Dedicado a quienes creen fervorosamente en Dios - 1

Invitación a una reflexión sobre principios cristianos. 

Parto de una que es como duda, que todavía no ha tenido respuesta ni puede que la tenga: “¿No será que aquello del Génesis --‘hizo al hombre a su imagen y semejanza’-- sea una cuestión a la inversa? ¿No será que fue el hombre el que hizo a Dios a su imagen y semejanza?

Llegados a nuestro deleznable día de hoy, resulta cuando menos depauperante que el sustento existencial de la Iglesia sea YA y SÓLO ¡su misma existencia!, porque racional, doctrinal y vitalmente están dejando de existir.

Si en el asunto de la fe vamos deshojando la alcachofa y echamos hacia atrás, atrás y atrás obviando prácticas, organización, monumentos, sentimientos, vivencias... necesariamente llegamos al puro “Dios”. Y es entonces cuando ese “dios” choca frontalmente con la mismísima persona racional.

Afirman, y no niegan, que Dios creó al hombre con capacidad de pensar y razonar: algo evidente pero sólo hasta un punto en que tal racionalidad choca con el roquedo divino. Si aplicamos la lógica a las Escrituras –repito, la que Dios dicen que nos dio-- puede que hasta el PRINCIPIO DE NO CONTRADICCIÓN sea en sí contradictorio:

  • Dios es bueno, pero hay que temerle y mucho;
  • Dios es sabio, pero hay que explicarle el porqué de nuestra situación vital;
  • Dios lo sabe todo, pero hay que estar horas de oración para contarle nuestras penas;
  • Dios lee nuestros pensamientos, pero es necesario el recitado de plegarias;
  • Dios está en todas partes, pero para hablar con él hay que construir enormes catedrales;
  • Dios se muestra en sus obras, pero esconde con celo muchos misterios de la naturaleza y deja que el hombre cometa errores en la búsqueda de la verdad;
  • Dios es justo, pero castiga nuestra debilidad y nuestras equivocaciones;
  • Dios es equitativo y ecuánime, pero al ladrón, al asesino, al dictador sanguinario que ha causado males sin cuento les premia con el cielo si en el último minuto de su vida se arrepienten;
  • Dios es nuestra salvación, pero nadie se salva si no está integrado en determinadas iglesias;
  • Dios lo puede todo, pero necesita nuestra cooperación para que reine el bien;
  • Dios es omnipotente, pero más de medio mundo se le resiste y el diablo parece tener más poder en dicho mundo que él;
  • Dios es inmutable, pero puede cambiar de parecer por la oración, por la intercesión de la Virgen, por los santos, por los milagros;
  • Dios es inabarcable, inconcebible, y sin embargo sus lacayos se empeñan en seguir “explicándolo” con miríadas los libros de teología y espiritualidad;
  • Dios ha hablado al mundo de muchas maneras, sin embargo, las cuatro quintas partes de la humanidad no saben que el Dios cristiano tiene “buen rollo” con su Hijo con el que se comunica por un Espíritu;
  • Dios es necesario, pero la mayor parte de sus fieles pasan los días, los años, la vida entera sin acordarse de él;
  • la gracia de Dios es gratuita y sin embargo hay que mantener sociedades descomunales que se encargan de administrarla;
  • su juicio es inapelable y definitivo, pero las misas repetidas por los difuntos logran cambios maravillosos (esto, en la práctica “estipendiaria”, puede generar la carcajada)...

Con esta retahíla quizá hayamos llegado a Paralipómenos II: ¿seguimos con los Salmos de David? ¡No, mejor no provocar cansancio mental!

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