La Biblia tiene petróleo.

El primer petróleo americano surgió a una profundidad de 21 m. pero en Oriente Próximo había lugares en que formaba charcas. Lo dice también la Biblia. 

Hace cinco veranos realicé una excursión por el paraje burgalés denominado “Hoces del Ebro” y “Las Loras”. Cualquiera que recorra el norte de la provincia de Burgos y de Palencia, sobre todo en primavera, quedará sorprendido, emocionado y hasta impresionado por paisajes y orografía que no imaginaba encontrar: las impresionantes Loras de sinclinales colgados, las Tuerces que en nada desmerecen a la Ciudad Encantada, Orbaneja del Castillo con sus impresionantes cascadas, las grutas kársticas como la Cueva de los Franceses u Ojo Guareña con sus kilómetros de estalactitas, los numerosos saltos de agua, las encajonadas hoces, la abundancia de dólmenes, por no hablar del románico...

Visité los últimos pozos de petróleo existentes en España ubicados en el término de Sargentes de Lora, donde hay un interesante museo dedicado al petróleo. Aparte y si no recuerdo mal, el famoso pedagogo Padre Manjón nació en este pueblo. Los citados pozos fueron cerrados poco después, creo que en 2017. Y no porque nuestra visita propiciara su cierre.

Mucho me ha interesado la geología de esta zona, donde termina el paisaje sedimentario de Tierra de Campos y se inicia el otro que nació con el conocido “plegamiento alpino” (iniciado en el cretácico, 145 millones de años y concluido en oligoceno, hace 34 m.a.).

Hablo de una curiosidad con la que me he encontrado buscando asuntos relacionados con el petróleo. Y no porque ande metido en negocios petroquímicos sino por la mera curiosidad de por qué en determinadas zonas de la tierra superabunda el petróleo, incluso a nivel superficial con apenas excavar un pozo de pocos metros, y en otras, como España o Francia, no existe.

O por qué es petróleo lo que se formó en unos lugares y en otros, carbón. Bueno, son temas que nada tienen que ver con el título que hemos puesto a estas quisicosas divagatorias.

A veces y en lenguaje popular, se han usado como sinónimos de petróleo el betún, la pez, el asfalto, incluso el aceite. Todo porque el petróleo que surge de la tierra espontáneamente suele ser viscoso, pegajoso y espeso.

He hablado antes de una curiosidad y es que el petróleo también aparece en la Biblia, Antiguo Testamento. Pocas, pero los términos citados como sinónimos de petróleo se encuentran en la Biblia, que aparecen cuando el cronista “inspirado por Dios” saca a relucir temas relacionados con una región tan rebosante de petróleo como es el Creciente Fértil, Mesopotamia.

Quizá, vaticinando el futuro, Dios situó el Paraíso Terrenal en esa zona. Y no por lo que todos imaginamos, que rebosara en vegetación, sino porque allí había mucho petróleo. Dios ya lo sabía, pero los hombres tuvieron que esperar unos tres o cuatro mil años para reconocerlo.

Génesis, 14. Habla de la liberación de Lot. Cita al principio a varios reyes y dice: Estos se concentraron en el valle de Sidim, que es el mar de la Sal (v.2) Había en el valle de Sidim muchos pozos de betún. Los reyes de Sodoma y Gomorra se dieron a la fuga, y cayeron allí muchos, y los que se salvaron huyeron al monte. (v. 10)

Dice el traductor en nota aparte, que todavía hoy el mar Muerto arroja betún o asfalto en gran cantidad. Es de suponer que sus orillas se llenarán de “chapapote”, por cierto, término este no gallego sino americano. Tales pozos serían algo así como las arenas movedizas de que hablan las novelas en las que se hunde lentamente quien cae en ellas. Esos reyes que se salvaron fueron los que capturaron a Lot. Pero se lo dijeron a Abram y... ¡madre mía la que se armó! Seguid leyendo, que esto no estaba en el guión.

Pero volvamos atrás, al capítulo que “explica” por qué se hablan tantas lenguas en el mundo. Y de paso recordamos que los adobes son ya muy antiguos. 

Génesis, cap. 11. Era la tierra toda de una sola lengua y de unas mismas palabras. En su marcha desde Oriente hallaron una llanura en la tierra de Senaar y se establecieron allí. Dijéronse unos a otros: “Vamos a hacer ladrillos y a cocerlos al fuego” Y se sirvieron de los ladrillos como de piedra y el betún les sirvió de cemento... (v. 1-4)

En el pasaje del Éxodo que narra cómo salvan a Moisés de la muerte a los varones recién nacidos ordenada por el faraón se dice:

Éxodo, cap. 2. Habiendo tomado un hombre de la casa de Leví mujer de su linaje, concibió ésta y parió un hijo y viéndole muy hermoso, le tuvo oculto durante tres meses. No pudiendo tenerles escondido más tiempo, tomó una cestita de papiro, la calafateó con betún y pez y poniendo en ella al niño, la dejó entre las plantas de papiro de la ribera del río.

 Lógicamente la mujer no hizo otra cosa sino tomar modelo de cómo los egipcios calafateaban sus barcos. No se nos alcanza la diferencia que pueda haber entre betún y pez, que hasta el Éxodo pensábamos que era lo mismo.

Habla del calafateo, pero esa técnica de calafatear, los egipcios lo copiaron de los hebreos cuando leyeron la historia de Noé, el pasaje en que Dios le proporciona los planos del Arca y la técnica para realizarla (Génesis, 6, 9-16):

Génesis, cap. 6. Viendo pues Dios que todo en la tierra era corrupción, pues toda carne había corrompido su camino sobre la tierra, dijo Dios a Noé: “El fin de toda carne ha llegado a mi presencia pues está llena la tierra de violencia a causa de los hombres y voy a exterminarlos de la tierra. Hazte un arca de maderas resinosas, divídela en compartimientos y la calafateas con pez por dentro y por fuera (v 9-14).

Lo del óleo y el aceite no cuadra aquí, que no son derivados ni sinónimos del petróleo. Y además hemos terminado los dos folios de rigor y no es cuestión de cansar al personal o hacerle perder el tiempo con niñerías bíblicas.

Volver arriba