CUESTIONES QUODLIBETALES: VIOLENCIA MACHISTA / c

A los hombres poco hombres, ni me los nombres (refrán castellano)
A la mujer y a la burra, cada día una zurra (refrán castellano)

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La explicación alternativa a las teorías biologistas de la mayor agresión varonil en sus formas diversa, se encuentra en teorías que ponen las causas no en los genes, sino en los “memes” de la cultura y en el aprendizaje social de roles y estereotipos de género.

No sería la biología, pues, lo que explica las desigualdades entre hombres y mujeres, sino la cultura y la socialización en los roles de género, aprendidos e interiorizados desde la infancia, como ya señalaba la principal teórica del feminismo, Simone de Beauvoir.

Esta filósofa, en su obra ya clásica, afirma que el niño
“gateando a los árboles, peleando con sus compañeros, enfrentándose a ellos en juegos violentos, capta su cuerpo como un medio de dominar la naturaleza y como un instrumento de combate… Aprende a encajar los golpes, a despreciar el dolor, a rechazar el llanto desde los primeros años…

Por el contrario, en la niña se da desde el principio un conflicto entre su existencia autónoma y su “ser otra”: se le enseña que para gustar hay que hacerse atractiva, hay que hacerse objeto. Debe, pues, renunciar a su autonomía” (Elsegundo sexo, tomo II, pp. 24-25).


Las hipótesis biologistas de la violencia machista, sea a nivel institucional del patriarcado o a nivel de pareja, (por ejemplo, los innumerables feminicidios, 49 en España el pasado año), hallaron una fuerte contestación crítica por parte de la antropología cultural (Marvin Harris et alii), también de importantes biólogos y genetistas (cfr. Lewontin, Rose & Kamin: No está en los genes. Racismo, genética e ideología o AA. VV: La biología como arma social) y por diversas teóricas del feminismo.

Señalemos, entre otras muchas, la crítica al determinismo genético de la sociobiología, realizada por la americana Ruth Bleier:
“De acuerdo con la tradición del determinismo biológico, son de central importancia en la teoría sociobiológica sus esfuerzos por explicar en términos de biología el origen de los diferentes roles de género y las posiciones que hombres y mujeres tienen tanto en las modernas civilizaciones, como en las pasadas.

Actuando así, los sociobiólogos pretenden asignar causas naturales a fenómenos de origen social. En parte, porque los sociobiólogos se dirigen a los problemas sociales puestos de relieve por el movimiento feminista, la sociobiología funciona como como un programa y una teoría política”
(Cfr. Science and Gender. A Critique of Biology and its Theories on Women, p. 46).


Esta crítica puso de relieve el determinismo biológico de esas pseudoexplicaciones científicas, su reductivismo biológico, así como su sesgo sexista y androcéntrico, al legitimar de forma ideológica la supremacía del macho humano y su poder hegemónico en todas las culturas (cfr. Currais P., X. & Pérez, Mª: El determinismo biológico como ideología legitimadora del patriarcado. El caso de la sociobiología. Universitat de Valencia y Generalitat valenciana).

Etólogos y sociobiólogos acentuaron las semejanzas entre la conducta humana y la animal, extrapolando al mundo social y cultural rasgos típicos de los demás animales, como la territorialidad, la agresión y lucha de los machos por la conquista de las hembras, la jerarquía o el dominio del macho más fuerte.

La investigación etnológica, por el contrario, pone de relieve la enorme diversidad de las culturas humanas, con independencia de la biología. Ciertamente la cultura tiene vínculos con la naturaleza, pero no está encadenada a ella. La naturaleza es, sin duda, condición necesaria, pero no suficiente de la cultura.

Los sociobiólogos acostumbran a defenderse aponiéndose al determinismo de tipo cultural, que es un reductivismo de signo opuesto, al olvidar los factores biológicos. En realidad, el binomio naturaleza versus cultura (también en otros dominios) es un falso dilema, que no tiene en cuenta la compleja interacción dialéctica de ambas esferas.
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