¿Alguien puede sentirse a gusto con irracionalidades?

Conviví el domingo pasado, música interviniente, con un grupo de personas piadosas, miembros de una Hermandad o Cofradía adscrita a un templo de Madrid, que me informaron de su luengo pasado y de algún que otro miembro casi-casi en proceso de beatificación... Algo dijeron de sus actos virtuosos. Me dio qué pensar. 

Aunque muchas veces postulen lo mismo, por encima de cualquier moral religiosa están los principios éticos de los que todo hombre, por serlo, es consciente, los siente, vive, adopta y acepta. Cierto es que también las religiones recogen de forma explícita las normas éticas universales como principio de conducta, pero siempre con añadidos, tergiversaciones y enmascaramientos.

Normas éticas y morales que son un medio más que ayuda a confirmar la doctrina en que se fundan. Pero además de aquellas normas de conducta que toda persona de bien acepta y procura seguir, la religión añade prescripciones "santificadoras" que la conciencia crédula interioriza a su modo y que genera conductas cuando menos extravagantes.

Ejemplos de irracionalidades que convertían en santos a sus mentores las vemos a lo largo de la historia de la Iglesia a millares. Dirán que son modas ascéticas obsoletas, que han sido arrumbadas, que están superadas... Sí y no, porque han sido durante siglos medios de perfección de los que la historia no puede desdecirse y que hoy día los piadosos leen y algunos escogidos hasta siguen. ¿Cómo una religión "eterna" genera actos santificadores irracionales?

• ¿Cómo aceptar que, por seguir un credo, a una persona se le prohíba recibir la visita de sus padres o visitarlos? (1)

• ¿Por qué oculto misterio --nada misterioso por cierto para el antropólogo cultural-- prohíben comer determinados alimentos? ¿O no recibir cuidados médicos? • ¿Por qué muchos santos, para serlo, se sentían impelidos a realizar actos antinaturales, asquerosos y denigrantes, de la categoría tan "sobrenatural" como los que se leen en sus vidas? [v.g. Margarita de Alacoque: tragarse el vómito de un enfermo... Orígenes: propia emasculación...]

• ¿Por qué esa sarta de prescripciones que aparecen en todas las Reglas y Constituciones de conventos y cenobios? ¿Cómo aceptar normas religiosas que están en flagrante oposición con las normas éticas, normas que son las del “sentido común”, como sucede con frecuencia en determinados antros de clausura?

• Piénsese en los Mandamientos de la Iglesia (2). ¿Qué pensar de prácticas y creencias disciplinarias que nacieron “en el tiempo”, las más de las veces por conveniencias históricas, que no se encuentran siquiera en su primitiva “revelación” o la contradicen descaradamente hasta resultar impracticables por anacrónicas?

• ¿Por qué muchas de esas normas deben aceptarlas los creyentes sin discusión? ¿Por qué esa desconfianza en la inteligencia formulando reglas que, si supuestamente acercan el hombre a Dios, con seguridad le alejan de sus hermanos? Ante todo eso, los creyentes deberían sentir como un grito en sus conciencias que cuanto más prescinda una religión del elemento humano, de la razón, menos fidedignos son sus credos.

• Las grandes religiones se guían por un libro, fuente de su creencia y, por lo tanto, de su moral. ¿Qué decir del modo que tienen de interpretar sus propios textos sagrados? ¿Por qué, lo que se entiende, las más de las veces "no dice lo que dice"? ¿Por qué lo que les conviene lo interpretan en sentido literal y, lo que no, en sentido simbólico, alegórico... hasta llegar a decir lo contrario de lo que el sentido literal expresa? “No matar”,  “Bienaventurados los pobres...” ¡pero sólo de espíritu!

• ¿Por qué esa tendencia de todas las religiones a mantener el dogma por encima de todo, en contra y a la contra de evidencias científicas o de prácticas racionales aceptadas por todos?

• ¿Por qué han tenido que utilizar métodos de adoctrinamiento coactivos para lograr imponer sus preceptos? ¡La verdad se impone por sí misma --algo de esto dijo JP2 en Cuatro Vientos hace un siglo-- no por métodos que van desde sus Tribunales especiales, pasando por la presión social, hasta los Concordatos y Convenios! ¿Por qué siempre las verdades coactivas, las verdades a medias o las doctrinas tergiversadas?

• ¿Por qué han tenido que inculcar en los ánimos miedos irracionales, sobre todo en los niños, para hacer cumplir las normas? ¡Pecado mortal, al infierno para siempre!

• ¿Por qué esa necesidad de aliarse con el poder temporal y disponer de la fuerza del “brazo secular”? Podríamos hablar de alianzas con el poder armado de otros tiempos, tan actuales ahora en algunos países como antes lo fueron en Europa, pero esto ya es tópico. Hay otras formas actuales de "colarse" en la sociedad: las influencias, los favores, las afinidades, los grupos mediáticos de presión, la adscripción a grupos de presión, hermandades, congregaciones...

Toda doctrina que recurre a medios de presión --y no otra cosa son los apuntes anteriores-- debe ponerse en cuarentena y ser erradicada por ponzoñosa. Hala, que el papa pida perdón por todas esas "tonterías" históricas. 

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1) Dicen de Sanfranciscojavier que antes de partir hacia la Indias Orientales, para no regresar más, pasó cerca de la casa donde vivía su madre y no entró a verla porque “eso agradaba más a Dios” o porque "el que echa la vista atrás...".

Lo sé de buena tinta: una de las frases preferidas de aquella “maestra de novicias” ante la duda vocacional e incluso la defección era que "el que toma la reja del arado y echa la vista atrás no es digno de mí". Y si la novicia era, como lo era, piadosa, el drama psicológico estaba instalado, porque ella lo entendía de forma literal y se lo adjudicaba al pie de la letra. Crisis de conciencia, angustia, caída de la autoestima...

(2) Volvemos a recordar lo ya olvidado: 1.Oír misa domingos y fiestas.- 2.Confesar al menos una vez al año.- 3.Comulgar al menos una vez al año.- 4.Ayunar y abstenerse de comer carne en tiempos determinados.- 5.Ayudar a la Iglesia en sus necesidades.

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