Salvador Illa: "Quien quiera identificar la fe con determinada tendencia política, se equivoca"
Entrevista al president de la Generalitat de Catalunya
El president de la Generalitat recibe a RD en el Palau para una conversación sobre fe, política, extremismos o esperanza, con el pórtico del Año Gaudí y la visita de León XIV a la Sagrada Familia como deseo a realizar
“¿Qué recomendaría usted a alguien que intente dedicarse a la cosa pública?” preguntó Salvador Illa, al Papa Francisco, durante uno de sus encuentros. “’No perder la proximidad del pueblo’, me dijo”, confiesa el president de la Generalitat, que recibe en el Palau a RD para una conversación íntima, intensa, que va de lo más concreto (las palabras de Argüello sobre la disolución de la legislatura) a la defensa de unos valores universales, que tienen en el Evangelio su pórtico.
Porque Salvador Illa, pese a quien pese, sigue confesándose católico, “sin ningún problema” y tratando de que los valores que impregnan el humanismo cristiano se sigan desplegando en mitad de una sociedad laica, en libertad y con respeto a otras formas de entender la vida, y la propia sociedad.
Illa, el primer político español en encontrarse con León XIV, y a quien ha invitado a España –“tenemos el 10 de junio, fecha del centenario de la muerte de Gaudí, marcado en rojo en nuestro calendario, y sería un honor recibir al Papa ese día en Barcelona”, considera que ambos pontificados, el de Bergoglio y el de Prevost, comparten el mismo deseo que, convertido en consejo, le planteó el pontífice argentino: “Estar en los límites de la periferia”, que hoy se traduce en la pobreza y la desigualdad denunciadas por el informe Foessa, en el desafío de la migración, en los mensajes excluyentes de una polarización que cada vez afecta, y más, al ámbito de lo religioso. Y hacerlo lanzando, como hace el president de la Generalitat, un mensaje “de esperanza y confianza”. “Hemos pasado momentos igual de complicados, igual de decisivos, y nos hemos superado”.
Pregunta.-La primera pregunta es de rabiosa actualidad. El presidente de la Conferencia Episcopal ha vuelto a pedir, en una entrevista en La Vanguardia, la dimisión de Pedro Sánchez, la convocatoria de elecciones o una moción de confianza. ¿Cómo vive, como socialista y católico, las palabras de monseñor Argüello?
Respuesta. Desde el máximo respeto hacia todo el mundo, en particular a monseñor Argüello, yo creo que fueron muy acertadas las manifestaciones que hizo el presidente de la Conferencia Episcopal Tarraconense, monseñor Planellas, señalando que hay distintas visiones políticas dentro del mundo católico, que hay que respetarlas todo, y que hay que dejar gobernar. Lo digo desde el máximo respeto. Las declaraciones de Planellas fueron ponderadas, y las hago mías.
P.-Las palabras de Argüello, ¿rompen la neutralidad de las relaciones Iglesia-Gobierno?
R. Insisto: yo creo que quien estuvo muy acertado fue Planellas. El catolicismo, los valores cristianos, la fe cristiana tiene distintas declinaciones posibles: en el ámbito profesional, en el vital, en el político. Todas son igualmente respetables. Creo que es bueno tener mucha prudencia en lo que se dice. Por eso me parecen especialmente acertadas las palabras del arzobispo de Tarragona.
“Gaudí representa lo mejor de Cataluña: avanzar, anticiparse. La genialidad, el atrevimiento, el ascensor social, la técnica, el arraigo a unos valores, el no quedar impresionado por una riqueza desbordante de una burguesía desbordante, y saber mantenerse muy fiel a su manera de entender la vida”
P.-No es la primera vez que el presidente de la CEE repite esta aseveración, ya lo hizo en junio. ¿Es cierto que la religión está volviendo a ser un factor de división y no tanto de moderación? ¿Cómo lo vive usted, uno de los pocos responsables políticos, de la primera línea, que no tiene temor a confesarse católico?
R. Yo soy creyente, siempre lo he dicho en público. Políticamente, soy militante del Partido Socialista, formo parte de esta familia política y tengo responsabilidades, con mucho orgullo, en la misma. No siento ninguna contradicción en esto. Creo que el gobierno de Pedro Sánchez está haciendo un buen trabajo. Todo es mejorable, todo es opinable, lo respeto, pero está haciendo un buen trabajo, y debe seguir haciéndolo.
R. La cuestión religiosa está otra vez en auge en las sociedades occidentales, quizá por un exceso de individualismo, de relativismo, eso que llaman verdades alternativas, frente a La Verdad…. Quizá porque hay cosas opinables, por el exceso de información en las redes sociales, la inmediatez, lo cierto es que se ha vuelto a poner de relieve la trascendencia, la necesidad de dar un sentido a la vida… Sea por lo que fuere, yo lo vivo como algo positivo.
R. Creo que es preciso reforzar la dimensión comunitaria y los valores del humanismo cristiano. A mí me preocupa mucho la cohesión social. Creo que hay que generar prosperidad, no he encontrado un mecanismo mejor como una economía de mercado, que tiene que estar regulada porque si no lleva a excesos y a mal funcionamiento, pero también estoy convencido de que tan importante como generar prosperidad es compartirla, social y territorialmente. Ahí es donde tenemos que poner ahora el acento, y eso es lo que estoy intentando hacer.
P.-Lo cierto es que parece volver una identificación de lo católico con lo que representa la derecha, o incluso la ultraderecha…
R. La gente que hace esto se equivoca. Es una manera de restarle valor a la fe, que se puede declinar de distintas maneras. Yo me quedo con los mensajes del Papa Francisco, con los del Papa León XIV, que son muy claros. El debate que se inició sobre el Ordo Amoris es muy relevante desde todos los puntos de vista. Todos somos igual de dignos, la dignidad no va por barrios ni por círculos concéntricos, esto lo dijo el Papa Francisco con una claridad meridiana.
R. León XIV, en los pronunciamientos que ha hecho hasta la fecha, se ha mostrado también muy claro en este sentido. Quien quiera identificar el catolicismo o la fe con determinada tendencia política, se equivoca, hace un mal servicio a su proyecto político y al catolicismo, es una manera de empobrecerlo todo.
P.-¿Pero le preocupa? Porque es verdad que se está polarizando también en ese ámbito de fe
R. Todo se polariza. Es un error polarizarlo todo. Hay que aceptar con normalidad que en sociedades plurales y abiertas como las nuestras, en democracia, todo el mundo exprese su punto de vista o cómo siente que tiene que vivir su fe. Se puede vivir de muchas maneras, se tiene que vivir con normalidad. Llevarlo todo al extremo de la polarización, al ‘O tú o yo’, es un error. Esto es producto de la inmediatez, de la simplificación excesiva de las cosas, de un idealismo excesivo, me parece que no va en la buena dirección.
“Me haría mucha ilusión que (León XIV) pudiera acompañarnos en la celebración del Año Gaudí, que es un reto muy relevante también para Barcelona, para Cataluña y creo que para el conjunto de España”
P.-Hablaba de Francisco y de León. Usted ha tenido la oportunidad de encontrarse con los dos. ¿Qué sintió con la muerte de Francisco y qué balance se puede hacer de su pontificado?
R. He tenido el privilegio de poder estar en audiencia privada con ambos dos, y lo he vivido con emoción. Francisco ha dejado un legado importante, con mensajes muy claros. Ha sido un papado muy valiente, de volver a las raíces, de desplegar el sentido del Concilio Vaticano II. Le pedí consejo en su momento, le dije: ‘Oiga, ¿qué recomendaría usted a alguien que se dedique a intentar dedicarse a la cosa pública?’. ‘No perder la proximidad del pueblo’, me dijo. Él era un papa próximo, quería estar en los límites de la periferia. Y me parece que León XIV, con un estilo distinto el suyo, que se irá desarrollando conforme su papado vaya avanzando, comparte un enfoque doctrinal en la línea que definía del magisterio de Francisco. Creo que su magisterio ha dado que pensar a mucha gente.
P.-¿Le ayudó a tomar decisiones?
R. Me inspiró. Cada uno tiene su forma de hacer las cosas: me inspiró Francisco, León XIV me puso énfasis en trabajar por la convivencia y el diálogo. Cada uno tiene su propia manera de aplicar sus valores, en mi caso la fe, en la vida cotidiana y en sus responsabilidades, desde el máximo respeto a un Estado laico en el que estamos.
P.-Entiendo que invitaría a León XIV a Barcelona, a Cataluña. Ya hemos avanzado en el año Gaudí, ¿qué le dijo?
R. Bueno, me dijo que no podía confirmarlo. Estaba al corriente del Año Gaudí, conoce Barcelona y España. Yo le trasladé que sería un honor para el gobierno de Cataluña, traía también un mensaje de las máximas autoridades del Estado, que sería un honor que pudiera atender la invitación que le había extendido ya el cardenal Omella y también en nombre del gobierno de Cataluña. Me dijo que no estaba en condiciones de confirmarlo ahora, pero que lo iba a valorar. A mí me haría mucha ilusión que pudiera acompañarnos en la celebración del Año Gaudí, que es un reto muy relevante también para Barcelona, para Cataluña y creo que para el conjunto de España.
“Tenemos una capacidad enorme para hacer cosas, para generar prosperidad. Se trata de que lo hagamos bien, pensando en el bien común, en el interés general y que lo compartamos”
P.-Nosotros hemos publicado que León vendrá a Barcelona, a Madrid y probablemente a alguna otra ciudad en junio, que la fecha del 10 de junio está marcada en rojo, tanto para la Iglesia como para las autoridades de Cataluña, en la Sagrada Familia, que podría ser un momento, no sé si con o sin beatificación, pero en todo caso parece que también ese camino se ha avanzado…
R. No me corresponde ni decirlo ni tengo información al respecto. Hay un proceso de beatificación en marcha. Para la sociedad catalana sería una enorme alegría que el Papa nos acompañara en estos meses, con ocasión de la finalización de la Torre de Jesús de la Sagrada Familia. El 10 de junio es una fecha que todos tenemos marcada en rojo en el calendario, el centenario de la muerte de Gaudí. Gaudí era un genio y su obra arquitectónica es un reflejo de su genialidad. Cuando entras en el Templo de la Sagrada Familia, tienes una sensación, creo que todo el mundo la tiene, especial. Sería muy bonito que el Papa nos pudiera acompañar.
P.-Hablaba de Gaudí, de quién, qué significa, pero ¿por qué es tan importante Gaudí para entender el alma catalana y por qué es tan relevante reivindicar su legado no solo como arquitecto, sino como persona que entendió el mundo en el que vivía?
R. Refleja un momento de la historia de Cataluña, un momento de gran transformación, de cambios sociales muy importantes, de expansión económica, de ampliación de la ciudad. Un momento importante en Cataluña y de cambio muy de fondo, del siglo XIX al XX. Gaudí plasmó todo esto con una genialidad que aún hoy sorprende en sus edificios. Luego tiene una evolución mística muy relevante, y sus obras sorprenden aún. Es una persona avanzada a su tiempo, que se arraiga mucho en sus valores, que hace un viaje personal muy interesante. Y es también un ejemplo de ascensor social: una persona que nace en una familia muy humilde de lateros. Aquí, en mi despacho, tenemos un puchero de los que hacía su familia. Fue un hombre que se inspiró en la naturaleza. Toda su arquitectura es una plasmación de la naturaleza, y con unos avances técnicos impresionantes para su tiempo. Gaudí representa lo mejor de Cataluña: avanzar, anticiparse. La genialidad, el atrevimiento, el ascensor social, la técnica, el arraigo a unos valores, el no quedar impresionado por la riqueza de una burguesía desbordante, y saber mantenerse muy fiel a su manera de entender la vida. Era una persona enormemente austera y la forma en que murió también es un reflejo de su actitud vital.
P.-En ‘El Aprendiz de Gaudí’ planteo precisamente esto: un hombre que está muy apegado a su tiempo. Por ejemplo, cuando se produce el atentado en el Liceu, tarda apenas tres años en hacer un conjunto escultórico del demonio entregando la bomba a Orsini a un obrero. Me refiero a que está muy lejos de lo que durante un tiempo se nos ha vendido de Gaudí, como únicamente un místico.
R. -Yo creo que es un reflejo de su tiempo, como usted dice, muy apegado a su realidad social. Es quizá el mejor exponente que tiene la sociedad catalana de ese cambio de siglo, de ese final de 19 y principios del 20.
“Los migrantes son personas con dignidad, con nombres y apellidos, con un rostro, que no se van de su país por voluntad propia, sino por necesidad, y que tienen derecho a ser tratados como personas, y no como números”
P.-Un catalán, pero muy universal…
R. Muy universal, con un lenguaje universal, con un lenguaje que seduce universalmente. Solo hay que ver el atractivo que tiene la Sagrada Familia, que también refleja una ambición, la capacidad de proyectar un templo como éste con una visión, una ambición, que también refleja lo que es capacidad de sí la sociedad catalana.
P.-Pertenecemos a una generación que siempre ha visto la Sagrada Familia entre grúas, y que la veremos terminada. ¿Cómo nos vamos a sentir al contemplarla sin andamios, sin esa imagen de iglesia en permanente estado de construcción, que también tiene mucho de icónico?
R. Muy orgullosos. Será también el reflejo de una sociedad catalana, que tuvo la capacidad de ser fiel al legado de Gaudí, de haber concluido su obra magna y de haberlo hecho con un mensaje al mundo, de apertura, de respeto a la naturaleza. Quedará la fachada de la Gloria, hay que trabajarla, pero el resto de la obra quedará concluido. Eso es un orgullo para todos. Al menos yo así lo viviré.
P.-La Iglesia, Cataluña, España… somos un país laico, pero con unos valores que también son útiles para vivir en sociedad, los valores del humano cristiano. ¿Cómo se concilian esos valores desde el respeto a la laicidad, pero también desde una defensa del progreso, que se traduce en la lucha contra la pobreza? Acaba de salir el informe Foessa, con unos retos que hay que plantear y una conclusión: que no fallan las personas, sino un sistema cada vez más individualizado. ¿Cómo se concilia esto desde su responsabilidad política?
R. Con respeto al carácter laico de nuestro Estado, de nuestro sistema de gobierno, que yo respeto escrupulosamente, pero que no impide que cada uno desarrolle su fe y la exprese en público. Esto no entra en contradicción con mi fe católica ni con los valores que intento que inspiren mi actitud vital, que son los valores del humanismo cristiano. Unos valores que siguen muy vigentes y que yo encuentro concordantes con el proyecto político en el que me siento cómodo y en el que vengo trabajando desde que tengo uso de razón. Trabajar para que se genere prosperidad. Nunca antes en la historia humana hemos tenido tanto conocimiento acumulado, tanta gente inteligente trabajando en tantos ámbitos: ingenieros, médicos..
R. Tenemos una capacidad enorme para hacer cosas, para generar prosperidad. Se trata de que lo hagamos bien, pensando en el bien común, en el interés general y que lo compartamos. No se trata de que esta prosperidad que se genera quede reducida a unos pocos territorios, a unas pocas personas. Sobre el informe Foessa, en la última cumbre del G20, se pidió por parte de la presidencia sudafricana al economista, Premio Nobel Joseph Stiglitz, que coordinara un informe muy importante, que da datos sobre la creciente desigualdad, cómo el 1% de las personas más ricas del planeta acumulan el 80% de la riqueza, y se pone en riesgo la equidad de la sociedad, y también los regímenes democráticos, que generan un desequilibrio entre las personas. Hay que luchar contra esto, reconociendo la dignidad de todas las personas.
R. Son valores también muy pertinentes, y ahí tanto el papado de Francisco como el de León XIV, han lanzado mensajes muy sólidos, muy relevantes, sobre un problema muy vigente, que es el de las migraciones. No es nuevo, ha ocurrido siempre, pero no olvidemos que los migrantes son personas con dignidad, con nombres y apellidos, con un rostro, que no se van de su país por voluntad propia, sino por necesidad, y que tienen derecho a ser tratados como personas, y no como números. Todo esto lo vivo con normalidad, y no veo que entre en contradicción, igual que si tuviera colegas o que profesaran otra tradición religiosa mientras respeten el marco de un Estado laico…
“Sueño una Iglesia valiente, directa, que viva los mensajes del Concilio Vaticano, atrevida y a favor de los más necesitados y de los más pobres”
P.- En eso, Cataluña es un ejemplo. Lleva 25 años con la Dirección General de Asuntos Religiosos...
R. Efectivamente, es ya un patrimonio del autogobierno de Cataluña. Una dirección general que ha estado en diferentes gobiernos y distintas orientaciones políticas, y que ha intentado siempre tener relación con todas las confesiones religiosas presentes en Cataluña, buscar espacios de diálogo entre las mismas, consensuar mensajes para el conjunto de la sociedad y respetar esta pluralidad religiosa que se da en Cataluña, en España y en Europa en estos momentos.
P.-¿Cómo se imagina la Iglesia y la sociedad del futuro? En cuatro, cinco titulares…
R. Valiente, directa, que viva los mensajes del Concilio Vaticano, atrevida y a favor de los más necesitados y de los más pobres.
P.-¿Cree que la Iglesia está preparada para asumir ese reto?
R. Sí. Lleva un recorrido largo, ha pasado por etapas de todo tipo, pero creo que está preparada y que los últimos papados han servido para revigorizarla. En este sentido, la sinodalidad impulsada por el Papa Francisco fue un acierto. Sirve para abrir un debate, para dar la voz a la comunidad de creyentes. Creo que está preparada.
P.-¿Habrá marcha atrás en temas como el de la mujer en la Iglesia, como la propia sinodalidad…?
R. Yo creo que no. Esa es mi impresión. Creo que hay corrientes de fondo. Y deseo, además, que se siga en esta línea que es la más fructífera, desde mi modo de entender la fe.
P.- Su legislatura estará muy bañada por el tema religioso. Lo vimos hace unos meses, acudiendo a la presentación del Milenario de Montserrat, terminará con la píldora de ver culminada la Sagrada Familia…
R. La legislatura, tiene el éxito del Milenario de Montserrat. También la Sagrada Familia. Yo tengo dos empeños: el Camino Ignaciano, trabajando con la comunidad jesuita de Manresa, y también estamos hablando -no sé si esto lo he dicho alguna vez en público-, con la comunidad de Poblet para ver cómo podemos contribuir a impulsar y ayudar a un referente espiritual, histórico para la Catología como es Poblet. MontSerrat, Poblet, Camino Ignaciano, Gaudí…
P.-Terminamos un año en que hemos despedido a personalidades como Vicky Molins Josep Bigordà, o Maria Pau Trayner. ¿Qué valoración hace sobre la desaparición de estos referentes, que se nos están marchando y qué nos queda después de ello?
R. Estas personas que nos han dejado son testimonios muy valiosos, dejan un legado, un mensaje, y habrá otros testimonios. Cada época tiene sus pensadores, sus testimonios vitales. Estos son muy relevantes, han dejado un mensaje, han dejado un legado, son un ejemplo para muchas personas, también es verdad que dejan un vacío, pero habrá otros testimonios. Su testimonio vital es una invitación a reflexionar y a comprometerse con la sociedad, cada uno desde su óptica, desde su punto de vista, pero comprometerse. Son testimonios de compromiso con la sociedad.
P.-Estamos a punto de celebrar la Navidad, que es una fiesta muy relevante para los que creemos en Jesús. No sé si querría dar un pequeño mensaje a los lectores de RD..
R. Sí: me gustaría desear una Feliz Navidad a todos los lectores de RD. Y, en segundo lugar, ofrecer un mensaje de esperanza y de confianza. Estamos en un momento de cambios muy profundos en el mundo: geopolíticos, medioambientales, tecnológicos, económicos..., y a veces parece que no hay alternativa, que estamos abocados a un mundo dominado por el uso de la fuerza, donde la razón y los argumentos pasan a un segundo plano, con una tecnología al servicio de los que más tienen, y no al bien común. Yo lanzo un mensaje de esperanza: nada está escrito. En regímenes democráticos como el nuestro, en Europa, va a suceder lo que los ciudadanos queramos. No está escrito, no hay un determinismo de lo que tenga que ocurrir.
R. Es verdad que hay riesgos, pero también muchas oportunidades. Hay que lanzar un mensaje de esperanza. La gente, cuando ve riesgos, tiene miedo: ‘¿Voy a perder el trabajo? ¿Va a cambiar todo? ¿Cómo voy a quedar yo? ¿Qué va a pasar?’ Y el miedo lleva a encerrarse en lo mismo, a mirarse el ombligo, a buscar falsos culpables. Hay que superar las oportunidades que tenemos. Nunca antes habíamos tenido tanto conocimiento, nunca antes habíamos tenido tantos recursos, tanta capacidad de transformar las cosas, tanta capacidad tecnológica para aplicarla a la medicina, a la educación. Hay oportunidades y hay esperanza.
R. También me gustaría mandar un mensaje de confianza: hemos pasado momentos igual de complicados, igual de decisivos, y nos hemos superado. Si ir más lejos la última pandemia, fíjese, nos hemos superado. Por tanto, lo podemos hacer. Lo hemos hecho en realidad, por eso creo que podemos lanzar un mensaje de esperanza y de confianza.