España sigue siendo líder en generosidad también material: 400 proyectos en 44 países Mateo Méndez (12 años): “En Infancia Misionera te enseñan a ser misionero, no hace falta irse al Congo”

Mateo Méndez, con Elvira Pillado y José María Calderón
Mateo Méndez, con Elvira Pillado y José María Calderón OMP

Un año más, España ha sido líder en generosidad con Infancia Misionera, la Obra Pontificia que apoya a los misioneros en su trabajo con los niños, que celebra su jornada este domingo 14 de enero

Además de enviar más de 12 millones de euros para apoyar 2.500 proyectos infantiles de educación, salud, protección de la vida y evangelización; esta iniciativa implica a los niños en la misión de la Iglesia

Mateo Méndez –un niño español de 12 años-, y Elvira Pillado –misionera en Tánger donde llevan adelante una guardería para 100 niños y una casa de acogida para 9 niñas- han explicado en rueda de prensa cómo se hace posible

Cuando Mateo Méndez fue al campamento de Infancia Misionera en Navarra en 2022 por primera vez, fue movido por las ganas de pasarlo bien. Desde que era pequeño estaba suscrito con sus ahorros a la revista de Infancia Misionera Gesto, y allí lo vio anunciado. Sin embargo, al año siguiente quiso repetir por otro motivo. “Te enseñan a ser misionero, no hace falta irse al Congo para serlo”.
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Este niño de 12 años ha explicado en la rueda de prensa de presentación de la Jornada de Infancia Misionera la diferencia entre ser bueno y ser misionero. “Para ser misionero hay que ser bueno, pero sobre todo hay que centrarse en Jesús”. Y eso se puede realizar en la vida cotidiana a través de pequeños gestos como obedecer a la primera, bendecir la mesa con los amigos en tu cumpleaños, llevar la hucha del Domund, organizar mercadillos en el colegio o rezar por los misioneros. Y por ello, ha animado a todos los niños de España a no quedarse en las buenas intenciones, sino en pasar a la acción. “Hay que centrarse en lo activo y rezar para que lo que tú no puedes hacer lo hagan otros”.

España, líder en generosidad

Gracias a niños como Mateo Méndez en todo el mundo -y a adultos que apoyan Infancia Misionera-, la Santa Sede puede apoyar 2.500 proyectos infantiles al año, que benefician a más de 4 millones de niños en las misiones. Son proyectos de educación, salud, protección de la vida y evangelización. Un año más, España fue el país que más aportó: 2.325.225,17€, para sostener 431 proyectos en 44 países.

Campamento de la Infancia Misionera 2023
Campamento de la Infancia Misionera 2023 OMP

“No se trata sólo de apoyar proyectos, sino que se ayuda a que la Iglesia esté presente allí donde los niños necesitan de los misioneros”, ha explicado José María Calderón, director nacional de Obras Misionales Pontificias (OMP), institución organizadora de la Jornada. Y por ello se ayuda a orfanatos, maternidades, escuelas, leproserías…

Y por otro lado, Calderón ha subrayado que "Infancia Misionera no es solo una institución que recoge dinero", sino que intenta concienciar a los niños y a los adultos en la necesidad de apoyar el trabajo de los misioneros con la oración y los donativos. Y por ello se organizan al año eventos como Sembradores de estrellas, concursos de dibujos, encuentros y el campamento al que asistió Mateo Méndez.

Gratitud desde Marruecos

La religiosa de Jesús María, Elvira Pillado, ha dado fe de que estas ayudas llegan a Marruecos. Cada año, Infancia Misionera ayuda a 6 proyectos de la Iglesia católica allí, principalmente para la alimentación y la educación de niños de familias con pocos recursos. Las misioneras saben que cuentan con estas ayudas para cubrir los gastos ordinarios, y por eso ha querido agradecer a todos los que han colaborado.

En concreto, su congregación lleva adelante dos proyectos. Por un lado, la guardería “Sagrado Corazón” para 100 niños de familias que no pueden pagar la educación infantil al ser privada. Y por otro lado la casa de acogida “Dar Tika”, un hogar para niñas de 6 a 14 años derivadas por las autoridades marroquíes. Allí son acogidas y educadas hasta que pueden valerse por sí mismas. “Hay que dedicarle alma, vida y corazón. Es un trabajo muy bonito, merece la pena”.

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