La transparencia se impone en todo y aun mas en ese proceso de una Iglesia en salida. Recibimos una buena noticia, recién, el banco del Vaticano ha duplicados sus beneficios. Queda, por supuesto, mucho para saber tanto de los ingresos como de los gastados. Importa también saber de donde viene ese dinero. De eso se trata en el presente articulo.
| Oscar Fortin
Con la llegada del papa Francisco, se hizo mucho para dar mas transparencia y mejor gestión al Banco del Vaticano. Hoy vemos que esos cambios dieron buenos resultados. En una declaración recién se dice que el Banco ha duplicado sus beneficios en un año.
Para que haya, aun, mas transparencia, fuera bueno que la Iglesia, pueblo de Dios, sepa de donde viene ese dinero y ¿en que? logra sacar el doble de los beneficios de los del año anterior.
Fuera también bueno asegurar al pueblo de Dios que el Banco del Vaticano no se alimenta del dinero en proveniencia de ciertos gobiernos interesados a la cooperación del Vaticano en ciertos proyectos de políticas internacionales. Una manera de comprar el apoyo de los responsables del Estado del Vaticano cuando lo necesitan. Sabemos que en América latina, como ejemplo, no se pudiera realizar un golpe de estado sin el apoyo de los episcopados y del Vaticano.
Sabemos que ciertos países potentes pueden investir miles de millones de dólares para proceder a un cambio de régimen político. Sabemos también que las jerarquías eclesiales son necesarias a esos gobiernos para cumplir con sus proyectos. Como dice el dicho, en América latina ningún golpe de estado fuera posible sin la presencia del Vaticano y de los Episcopados. En tal contexto, como no pensar que el Vaticano y los episcopados reciban unos de esos millones de dólares.
A menudo, la mayoría de esos golpes de estado se atacan al mismo pueblo de Dios. Nos basta recordarnos del Chile de Pinochet, de la Argentina de Videla y aliados militares, de Brasil y mas recientemente de Bolivia. Si unos valientes obispos se pusieron del lado de sus pueblos, como fue el caso de Don Helder Cámara y Oscar Romero entre otros, el Vaticano y la mayoría de los episcopados se hicieron cómplices, por sus silencios y otras formas de actuar en relación a esos golpes de estado.
Fuera importante, en el contexto de una Iglesia de salida que el papa Francisco y su Secretario general, Pietro Parolin, que digan de forma oficial que el Vaticano y los episcopados no se comprometen con gobiernos que no respetan el derecho internacional en todos sus aspectos y que no respetan los derechos de las personas. Que digan una vez por todo, que el Estado del Vaticano se pone al orden de las Naciones Unidas para acompañarlas en su misión de hacer respetar su Carta magna que el conjunto de los Estados del mundo reconoce.
La transparencia constituye un paso importante hacia una Iglesia en salida.
