La religión abusa de los menores. Aborto.

En cuestión de enseñanza sexual la religión ha sido una gran pervertidora. A decir verdad, lo que se puede entender por enseñanza sexual nunca se dio, pero sí hubo lo contrario, la represión tanto conceptual como "actitudinal". Todo era andarse por las ramas, simbolismos de lo más extraño, muestrario de purezas varias, desviación interesada hacia la virginidad, exaltación de fobias y errores paulinos, consentimiento del mal menor...

No vamos a entrar en detalles casuísticos pero sí vamos a detenernos en dos casos, uno de enseñanza inmoral relacionada con el aborto y otro de práctica criminal, la circuncisión. Catolicismo y judaísmo.

  • Aborto.

Dejemos clara la postura de quienes pensamos por nuestra cuenta y defendemos convicciones humanas alejadas de interpretaciones angelicales: un embrión es un organismo y una entidad independiente. No es una excrecencia, una verruga en el cuerpo de la madre que se pueda suprimir cuando ella quiera. En un determinado momento lo que hay dentro de la madre es un “niño no nacido”. Hoy son de cultura popular imágenes, vídeos... en que apreciamos la formación del feto, del niño, cómo se mueve, cómo parece que ríe, como chupa su dedo... Por lo tanto, quien haya llegado a tal situación "embarazosa" debe asumir con responsabilidad las consecuencias. 

Sentado esto, que hasta podría coincidir en la defensa del “no nacido” con los voceros vaticanos, hay consideraciones de base, humanas, que nos alejan radicalmente de sus presupuestos: la primera, que si a la vida propia que ese ser tiene le quieren llamar “alma”, que lo hagan, no es cuestión de discutir “de verbis”, pero no vengan con el cuento de que ese alma ha sido creada por Dios, porque ha sido la naturaleza con sus leyes la que ha formado ese ser con vida. La segunda, que hay muchas circunstancias en que un embarazo es mejor que no llegue a término.

La misma naturaleza se encarga de que esto sea así y se producen abortos “naturales” ante los cuales nadie se echa las manos a la cabeza: fetos malformados, fetos extrauterinos, stress de la madre, accidentes...

Y si la naturaleza lo hace, ¿por qué contravenirla? ¿Por qué los conocimientos del hombre sólo han de servir para ayudar al nacimiento y no a la prevención? ¿Se puede arruinar la existencia de una serie de personas, padre y madre, abuelos, hermanos, pendientes ya toda su vida de un ser que ¡al mes del embarazo! se sabía que iba a nacer deforme, sin capacidad intelectual, sin posibilidad de valerse nunca por sí mismo? ¿Por qué la vida de semejante monstruo vale más que la de aquellos que hasta su llegada gozaban satisfactoriamente de otra bien distinta?

La religión (católica) aboga por el más indefenso de todos los seres (algo que es falso, porque el no nacido no es un ser indefenso. Todo lo contrario, es un ser especialmente protegido). 

Puede parecer tópico y lugar común recurrir al manido argumento de que tal religión es la que ha justificado o iniciado guerras; que no hace nada positivo y efectivo por controlar la superpoblación; la religión que no hace nada positivo por erradicar enfermedades endémicas o epidemias... pero es así y hay que repetirlo para que, al menos, callen.

La religión defiende al no nacido por principios “animales” (en el sentido irónico de que tienen “ánima”, alma espiritual) pero lo deja a sus expensas nada más nacer: “Ahí te las apañes ahora, sin alimentos suficientes, sin posibilidad de educación, sin una familia estable que te proteja, sin servicios sociales que te ayuden...” El destino de este ser o es la muerte prematura o es la supervivencia como animal.

La ontogénesis (lo que un hombre es) desarrolla en el seno materno la filogénesis (el proceso evolutivo): ser unicelular, formas anfibias, formas animales, homínido. En los momentos iniciales del desarrollo uterino no podemos ver “ahí” un ser humano.

No se puede afirmar, como lo hace el mundo clerical, que la unión de un espermatozoide y un óvulo es un ser humano, porque no lo es. Eso de que Dios infunde el alma a la nueva célula generatriz es una memez, es algo que se lo han sacado de la manga, es una afirmación gratuita –y falazmente interesada— de alguien que sabía menos del asunto que yo de fisión nuclear.

Si el hombre es capaz de intervenir sobre el no nacido para saber cómo va el proceso o para eliminar futuras secuelas o malformaciones, también debe intervenir “ayudando” a la naturaleza en la eliminación de fetos no viables.

Otra cosa bien distinta es lo que se puede considerar verdadero asesinato: abortos de no nacidos "viables", por ejemplo, a los seis meses de embarazo. Esto sí es un asesinato. 

Dejamos para el próximo día el asunto de la circuncisión en el judaísmo y en el Islam.

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