Mon. Rubén Salazar Gómez cumple su anhelo El cardenal que se va de Monje

Cardenal Rubén Salazar Gómez con Benedicto XVI
Cardenal Rubén Salazar Gómez con Benedicto XVI

No es de extrañar esta decisión de que quien fue presidente de la conferencia episcopal de Colombia en dos periodos, pero que, de diversas maneras, daba continuas muestras del monje que llevaba dentro

Auguramos una nueva vida de recogimiento, silencio, estudio y oración al Cardenal Rubén Salazar y agradecemos estos 10 años de ministerio episcopal en Bogotá

El cardenal Rubén Salazar Gómez se va de monje. Su vocación monacal surge con toda su fuerza, ahora que entrega la Arquidiócesis de Bogotá. Lo que tantas veces dijo en privado a sus amigos y en confianza a algunos clérigos, ahora se abre paso. Estas declaraciones del prelado surgieron en uno de los diálogos de despedida que sostuvo con diferentes grupos de sacerdotes en un encuentro virtual, en esta última semana de mayo, a causa del confinamiento en el que se encuentra todo el clero bogotano por la pandemia. Su vocación sacerdotal no ha concluido al entregar la arquidiócesis, ahora entra en un nuevo periodo, con seguridad más profundo e iluminado.

“Yo he dicho siempre que yo tengo en el fondo una vocación de monje, y yo creo que ahora va a surgir esa vocación de monje con toda su fuerza.”, declaró con firmeza y emoción episcopal, al comunicar a sus clérigos lo que venía para él en los próximos días, luego de que el papa Francisco le aceptara la renuncia, presentada hace más de dos años.

El otrora presidente de la Conferencia Episcopal Latinoamericana, un hombre inteligente y organizado, desea ahora dedicarse al silencio, a la oración y al estudio: “En mi mente, en este momento tengo la figura del papa Benedicto XVI, que al renunciar y retirarse se dedicó a una vida de silencio, de oración, de reflexión. Eso es lo que yo voy a hacer…”

Y ciertamente no es de extrañar esta decisión de que quien fue presidente de la conferencia episcopal de Colombia en dos periodos, pero que, de diversas maneras, daba continuas muestras del monje que llevaba dentro. Pareciera que el ‘arquetipo del monje’, -como lo llamó Raimon Pánikkar-, lograba abrirse espacio en medio de la agenda del cardenal Salazar, -y cuando se lo permitía-, dejaba ver en su estilo de oración silenciosa y pacífica, el anhelo del monasterio.

En esta línea, inauguró la sede del primer Centro de Meditación y Contemplación Cristiana a las afueras de Bogotá, para un laicado que está en la búsqueda de los grandes maestros de espiritualidad, mediante prácticas propias de la Tradición Mística Cristiana. Así, su respaldo a la Escuela de Contemplación SALMOS, no solo fue definitiva para esta Obra que se abrió paso en Colombia y Latinoamérica, sino que, además, fue la impronta de su interés y preocupación pastoral por la vida contemplativa, propia del monje que todos llevamos dentro, y que ahora está convencido de poder desarrollar con estudio, silencio y oración: “Estaré siempre en silencio. Estaré en la oración permanentemente.” Y, por supuesto, me dedicaré también, y es mi anhelo, estudiar un poco más. Volver a mi tiempo de estudiante, rodeado de mis libros; volver a saborear la Sagrada Escritura (…), su especialidad académica y pastoral

No. No es necesario que se recluya en un monasterio, aunque con seguridad visitará alguno. El siglo XXI será conocido por una explosión de ‘monjes urbanos’, de ‘ermitaños de ciudad’, de ‘centros de espiritualidad domésticos’. El señor cardenal va a iniciar el suyo, recogiéndose en la intimidad orante de su residencia. A todos nos atrae la vida monacal, pero “los afanes del mundo y las riquezas ahogan” (Mt 13) en muchos esta vocación; o simplemente, los ‘ajetreos pastorales’ la sofocan en la vida del clero diocesano. Porque todos tenemos vocación de monje, pero nos rehusamos a responder, con miedos camuflamos de activismo.

Podríamos decir con Raimon Panikkar que ‘hay un monje dentro de nosotros’, que emerge una y otra vez, cuando hemos perdido nuestro Centro, cuando la dispersión de la cotidianidad nos ha alejado de esa unión permanente con el Señor:

“… intentando alcanzar la ‘perfección’, el hombre muy a menudo busca la unidad… el ‘unum necesarium’… ‘el centro’… Ser monje es buscar este centro.

En la medida en que intentamos unificar nuestras vidas alrededor del centro, todos tenemos algo de monje. estamos hablando de una dimensión antropológica…

…debemos recuperar la dimensión monástica del hombre como una dimensión constitutiva del ser humano" (Panikkar, Obras Completas - Vol 1.2 pág 232)

Ahora sabemos que podemos contar con su oración cotidiana: “con una oración en que tendré en cuenta a cada uno de ustedes”, insistió en su alocución. Los verbos ‘contemplar’ y ‘meditar’, fueron centrales en la Eucaristía que presidió este jueves 28 de mayo, para celebrar la ‘Misa Crismal’ y hacer la renovación de promesas sacerdotales del clero, que estaba pendiente, a causa de las medidas de prevención de contagio del Covid 19 en Colombia.

Por nuestra parte, solo podemos pedirle que lidere ese bello movimiento que despierta el arquetipo interior del monje en todos aquellos que buscan llevar una vida centrada en Cristo para bien solidario con la humanidad y con la creación. Auguramos una nueva vida de recogimiento, silencio, estudio y oración al Cardenal Rubén Salazar y agradecemos estos 10 años de ministerio episcopal en Bogotá.

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