El presidente de la CEE denuncia "la imposición ideológica aprovechando la crisis humanitaria y social que padecemos" Omella: “La Iglesia no es una empresa, ni un partido, ni un grupo de presión social, ni un lobby de poder”

Blázquez, Osoro, Omella, Argüello y Cañizares, en la mesa de Presidencia de la Plenaria
Blázquez, Osoro, Omella, Argüello y Cañizares, en la mesa de Presidencia de la Plenaria

“Es el momento para la verdadera política”, apuntó el purpurado, quien recalcó que “no es momento para disputas inertes entre partidos políticos, no es tiempo para soluciones fáciles y populistas a problemas graves, no es el momento de defender intereses particulares”

"La conversión pastoral, el discernimiento y la sinodalidad", ejes de futuro de la Iglesia española

“En este contexto, no deja de sorprender la ley de regulación de la eutanasia, recientemente aprobada en España”, que “ha supuesto un fuerte contraste con la sensibilidad social por el cuidado de las personas mayores y enfermas”

Inmigración: "No vivamos anestesiados ante el dolor ajeno y tomemos conciencia de la situación de vulnerabilidad que viven estas personas, y, en la medida de lo posible, nos comprometamos para que reciban la atención que merecen”

"Hay que prevenir en la formación (de sacerdotes) todo tipo de clericalismo y de futuros abusos ya sean sexuales, de conciencia o de poder”

“Así como el virus no ha hecho diferencias y ha afectado a toda la humanidad, es de desear que también la vacuna sea un bien común que se distribuya a todos por igual y no sea una propiedad privada de unos pocos, sin hacer diferencias entre países ricos y países pobres"

"Nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos"

“La Iglesia no es una empresa, ni un partido político, ni un grupo de presión social, ni un lobby de poder, ni se identifica con ninguna ideología de este mundo”. El presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella, trazó este mediodía un discurso en defensa de la libertad de la Iglesia para defender su mensaje en una sociedad laica, y de diálogo con las instituciones, al comienzo de la Plenaria de primavera.

Un diálogo que no evita críticas, suaves en la forma, pero intensas en el fondo, sobre las restricciones, las propuestas educativas o la eutanasia. “Es el momento para la verdadera política”, apuntó el purpurado, quien recalcó que “no es momento para disputas inertes entre partidos políticos, no es tiempo para soluciones fáciles y populistas a problemas graves, no es el momento de defender intereses particulares”.

En su discurso, el cardenal de Barcelona glosó tres ejes que muestran “las prioridades de la Conferencia Episcopal para los próximos cinco años”, y que, en principio, debería, al fin, aggiornar a la Iglesia española al estilo del Papa Francisco: “la conversión pastoral, el discernimiento y la sinodalidad”.

“Nuestro objetivo es que la Iglesia en España, tanto en su presencia social como en su organización interna, en su misión y en su vida, se ponga en marcha hacia el Reino prometido, en salida misionera, en camino evangelizador”, explicó Omella, quien recordó que “llevamos más de un año de pandemia”.

Temor, desconfianza, sospecha

“La COVID-19, que suma cada vez más muertes y sigue constituyendo una amenaza para la salud de todos, nos ha obligado a vivir bajo el régimen del temor, de la incertidumbre, de la desconfianza, de la sospecha, que ha socavado el tejido vivo de la sociedad a todos los niveles”, recalcó el presidente de la CEE, quien atisbó “signos de esperanza” a través de las vacunas. Pero de vacunas para todos.

“Así como el virus no ha hecho diferencias y ha afectado a toda la humanidad, es de desear que también la vacuna sea un bien común que se distribuya a todos por igual y no sea una propiedad privada de unos pocos, sin hacer diferencias entre países ricos y países pobres”, reclamó.

Plenaria
Plenaria

Al tiempo, subrayó, “el virus no lo podemos combatir aisladamente”. “Quizás sea la gran lección de esta situación. Logramos contener momentáneamente la transmisión del virus, con distancias personales, familiares, locales, autonómicas, nacionales... Pero solo si vamos todos a una, aceptando el diálogo y no el monólogo como vía para encontrar soluciones, podremos avanzar y salir de este bache”, recalcó el arzobispo de Barcelona.

Crisis económica y social 

Nada volverá a ser lo mismo tras la pandemia, eso parece claro. Pero, advirtió el purpurado, “existe un gran riesgo: querer pasar página lo antes posible y volver a la vida de antes como si no hubiera pasado nada”. Y sí que ha pasado: “una parte muy significativa de la población saldrá de esta crisis en una situación económica y social muy crítica”.

“En España, el paro ha aumentado y afecta a casi cuatro millones, además de los abultados ERTE, de incierto futuro. Pero los primeros en sufrir el parón de la economía han sido los 8,5 millones de personas que ya se encontraban en exclusión social antes de la pandemia”, glosó Omella, haciendo referencia al informe Foessa para explicar que “como siempre, quienes sufren más las crisis son los más desfavorecidos, los que tienen menos oportunidades para acceder a los servicios básicos. Entre ellos, sobre todo, los refugiados, los migrantes en situación irregular, las víctimas de la trata de personas, que la pandemia ha invisibilizado”.

Es el fenómeno de la “desigualdad social”, un reto “que tenemos que abordar para asegurar la dignidad de todos y la necesaria justicia social que es siempre garantía de paz social”. Por eso, clamó Omella, “no es momento para disputas inertes entre partidos políticos, no es tiempo para soluciones fáciles y populistas a problemas graves, no es el momento de defender intereses particulares”.

Los obispos lamentan la aprobación de la ley de eutanasia y llaman a la objeción de conciencia
Los obispos lamentan la aprobación de la ley de eutanasia y llaman a la objeción de conciencia

Imposiciones ideológicas

“Ahora es el momento para la verdadera política, que sume a todas las partes y que trabaje para el bien común de toda la sociedad y el fortalecimiento y credibilidad de las instituciones en las que se asienta nuestro sistema democrático”, exigió Omella, quien reclamó “reformas estructurales que superen el vaivén de intereses electorales cortoplacistas”, pues “la política existe para servir y ahora está llamada a servir más que nunca y a olvidarse de la consecución de intereses partidistas o su imposición ideológica aprovechando la crisis humanitaria y social que padecemos”.

Por ello, “la Iglesia va a orar intensamente por nuestros gobernantes y va a hacer todo lo que esté a su alcance para promover las reformas necesarias que, como bien sabemos, empiezan por cada uno de nosotros: no hay cambio social sin una previa conversión y transformación personal”.

En este sentido, “la Iglesia y cada uno de los católicos somos llamados a ejercer un liderazgo ético en el mundo de la economía, de la política y de nuestras relaciones particulares”.

Más allá del asistencialismo

Así, explicó, está trabajando la Iglesia, “en red, en colaboración con otros grupos eclesiales, con entidades civiles y de la administración pública, incluso con organismos internacionales”, respondiendo a las necesidades primarias. “No nos podemos quedar en el asistencialismo de emergencia; la deuda social con los más desfavorecidos incluye su promoción como personas”, recordó.

Auza, Omella y Osoro
Auza, Omella y Osoro

Todo ello en mitad de una crisis profunda en parroquias y diócesis. “Las restricciones han afectado la atención de las personas, que han visto reducidas —cuando no suprimidas— sus actividades de formación, de catequesis, sus encuentros… Sentimos la urgencia, más que nunca, de estar atentos a las necesidades de las personas y de las comunidades, para elaborar propuestas de vida cristiana que permitan anunciar el Evangelio y vivir la fe en estas circunstancias tan especiales”.

Tender puentes, romper muros

En lo político, teniendo claro que la Iglesia “no se identifica con ninguna ideología de este mundo”, Omella echó mano de la Gaudium et Spes y de Fratelli Tutti para  reivindicr la misión de la Iglesia para “tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación”.

“Ante la tentación de algunos, que querrían apartar a la Iglesia del diálogo social, cultural y político”, el purpurado recuerda la constitución del Vaticano II, en el que defiende que “la comunidad política y la Iglesia son independientes y autónomas, cada una en su propio terreno”, y con Bergoglio, advierte que “nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos”.

Una nueva humanidad

Regresando al eje de su discurso, Omella invita a “discernir” la crisis del coronavirus e “interpretarla a la luz del Evangelio”. “Solo así esta amenaza global podrá convertirse, paradójicamente, en camino de salvación, en ocasión para construir una humanidad más fraterna y para repensar nuestra forma de vivir, purificarla y seguir caminando con mayor coraje”.

Sala de la Plenaria
Sala de la Plenaria

“Ante este futuro incierto y este mundo dividido, los católicos somos llamados a ejercer un liderazgo global y local en la cohesión social del mundo y de cada una de sus sociedades”, exlica Omella. También la Iglesia, que “a diferencia de los países o de las grandes multinacionales no tiene otro interés que promover el bien común, la fraternidad universal y anunciar el Evangelio”.

“Tal vez no todos seamos expertos en economía, pero sí que después de 2.000 años de historia y con la ayuda del Espíritu Santo somos expertos en trabajar por crear comunión y forjar comunidad”, reivindicó el purpurado.

Retos pastorales

¿Cuáles son los retos pastorales de la Iglesia en España? Para Omella, esta es la clave del futuro, porque “no se puede anunciar el Evangelio sin ponerlo en práctica en el amor al prójimo, no se puede dar culto a Dios sin cuidar de las personas, como nos enseña la parábola del Buen Samaritano”. En este sentido, destaca la propuesta de “fraternidad universal” del papa Francisco, que traslada a la “fraternidad familiar” y a una mayor sinodalidad en la Iglesia. También, al cuidado de los mayores.

“En este contexto, no deja de sorprender la ley de regulación de la eutanasia, recientemente aprobada en España”, que “ha supuesto un fuerte contraste con la sensibilidad social por el cuidado de las personas mayores y enfermas”.

El cardenal Juan José Omella.
El cardenal Juan José Omella.

“Ante el sufrimiento que derriba a las personas, desde la Conferencia Episcopal Española apostamos por una cura integral de las personas que trabaje todas sus dimensiones: corporal, espiritual, relacional y psicológica. No dejaremos nunca de repetir que no hay enfermos «incuidables» aunque sean incurables”, recuerda el presidente de la CEE, que reclama a los gobernantes “destinar los recursos necesarios para asegurar unos dignos cuidados paliativos que garanticen el control adecuado del dolor a todos los que los necesiten (…). En estos momentos, esto sí es una prioridad”.

Juventud, migrantes, vocaciones

Tras repasar la relevancia de la juventud (uno de las grandes preocupaciones de los obispos es el alejamiento de los jóvenes de la Iglesia, y el futuro de los seminarios),  los retos de la migración, especialmente en la frontera sur (“No vivamos anestesiados ante el dolor ajeno y tomemos conciencia de la situación de vulnerabilidad que viven estas personas, y, en la medida de lo posible, nos comprometamos para que reciban la atención que merecen”), y una ecología integral al servicio del bien común, Omella muestra su preocupación por la situación de la Iglesia en la España rural. “Es un reto importante mantener esas parroquias vivas y activas, y organizar la atención pastoral”.

Sinodalidad made in Spain

“¿Qué puede hacer la Iglesia? ¿Cómo tiene que organizarse ante esta crisis global, también religiosa, que ha acentuado el coronavirus y cuya solución requiere un plus de fraternidad universal y de amistad social?”, se pregunta el líder de los obispos españoles. “La sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia en el tercer milenio”. Una sinodalidad que “significa comunión en todas las direcciones: de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba, poniendo en movimiento a todo el Pueblo de Dios, sobre todo a los laicos”.

Abusos psicológicos y de autoridad a religiosas en España
Abusos psicológicos y de autoridad a religiosas en España

En España, el camino hacia una Iglesia más sinodal y evangelizadora pasa, entre otras, por “la renovación de las estructuras de la Conferencia Episcopal española”, con “la promoción de la participación de los laicos” y de la Acción Católica General. Y, también, la formación de los sacerdotes, para “prevenir en la formación todo tipo de clericalismo y de futuros abusos ya sean sexuales, de conciencia o de poder”.

“El compromiso de la Iglesia en este punto es incuestionable con las nuevas normas de imputabilidad y la progresiva creación de Oficinas para la Protección de menores en todas las diócesis. Para el desarrollo de la pastoral vocacional, uno de los proyectos de estos años será la creación de un Centro nacional de Vocaciones”, anunció.

Discurso Inaugural de La 117 Asamblea Plenaria (Abril 2021) Card. Omella by Jesús Bastante on Scribd

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