La extrema derecha católica global ante León XIV: El desembarco trumpista en España (V)
En el estudio de las redes ultraderechistas católicas no puede pasar desapercibido la presentación a mediados de noviembre en España de Kevin Roberts, presidente de la Heritage Fountation, a quien la ACdP y la Fundación CEU convirtieron en la estrella de la última edición del Congreso Católicos y Vida Pública, y que se analiza en este artículo
“Que la ACdP invite a Roberts supone una legitimación simbólica del modelo político-religioso trumpista, basado en la idea de una ‘nación cristiana’ y en la politización de la fe como herramienta de identidad excluyente y parece indicar un cierto deseo de comprender para replicar, colocando lo religioso en el centro del debate público"
¿Cómo acogerá León XIV, el primer papa estadounidense, quien conoce perfectamente a su compatriota Roberts (y a Vance, a quien ‘regañó’ en X cuando todavía era cardenal) y en varias ocasiones ha mostrado su frontal rechazo las deportaciones masivas de las que es autor intelectual, este alineamiento de una parte de la Iglesia en España con su batalla cultural?
El pasado mes de febrero, Kevin Roberts, el ideólogo del Proyecto 2025, la ‘biblia’ de la segunda Administración de Donald Trump, bendijo con su presencia en Madrid el desembarco en Europa de la agenda política y social que llevó al magnate neoyorquino de vuelta a la Casa Blanca.
Bajo el lema “Hacer Europa grande otra vez” y un logo en el que se veía el inequívoco perfil de la catedral de La Almudena –cuyo permiso o conveniencia nadie solicitó en el Arzobispado de Madrid –el partido Patriotas por Europa, presidido por el líder de Vox, Santiago Abascal, celebraba los buenos resultados cosechados y exhibía en un auditorio de un hotel de la capital a los “líderes del patriotismo Europeo”: Orbán, Le Pen, Wilders, Babiš, Bosak, Kickl…
Con alfombra roja desembarcó de nuevo Roberts a mediados de noviembre en el Congreso Católicos y Vida Pública, organizado por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y su obra emblemática, junto con el diario digital El Debate, la Fundación Universitaria San Pablo CEU. Este católico confeso y presidente de la Heritage Foundation, el poderoso think tank vinculado al Partido Republicano de Estados Unidos que dicta buena parte de los decretos presidenciales de Trump, basados en las más de 900 páginas del Proyecto 2025, entre las que se encuentra la política migratoria que ha hecho de las deportaciones masivas una de sus “medidas centrales”, fue el encargado de ofrecer la ponencia inaugural de este evento, como informa El Confidencial.
“Nos produce preocupación, incluso temor, ver un mundo oscuro a nuestro alrededor –decían los organizadores en el manifiesto con el que presentaron este evento–. Pero olvidamos que nosotros, desde nuestras limitaciones, debemos ser los portadores de la luz. Cuanta más oscuridad veamos en nuestro entorno, nuestra pequeña luz debe brillar aún más, convencidos de que atraerá a los otros hacia ella”.
Con ese contexto y cuando España “se halla en grave peligro”, sumida en una “crisis de descomposición enraizada en la ausencia de referencias permanentes y en el olvido del significado de la trascendencia”, la ACdP consideró que Roberts, el cerebro de la estrategia del nacionalismo cristiano estadounidense, era el perfil idóneo para hablar, con el título “Iluminando: recuperar la cristiandad con fervor y sin complejos”, ante los herederos del quienes ayudaron a tejer el entramado del nacionalcatolicismo en España.
Pero había otros factores que también lo hacían ideal para este momento, y no eran factores menores. La elección de la estrella emergente en el universo MAGA no era casual. Venía de la mano del líder de Vox, a quien Roberts considera “muy amigo”, y también del escoramiento de la propia ACdP, tradicional semillero de políticos democristianos. Y responde a lo tratado en aquel encuentro en febrero pasado entre los líderes ultraderechistas de Europa y el presidente de Heritage Foundation.
“ La agenda de la derecha católica estadounidense tiene una ambición internacional más amplia, que abarca no solo Estados Unidos, sino también Europa. Basta con observar la situación política en Austria, Alemania e Italia”, reconoce en El Confidencial Massimo Faggioli, historiador de la Iglesia y autor del libro “De Dios a Trump”. O con echar un vistazo ahora a la situación política en España, cuna de la Reconquista, imagen con una gran carga simbólica para estos nuevos patriotas. Se trata de una ofensiva más dentro de la guerra cultural propulsada por el argumentario de Roberts, acogida como maná en el entramado de Vox.
“Europa se encuentra en una encrucijada, y esta introspección se extiende al catolicismo europeo. La Iglesia católica en Europa está dividida en temas como el rearme europeo, la guerra en Ucrania y el futuro de Israel y Palestina”, contextualiza Faggioli, profesor en el Trinity Collegue de Dublín. “El sector germanoparlante del catolicismo europeo, vinculado al progresismo teológico y eclesial, muestra una clara preocupación por el peligro de que el trumpismo se extienda al por Europa. Pero la derecha estadounidense tiene un plan para reconquistar y convertir el Viejo Continente. Basta recordar el discurso que Vance pronunció en Múnich el 14 de febrero de 2025…”, apostilla el historiador. Y España está en la agenda de esa reconquista.
Legitimación del modelo político-religioso trumpista
“Que la ACdP invite a Roberts supone una legitimación simbólica del modelo político-religioso trumpista, basado en la idea de una ‘nación cristiana’ y en la politización de la fe como herramienta de identidad excluyente y parece indicar un cierto deseo de comprender para replicar, colocando lo religioso en el centro del debate público. En todo caso, la traslación no es tan fácil ni automática: la cultura religiosa española es muy distinta y, aunque el catolicismo conserve peso cultural, no moviliza políticamente del mismo modo que el evangelismo en EEUU. Eso me lleva a pensar que, tal vez, esta invitación haya sido pensada como como una apuesta simbólica y de alineamiento ideológico con la derecha cristiana global...”, argumenta en El Confidencial Joseba García Martín, profesor de Sociología en la Universidad del País Vasco (UPV).
De lo que no alberga dudas es del otro alineamiento entre Vox y la ACdP, esta histórica organización que cuenta con el reconocimiento oficial de la Conferencia Episcopal Española (CEE) como agrupación de seglares católicos y a la que permite operar en el conjunto de las diócesis españolas, cuyo consiliario era hasta hace poco un obispo (ahora es un sacerdote) y a cuyos congresos asiste el nuncio del Papa en España o un delegado suyo. “La ACdP lleva ya algunos años en una deriva de alineamiento con Vox y con la ultraderecha. Su papel en las campañas antieutanasia de 2020-2021, donde actuó casi como ‘guionista’ de la narrativa contra la ley, y su influencia visible en el discurso parlamentario de Vox, lo evidencian”, afirma el profesor de la UPV.
Erosiona la tradición democristiana de respeto al pluralismo que caracterizó sus Congresos de Católicos y Vida Pública. En lugar de promover la participación cívica desde la diversidad, parecen adoptar una lógica de ‘pasar al ataque’, propia de la guerra cultural
Este giro de los propagandistas le resulta “preocupante” a este sociólogo y estudioso de las conexiones entre la extrema derecha y la religión. “Erosiona la tradición democristiana de respeto al pluralismo que caracterizó sus Congresos de Católicos y Vida Pública. En lugar de promover la participación cívica desde la diversidad, parecen adoptar una lógica de ‘pasar al ataque’, propia de la guerra cultural, con la que buscan reocupar espacio público y político”.
En ese marco de guerra cultural comparten también referentes como Isabel la Católica –cuyo proceso de canonización (paralizado por el Vaticano) apoyan–, los reinos cristianos haciendo frente a la invasión musulmana y todo el revival de la Reconquista, aunque, en opinión de García Martín, “lo religioso ahí opera más como marco cultural y afectivo que como fe practicada”.
“Por eso –añade– interpelan tanto a católicos como a no católicos, y de forma transversal entre generaciones, y el éxito de Vox entre los jóvenes, amplísimamente secularizados, muestra el éxito de esta estrategia. Funcionan como marcadores de pertenencia más que como doctrina, al hay que añadirle la creciente normalización de un lenguaje político saturado de metáforas bélicas (cruzada, defensa de la civilización…) que refuerza una lógica de la antagonización y que busca movilizar políticamente al tiempo que trata de activar emociones de amenaza y orgullo nacional en una sociedad cada vez más polarizada”.
Nada de esto escapa a la atención de los propios obispos españoles, menos combativos que los alemanes en la expansión de la marea nacional cristiana. “Su situación es más ambigua. Sigue atrapada entre dos frentes: por un lado, mantener sus privilegios institucionales en un Estado aconfesional, y por otro, contener a sectores más radicalizados que presionan para imitar estrategias doctrinales y comunicativas del catolicismo militante estadounidense. Esa tensión interna define buena parte de su comportamiento actual y de su dificultad para situarse públicamente en la actualidad”, asevera el sociólogo de la UPV. Aunque ahora, todo hay que decirlo, sienten un poco menos sobre la nuca la mirada del Vaticano, fallecido el papa Francisco, del cual la mayoría nunca fue demasiado devoto.
Pero, ¿cómo acogerá León XIV, el primer papa estadounidense, quien conoce perfectamente a su compatriota Roberts (y a Vance, a quien ‘regañó’ en X cuando todavía era cardenal) y en varias ocasiones ha mostrado su frontal rechazo las deportaciones masivas de las que es autor intelectual, este alineamiento de una parte de la Iglesia en España con su batalla cultural?
Quizás el agustino Robert F. Prevost, que tiene también nacionalidad peruana de los años que pasó allí como misionero y luego obispo, no acabe de entender que una organización católica como la ACdP le abra sus puertas para que sea él quien alumbre en la oscuridad en la que dicen estar sumidos.
De hecho, hace un mes, León XIV pidió a los obispos estadounidenses que hicieron oír su voz contra las deportaciones de Trump. Y de Roberts. Y, tras esta petición, la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos aprobó a medidos de noviembre un ‘mensaje especial’ sin precedentes en el que condenó esas deportaciones y la estigmatización de los inmigrantes. “Nos preocupa profundamente observar entre nuestro pueblo un clima de temor y ansiedad en torno a la discriminación racial y la aplicación de las leyes de inmigración”, afirman en el texto los obispos de los Estados Unidos. Una clara enmienda a la doctrina Roberts.
¿Qué opción abrazarán, por su parte, los obispos españoles? Aunque nunca se admite de manera formal, pero también en esto hay división entre ellos, y la cuestión migratoria es un parteaguas. Pocos se atreven a alzar la voz con claridad sobre este tema, y quienes lo han hecho, sobre todo tras los casos de xenofobia y 'caza la moro' en las localidades de Torre-Pacheco o Jumilla, han recibido toda suerte de descalificaciones en las redes sociales.
¿Sabrán ayudar desde su ministerio para enfriar el ardor guerrero de quienes, escudándose en la tradición católica de España, van de cabeza, pero sin ella, a la batalla cultural a la que algunos dan sus bendiciones? ¿Dejarán también solo, como ya dejaron a Francisco, ante las mentiras e insidias que viene sufriendo León XIV incluso desde antes de ser elegido papa, por parte de las terminales mediáticas del trumpismo cañí, como Infovaticana? ¿Le ayudará a que se calmen las aguas contra Prevost en ese universo ultra quien tiene ascendiente sobre él, y a quien ha escuchado en cursos, no se saben muy bien del todo con qué provecho final, Luis Argüello, el presidente de los obispos españoles? O, por el contrario, ¿acabará el también arzobispo de Valladolid de extender la alfombra roja hasta Añastro, la mismísima sede de la Conferencia Episcopal Española?