Maite Gaudí, familiar del genial arquitecto, preside la asociación Amics de Gaudí de Reus “Si Antoni Gaudí estuviera vivo, lo tendríamos entre nosotros, como el abuelo que no nos dejaría de explicar historias”

Un reto que, llevado con “orgullo”, surge por ser la presidenta de Amics de Gaudí, entidad creada el 1955 y que “entre este 2025 y el 2026 vivirá posiblemente algunos de los momentos más importantes de su larga trayectoria, como podría ser la beatificación de Antoni”, constata esta psicóloga infantil ya jubilada y una de las cerca de ochenta personas que conforman esta asociación
Serna acompañaba hace pocos días Maite Gaudí a Barcelona para un encuentro de cortesía con la cónsul general del Japón en Barcelona, Akiko Shikata, y para reencontrarse con “un gran amigo de la familia”, el exrector de la basílica de la Sagrada Familia, Lluís Bonet, de 94 años
“Si estuviera vivo, lo tendríamos aquí, sentado con nosotros, como el abuelo que no nos dejaría de explicar historias”, dicen. Entre rosas, pinceles y cuadros
“Si estuviera vivo, lo tendríamos aquí, sentado con nosotros, como el abuelo que no nos dejaría de explicar historias”, dicen. Entre rosas, pinceles y cuadros
| Xavier Pete, Agencia Flama
Rodeada de pinceles, cuadros con fotografías de Antoni Gaudí y varios animales —dos gatos, una gallina y una tortuga— que entran y salen de un porche que comunica con un estrecho jardín “con pozo de agua”, la reusense Maite Gaudí se siente en el interior de su casa como en un pequeño paraíso a poca distancia del centro de la ciudad donde hace 173 años nació el hijo de uno de los seis hermanos de su bisabuelo, el venerable Antonio Gaudí.
“También era mes de junio”, indica quien, “por cuestiones naturales”, no conoció a un antepasado que cambiaría el transcurso de la historia familiar de los Gaudí que se movían laboralmente y residencialmente entre esta población y la de Riudoms, y quien, después de nacer hace cerca de ochenta años en esta casa de Reus, se considera deudora de un “inmenso reto“. Un reto que, llevado con “orgullo”, surge por ser la presidenta de Amics de Gaudí, entidad creada el 1955 y que “entre este 2025 y el 2026 vivirá posiblemente algunos de los momentos más importantes de su larga trayectoria, como podría ser la beatificación de Antoni”, constata esta psicóloga infantil ya jubilada y una de las cerca de ochenta personas que conforman esta asociación.

Una de ellas es el vocal de su junta, Lluís Serna, más joven que Gaudí y hombre que visita, día sí día también, esta familiar de uno de los catalanes más internacionales para “mantener bien activa” su agenda de compromisos, “si bien su médico le aconseje hacer reposo más a menudo”, sostiene este agente de seguridad y uno de los pilares de la asociación reusense. De hecho, Serna acompañaba hace pocos días Maite Gaudí a Barcelona para un encuentro de cortesía con la cónsul general del Japón en Barcelona, Akiko Shikata, y para reencontrarse con “un gran amigo de la familia”, el exrector de la basílica de la Sagrada Familia, Lluís Bonet, de 94 años.
Mientras la cifra de nuevos asociados no deja de incrementarse semana detrás semana —”además, estamos abriendo diálogos con destacadas instituciones como lo es el Movimiento Gaudí, de reciente creación y de sensibilidades similares a las nuestras”, como pone de relieve Serna—, uno de los actos más inminentes con sello de Amics de Gaudí es una audición en la iglesia prioral de Sant Pere Apòstol de Reus, este próximo 10 de junio, fecha de la muerte del arquitecto de Dios. No obstante, “el trabajo más duro llegará cuando sea enero y entramos en un año que incluso Antonio Gaudí también espera vivir desde el cielo”, añade, a su vez, Maite Gaudí.

Precisamente el 10 de junio de 2026 es una de las fechas que tanto Gaudí como Serna tienen marcadas en el calendario: “Queremos que sea el día que se inaugure una nueva escultura en la ciudad de Reus, fruto del esfuerzo de nuestra entidad”, aseveran. Se trata de una pieza de bronce que su autor, el artista Joan Serramià, empezará a crear el próximo septiembre, y que, “si Dios quiere”, podrá ser bendecida —”o eso esperamos”, admite Serna— en algún lugar de la localidad. “Nosotros propondremos al consistorio uno de los chaflanes de Sant Pere, pero el Ayuntamiento de Reus tiene la última palabra”, precisan los dos, con unos ojos cargados de ilusión.
“Damos las gracias a la providencia por disfrutar de uno de los momentos de la historia en que la vida y la obra de Gaudí florecerán pronto de una manera única hasta ahora”, pronostican estos dos amigos del legado gaudiniano, y amigos de un hombre que, a pesar de no conocerlo en vida, también forma parte de sus vidas. “Si estuviera vivo, lo tendríamos aquí, sentado con nosotros, como el abuelo que no nos dejaría de explicar historias”, dicen. Entre rosas, pinceles y cuadros.
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