Diversas posturas ante el hecho "Dios" y no todas genuflexas.

Las “posturas” ante Dios derivan de la lógica humana ante cualquier “verdad” que se vive como “sentimiento” o como "emoción" pero o no se ha podido demostrar o es difícilmente demostrable: ni se puede afirmar su existencia ni demostrar su inexistencia. Todas ellas legítimas:

ateos que niegan tanto su esencia como su existencia;

agnósticos, que sin negar su existencia no pueden afirmar su esencia;


fideístas, que por la voluntad y el sentimiento llegan a su existencia pero no pueden decir nada de su esencia;

deístas, que admiten un Dios sin atributos morales ni revelación, creador pero no mantenedor del mundo;

teístas, defensores de un Dios creador, mantenedor y salvaguarda del mundo al que hay que venerar, adorar y dirigir oraciones y ofrendas;

animistas, que creen en una difusa realidad, ¿divinidad?, que impregna todo;

politeístas, el Dios único se descompone en dioses particulares; otros hablan de un Dios evolucionista, de un Dios antropomórfico...


A nuestro parecer faltaría una categoría sin asignación nominal establecida, la del "hombre normal". Dado que todos los nombres anteriores se mueven "versus" o "adversus Deum", no engloban en su estadística al conjunto social "normal", ese colectivo de personas que ha superado el concepto secular de Dios y su imposición organizada dentro de la sociedad. Caminan en paralelo a las creencias, Es la postura del que podríamos definir como "razonante", por nominarlo de alguna manera.

Es la categoría que responde al concepto que tantas veces hemos expresado aquí de LO QUE ES DIOS. He aquí algunos pensamientos sueltos:

a) un engendro mental fruto de la superstición y el consenso;

b) una elucubración filosófica y teológica posterior de mentes "unidireccionadas";

c) una "imago mentis", imaginación provocada por el deseo y sistematizada por la inteligencia;

d) “un” sentimiento de algo a lo que se quiere poner nombre;

e) un producto adquirido, las más de las veces por sabia, persistente y sibilina propaganda, en el mercado de la cultura;

f) sombra pensada y sentida...

g) En fin que para no ser extensos en las posibles definiciones de Dios, hay tantos dioses como deseos, frustraciones, temores, angustias, desgracias, desengaños, anhelos, ambiciones, alegrías, miedos... humanos.


Las categorías citadas arriba derivan de dos únicas posturas contrapuestas y excluyentes, la de los razonantes, que no niegan lo que no existe, porque es algo lógicamente no posible, pero prescinden de esencias quiméricas, y la de los crédulos, que creen y viven incluso el mismísimo engaño porque quieren y necesitan creer.

A decir verdad, el creyente y el ateo son de la misma especie: creyendo o no, reconocen al mismo Dios. El razonador en cambio, primero tiene un concepto claro, humano, de lo que es Dios y, segundo, no dedica un segundo de su vida a probar la “no existencia” de algo cuya existencia el crédulo no puede o ya no le interesa demostrar.

Para terminar, ¿cómo no contemplar con sorna cómo la religión católica, pretendida y oficialmente teísta, acoge en su seno de forma fáctica a todas las posturas, también "las otras"?:

--el ateísmo fáctico de quienes practican los ritos como un hecho social;

--el agnosticismo de los que no ven con buenos ojos el Dios que la Jerarquía impone pero que son bien recibidos en cualquier rito religioso, sobre todo boda o funeral;

--el animismo que considera la religión como la magia del “toma y daca”; el politeísmo ritual de ángeles, santos, virgenes y trinidades.
Volver arriba