno de Bor es el único poemario que ha sobrevivido  a la Shoah. En él da testimonio de la fuerza de creer en el calor del amor en medio del hielo del lager y de  iluminar la oscuridad del odio con la luz de la fe". Este es un ejemplo de un prisionero que quiso ser raíz.

"Nuestros  caminos de fe son semillas, semillas que se transforman en raíces subterráneas, raíces que alimentan la  memoria y hacen germinar el futuro. Esto es lo que nos pide el Dios de nuestros padres", finalizó, porque "sólo si estamos profundamente arraigados  podremos alcanzar la cima".

Primero, Religión Digital

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