Absurdos y contradicciones en el acto generador de la vida.

Parece ser que los próceres antiguos de la credulidad ponían en parangón el hecho de que dos humanos crearan nueva vida con la exclusiva que se le debía otorgar a Dios en este asunto. Pues si las cosas se establecían en tal tesitura, lógicamente Dios debía primar. Pero topaban con la realidad, así que... 

Sorprende el contraste de "el milagro de que Dios infunda el alma y cree un nuevo ser a través del acto sexual" con el manifiesto "asco histórico” de la Iglesia por el acto sexual. ¿Han leído las indicaciones de San Alfonso María de Ligorio en su tratado Teología Moral con el añadido La práctica del confesor? Sorprenden tantas cortapisas y tanta regulación.  

No pueden entender que tal acto deben considerarlo tan humano como la función digestiva; tan delicado como el pensar; que es el inicio y el fundamento de la sociedad; que preserva la especie; que ennoblece las relaciones humanas; el acto que une íntimamente a los esposos; y, entre otras cosas, el acto por el que la mujer encuentra su más alta dignidad y gloria, la maternidad...

Para la Iglesia siempre ha sido un "mal menor", un medio necesario, el grotesco débito conyugal o aquel “es mejor casarse que abrasarse” paulino, jamás un acto tan humano que coloca al hombre a la altura de su dios.

¿Por qué la Iglesia tiene ese concepto peyorativo del acto sexual? Dejemos aparte el hecho de ser célibes quienes promulgan tal doctrina y "lo que la zorra no puede catar no lo cate nadie": su pensamiento es que el acto sexual es un acto animal y no se puede admitir en los hijos de Dios, lo mismo que los ángeles no copulan ni fornican; además, nadie sino Dios es el que genera la vida y no se puede concebir en el hombre ninguna confusión a este respecto; pero sobre todo, el motivo principal es que, en el acto de la concepción, se produce la hecatombe del "pecado original"... Sublime tontería.

El acto conyugal es un "mal menor", bueno pero dentro de los límites más estrictos. ¿Por qué? Sólo porque existe el mal, porque el mal tiene un origen, porque lo dicen los libros sagrados, porque lo dicen ellos. Maravillosamente absurdo.

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