Intervención en las Jornadas de Apostolado Seglar de la CEE Luis Marín de San Martín: “El sínodo no se hace para que todo siga igual”

El subsecretario del Sínodo de los Obispos, en las Jornadas de Apostolado Seglar de la CEE
El subsecretario del Sínodo de los Obispos, en las Jornadas de Apostolado Seglar de la CEE

El subsecretario del Sínodo de los Obispos participó el 23 de octubre en las Jornadas de Apostolado Seglar de la CEE

Explicó el porqué y el para qué del Sínodo de 2023 y fue muy claro: "Habrá que cambiar y tomar decisiones".

Ante los delegados diocesanos y responsables del Sínodo en España, pidió una escucha real y efectiva", la participación de todos y huir de tentaciones como el poder o el inmovilismo.

“Yo creo en la sinodalidad profundamente, creo que este es el camino que Dios quiere para la Iglesia del tercer milenio. Esta es la respuesta de Dios y es una oportunidad de gracia. Y me entusiasma, veo la huella de Dios, el Espíritu. Es algo grande”.

Así de animoso habló Luis Marín de San Martín, agustino español y subsecretario del Sínodo de los Obispos, ante un auditorio –presencial y virtual– compuesto por los delegados diocesanos de Apostolado Seglar, responsables de movimientos y asociaciones laicales, y responsables diocesanos del Sínodo de 2023 en la Iglesia española, así como algunos miembros de la Comisión Episcopal de Laicos, Familia y Vida de la CEE, incluido su obispo presidente, Carlos Escribano.

Ocurrió el pasado sábado 23 de octubre, apenas una semana después de que se abriera la fase diocesana del Sínodo 2021-2023, en unas Jornadas de Apostolado Seglar que han servido a la Iglesia en España como primer encuentro de reflexión y visibilización del proceso sinodal en el que está inmersa.

Corresponsabilidad de los laicos

La charla de Luis Marín, invitado estrella, se centró en dos ideas principales en las que insistió repetidamente: la sinodalidad “es” la Iglesia y requiere de la corresponsabilidad de todos sus miembros, y hay varios peligros o problemas ante los que hay que estar alerta, como la tentación del poder o el inmovilismo.

“Al hablar de sinodalidad estamos hablando de lo que la Iglesia es, de su naturaleza y de su misión. Ojalá todos nosotros hagamos posible que la sinodalidad sea el estilo de vida habitual de la Iglesia, en el vivir, en el actuar, en el celebrar y en el anunciar”.

Sobre la corresponsabilidad de los laicos, recordó: “Lo básico no es el sacramento del orden, sino el del bautismo, que nos hace partícipes de la buena noticia. Hay una corresponsabilidad básica del laicado. No es solo colaboración, no es solo ayuda, hay una corresponsabilidad básica como cristianos. El laico es una vocación, aunque nos haya costado mucho reconocerlo”.

Los delegados diocesanos durante la charla de Marín
Los delegados diocesanos durante la charla de Marín

Nuevo modelo eclesial: el poliedro

Entre los peligros más próximos para que la sinodalidad no se lleve a cabo, el agustino español habló del poder, del “democratismo” y de un inmovilismo que se traduce en “esperar a ver si pasa el vendaval”.

Frente a un modelo eclesiológico “falso”, en forma de pirámide (arriba los que mandan, que son muy pocos, y abajo más personas pero con menos poder), algunos piden un “modelo de esfera” donde todos somos iguales y todos votamos. Marín se mostró contrario a ambos modelos, y contra el segundo, lo que llamó “democratismo”, argumentó: “No se trata de ponerlo todo en cuestión. Todos estamos en el mismo nivel, sí, pero somos distintos, aportamos cosas diferentes y nos enriquecemos en función de nuestros carismas”.

Así que propuso una tercera imagen: “El poliedro: mismo nivel, pero distintas caras, distintos colores. Diversidad en unidad. Este es el proceso del sínodo: comunión, participación y misión en una Iglesia pueblo de Dios que camina unido”.

“¡Que no es mandar! ¡Que no es poder! –subrayó en otro momento–. Tenemos que quitarnos el poder de la cabeza y sobre todo del corazón. Es el servicio. El sínodo es una realidad religiosa, no política”.

Las diócesis españolas están inmersas en la fase diocesana del Sínodo de 2023
Las diócesis españolas están inmersas en la fase diocesana del Sínodo de 2023

Respuesta a los inmovilistas

Por último, ante los inmovilistas, los que creen que la sinodalidad es una moda pasajera y que pretenden pasar de puntillas por el requerimiento papal, Marín asegura que lo que nos hace cambiar es “estar a la escucha, no atrincherados en nuestras seguridades”.

“La escucha de este proceso sinodal, esta consulta en el pueblo de Dios y desde el pueblo de Dios, debe ser verdadera, amplia y efectiva, que llegue a conclusiones. Esto no se hace para que todo siga igual, sino para ser coherentes con el Espíritu, con Cristo y con la Iglesia. Habrá que cambiar y tomar decisiones”.

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