Luis Argüello y el borde de la política partidista
Si su opinión personal de ciudadano es esa, vale, pero si habla como Obispo, y así lo hace, mejor callar
"No creo haber roto neutralidad alguna. A la pregunta de esta entrevista, respondo remitiéndome a la Constitución y a los mecanismos que esta prevé”, sentencia Argüello... Reflexionemos. Luego no está respetándose la Constitución, luego el gobierno y los que lo respaldan actúan inconstitucionalmente, luego la oposición está pasando por lo que no debe, luego el Tribunal Constitucional está haciendo el paripé en sus obligaciones...
En fin, sinceramente, para ser un Obispo quien habla, demasiadas certezas jurídicas. En un terreno donde la política se hace diversidad de interpretaciones y de instancias que la determinan en relación a la ley constitucional, un Obispo no tiene dudas. Pero si los responsables jurídicos no han dado los pasos requeridos y previstos, ¿por qué lo ha de aclarar un Obispo que, en este terreno, solo puede hablar a título personal? Si su opinión personal de ciudadano es esa, vale, pero si habla como Obispo, y así lo hace, mejor callar. Numerosos católicos no lo ven como él y son libres de no verlo; estamos en un terreno de disputa jurídica que doctores tiene el Estado y la ciudadanía para exigirlo y aclararlo.
Hay, por tanto, una certeza moral en el Obispo que discurre de lo ético a lo jurídico y político y que no le corresponde ni aunque acierte; su palabra es la del ciudadano Luis Argüello que, por Obispo, debió evitar y remitir la cuestión a sus instancias propias. Yo puedo decirlo como persona, pero como Párroco de una Iglesia no lo he hecho, ni debo hacerlo en esos términos. Pues un Obispo, menos aún. Pienso.
Al día siguiente, hoy, lunes 15 de diciembre, ha ampliado sus razones, véase RD, y acierta en todas menos en la última: en cuanto "al respeto a las reglas básicas del Estado de Derecho, no soy neutral". Cae en el error, a mi juicio, de creer y decir, como Obispo y presidente de la CEE, que conoce inequívocamente la falta de respeto a las reglas del Estado de Derecho Constitucional y que sabe que no hay camino legal legítimo que justifique seguir gobernando a quienes piensan lo contrario. No me atrevería a decir eso -como simple párroco de la comunidad cristiana- en estos momentos de la vida social española; como particular puedo, como cargo eclesiástico no tengo certeza sin caer en la política partidista.
No comparto este paso final de Argüello, no lo veo en su derecho de Obispo; sí, como ciudadano, no como Obispo; pero de Argüello importa su posición religiosa y ética de Obispo, el resto es para sus amigos. Y mantengo esto si esta misma mañana el Constitucional le diera la razón; seguiría pensando que ha usurpado funciones jurídicas en discusión que al Obispo no le corresponden. Como mínimo requieren de “un parece, pero no me corresponde a mí". De hecho, los apoyos que recibe se están refiriendo a que es un ciudadano libre, pero esta no es la cuestión, y a que habla moralmente como Obispo de la ley común, y esto es lo que tiene que compartir si nos quiere representar. A mi juicio, no le alcanza su competencia moral para concluir inequívocamente esa traducción jurídica. Le corresponde a la política y hemos de respetarla.