Un episcopado al servicio de los intereses de Washington

En abril y mayo 2018, el episcopado venezolano, impulsaba una campana nacional para que los Venezolanos y Venezolanas no fueran a votar el 20 de mayo, día establecido por el CNE para elegir el presidente de Venezuela por el periodo de los seis próximos anos. Ya se sabían que el partido radical de la oposición, la MUD, no iba a ganar. Fue el motivo de la intervención de Washington en Republica Dominicana para que la oposición, en negociaciones con el gobierno, no firmara el acuerdo logrado. En ese acuerdo, las dos partes se habían puestos de acuerdo para tener elecciones presidenciales en abril 2018. Ante la marcha atrás de la oposición, el gobierno mantuvo, igual, la decisión de convocar a elecciones presidenciales, no para abril, sino para el 20 de mayo 2018.

episcopado venezolano

Varios candidatos se presentaron a esa elección, salvo los de la oposición radical sometidos a la voluntad de Washington. Observadores internacionales estuvieron presentes y la elección se realizo de forma normal y sin problema particular.  

Hubo, en aquel momento, una campaña del episcopado venezolano, junto a varios otros países , aliados de Washington, para que la gente no fuera a votar, como fue el caso de Canada, por ejemplo, al no permitir la instalación de urnas en la embajada y consulados  venezolanos.  A pesar de toda esa campaña nacional y internacional 46.6% de los 20.5 millones salieron a votar.  La abstención fue de 54%. En términos de comparación, me permito referir los lectores  a la ultima elección  presidencial de Michelle Bachelet, en 2013. La taza de participación había sido de 40% y había ganado con 23% del conjunto del electorado chileno.En aquel tiempo, no hubo contestaciones, poniendo en cuestión la legitimidad de la elección de Michelle Bachelet. Al contrario, los diarios de formato liberal, hablaron de gran victoria de Bachelet.  

En lo que es de Maduro, este obtuvo, sobre los 9 389 056 de los votantes, 6 190 612 votos,  lo que representa el 67.8% de los votantes y 31% del conjunto de los teniendo derecho a votar. Es cierto que la campaña del episcopado y de la extrema derecha tiene que ver con la abstención a 54% del electorado venezolano. Los que no fueron a votar se penalizaron ellos mismos. 

La presenta intervención del episcopado venezolano se realiza al momento en que gobierno y oposición están reunidos y negocian, con la ayuda del gobierno de Noruega, una salida pacifica a la crisis política, económica y social que vive Venezuela. El episcopado venezolano, en lugar de sostener este dialogo de los principales representantes políticos de Venezuela, se permite intervenir públicamente, junto al club de Lima,  exigiendo, nada menos, la salida de Maduro como presidente y la realización de nuevas elecciones presidenciales. Uno puede preguntarse ¿por quienes se toman o por quienes trabajan? Esas intervenciones se producen con el único objetivo de sabotear el proceso de negociación que da esperanza a una salida pacifica a la crisis. Otra vez el episcopado venezolano se revela ser la voz interna de la voluntad de Washington y la defensora de sus intereses en Venezuela. Se trata de un episcopado, verdadero caballo de Troya de Washington.

Desde la llegada de la Revolución bolivariano con Chávez, en 1998, Washington puede contar sobre el episcopado venezolano para sostener sus acciones intervencionistas con propósito de transformar esta revolución en un fracaso para volver  a tomar el control del Estado y de sus riquezas. Al episcopado no le interesa que la revolución se preocupe ante todo de los intereses prioritarios del pueblo y, dentro de este, de los mas humildes y pobres: 2.5 millones de viviendas, educación gratuita a todos los niveles, salud gratuita para todos y todas. A eso se añade la democracia participativa del pueblo que puede intervenir en el ejerció de los poderes. De eso no le interesa al episcopado hablar.

oscar fortin

13 de julio 2019.

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