PRINCIPIOS PARA UNA POLITICA INTERNACIONAL DEL ESTADO VATICANO

Que el Estado del Vaticano como poder politico tenga sus preferencias es un poco normal, pero que sus selecciones le sean impuestos por afuera es otra cosa. Hay personal que trabaja mas por los intereses del Imperio que paga bien a su gente que a los Evangelios que se involucran con los intereses de los pueblos. Los pactos del Vaticano con Washington le quitan mucho de su "catolicidad". 

Una política internacional del Vaticano se impone así que la renovación de su personal diplomático.

VATICANO Y U.N.

 Sabemos todos que el Vaticano tiene una influencia importante en el manejo internacional de los Estados. Esta influencia le viene, por un lado, de su presencia, a través del clero, en medio de los pueblos que profesan la fe cristiana y, por el otro lado, a través las jerarquías, de su proximidada las oligarquías y  a los políticos y  gobiernos. Así, tiene acceso a mucha informaciónde lo que se vive y se dice en los pueblos y, al mismo tiempo, en los poderes públicos. 

No hay que sorprenderse que gobiernos traten de hacerse cercanos de los dirigentes del Estado Vaticano. Es el caso, entre otros, de Estados Unidosque ha visto, desde mucho tiempo, el potencial que ese Estado pudiera representar por sus políticas internacionales. El rumor de que Estados Unidos haya infiltrado, por representantes eclesiásticos, el manejo del Estado Vaticano, tiene un cierto fundamento.

El Vaticano ha sido un buen colaborador de Washington en su lucha, en Polonia, para la defensa de Lech Walesa y  el cambio de régimen a favor d Walesa. El Vaticano, como es bien conocido, a servido para el transfer de fondos que el cardenal Karol Wojtyla transitaba al sindicato dirigido por Lech Walesa. 

En la guerra de Nicaragua contra los sandinistas, el Vaticano se hizo presente  en el manejo del dinero para la compra de armas a favor de las Contras. Nos recordamos todos de la victoria de los sandinistas en contra del dictador Somoza. Del hecho de presentarse como gobierno, independiente, soberano, socialista y anti-imperialista,Washington, junto al Vaticano, cuyo papa de aquel tiempo, Juan-Pablo II, amigo fiel a Washington, se declararon en contra de ese gobierno y optaron por la guerra por medio de mercenarios reunidos en lo que llamaron las Contras. El objetivo era la eliminación de los sandinistas y cambio del régimen político. 

Esa cooperación de la Iglesia con Washington se mantiene tal cual desde la llegada del papa Juan-Pablo II. En América latina, el Vaticano se mantuvo firme en sostener tanto por sus acciones que por sus silencios , los crimines cometidos por su gran aliado.

El papa Francisco, con su Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, dio un signa que las cosas iban a cambiar. El presidente de Bolivia, Evo Morales, se exalto al decir, ahora si “que tengo un papa.” La alegría se ha quedado bien corta, pues todo volvió a las políticas de Juan-Pablo II: todo movimiento social o político que tiene olor a  socialismo y comunismo, debe ser combatido junto a Washington que no quiere saber nada de ellos. Yo pongo aquí un articulo que tienen que leer y que da el contexto en el cual se produce la muerte imprevisible del Papa Juan-Pablo I y la llegada del papa Juan-Pablo II. Son elementos que permiten entender mejor las orientaciones de la Iglesia en América latina. 

Las pretensiones de Washington y del Vaticano de deshacerse de los sandinistas en Nicaragua, después de tantos años, siguen iguales a los del chavismo en Venezuela. La política internacional del Vaticano en América latina se fundamenta sobre la ideología neoliberal y imperialista. Nada que ver con los principios de los Evangelios y el mensaje de Jesús.

¿Qué hacer?

Nuevos principios para las relaciones internacionales del Vaticano se imponen.

Hay dos grandes instituciones que tienen un carácter universal y mundial: las Naciones Unidas y la Iglesia “católica”.

Las Naciones Unidas se presenta al mundo con la participación de los 195 países miembros de su Asamblea general. Esta representación de los países del mundo se dio una Carta magna de los derechos tanto de las personas que de los pueblos. Todos, incluyendo, el Estado del Vaticano, votaron para que esta Carta magna de los derechos sea respetada tanto por los mas poderosos que por los mas pequeños.

La Iglesia católica se presenta con el Evangelio del Nazareno el cual se dirige al mundo entero. Cada ser humano debe ser respetado y amado. En la casa del Padre hay lugares para todos y todas.En este Evangelio se habla mucho de amor fraternal, de justicia, de verdad, de misericordia, de solidaridad y de compasión.

En sus encíclicas sociales, esta misma Iglesia habla de bien común para los pueblos, de justicia social, de solidaridad entre los pueblos. Por la misma ocasión, le corresponde a esta Iglesia  hacerse critica severa del capitalismo salvaje que hace pasar sus interés individuales ante los intereses y el bien común de los pueblos. Al denunciarlo se opone a los que lo promueven y se hace solidario con los que se oponen a este mismo capitalismo. A veces, uno se pregunta si es realmente lo que sucede.

Pertenece a la Iglesia católica y a las Naciones unidas denunciar los países y pueblos que no respetan el derecho internacional como es el caso de las distintas formas de intervencionismo de ciertos Poderes dominantes que se involucran en los asuntos internaos de pueblos y gobiernos legítimos. Es asunto de la Comunidad internacional de analizar y decidir la pertenencia o no del intervencionismo.  Va igual para la Iglesia católica. A ellas (ONU_IGLESIA) les corresponde llamar a esos poderes potentes para que respeten los derechos de los pueblos y países y que no se meten en sus asuntos sin la aprobación del Consejo de seguridad de las Naciones Unidas o los propios gobiernos preocupados.

 Creo en la Iglesia católica y en la Carta magna de las N.U.. Al no cumplir con sus responsabilidades internacionales y universales,  la Iglesia católica como las N.U. pierden toda credibilidad ante el mundo entero. Hay espacio para volver al lenguaje de los Evangelios y a la gran misión al servicio de los pueblos. 

Por eso hay que volver a recuperar el control del Vaticano.  Una renovación profunda del personal se impone.

Oscar Fortin

9 de agosto 20120

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