Junto al loor, el hedor.
| Pablo Heras Alonso.
¡Deberíamos comprender y, sobre todo, admitir! Miles, muchos millones; presencia material ubicua; presencia sonora a diario, por campanarios; con sus propios medios de difusión... Una de sus muchas actividades es elaborar panegíricos, enaltecimientos, lisonjas, apologías, loores... Y escriben sobre su esplendorosa realidad, sobre lo que viven, sobre las bondades de la religión, sobre las glorias presentes y pasadas.
Y dicen a quien quiera oírles que trae la salvación al hombre, que lo libera de la banalidad y maldad humanas, que lo impele a realizar buenas obras, que lo limpia de las inmundicias del pecado, que lo sostiene para sobrellevar las miserias y flaquezas de este siglo...
A pesar de lo apabullante del mensaje, todavía hay unos pocos que, llenos de rencor, embargados por el resentimiento, sobresaturados de maldad, destilando odio por todos los poros... vemos unos pecadillos, unas leves máculas en el manto inmaculado de las religiones, siendo modelo de todas, la religión Católica.
¡Qué le vamos a hacer! Si abrimos los ojos frente al panel de la historia, algo tenemos que ver y resulta relevante que no veamos las cosas así. No podía ser de otra manera. Dirán que estamos ciegos, porque lo dicen, sólo porque no vemos lo mismo o vemos cosas muy raras.
Hablar de lo que sigue, no se puede negar, resulta cansino, siempre con la misma letanía. Lo admito. Pero ¿y ustedes todos los años con los mismos Corpus Christi, con las mismas ascensiones, las mismas natividades...? ¿Y apareciendo continuamente por cualquier recodo, presentes hasta en la sopa, con ganas de fastidiar cualquier ceremonia civil? Seamos ecuánimes ambos respecto a la iteración de mensajes.
Hasta es posible que muchos creyentes, y sobre todo los crédulos, no tengan idea de lo que son las “máculas” de la Iglesia. Ahí va una “chuleta” que pueden ampliar con ayuda de la I.A. huyendo de los topicazos simplistas de siempre. ¿Qué nos dice el pasado, la historia de las religiones? Nos dice que todas ellas, en determinados momentos puntuales o ante diversas situaciones han sido.
Violentas. Ayer el Cristianismo, hoy el Islam. Su teología principal gira en torno a la muerte. Tienen la muerte como premio y como castigo. Son sembradores de zánatos.
Irracionales. Por imposición. No pueden ser de otra manera. Sus convicciones no responden a criterios del más mínimo sentido común y menos criterio científico.
Intolerantes. Intransigentes porque están en la verdad. Cada una es la “verdadera” religión.
Racistas. La religión aliada de las razas superiores. Europa respecto a África y América. Los árabes hacia los cristianos donde son mayoría (hasta llegar a la persecución y esclavismo). Racismo hacia fuera y hacia dentro. Y dentro, estratos superiores y estratos inferiores de santidad. Castas. Jerarquías. Consagrados...
Tribales. Escisiones, tribus, clanes, como vemos en el escindido protestantismo. Pero ¿qué son sino tribus las congregaciones y las órdenes religiosas? ¿Y qué son las castas sacerdotales dentro del hinduismo?
Fanáticas. Ciegas, recalcitrantes, intolerantes, intransigentes, exaltadas, sectarias.
Ignorantes. Por acción y por omisión. No toleran la investigación. ¿Qué sucedió con el florecimiento de los estudios bíblicos tras el Concilio Vaticano II a la llegada de JP-2? ¿Qué decir de los teólogos expedientados por el mismo santificado personaje? Y, por otra parte, ¿cuál es la cultura religiosa de la inmensa mayoría de los fieles?
Hostiles a la investigación y a la ciencia. Especialmente en aquellos aspectos que desmontan creencias. ¿No se ve una y otra vez la reacción de la jerarquía respecto a los avances científicos (biología, neurología, psicología, etc.) que contradicen cualquier credo?
Humillantes hacia la mujer. La religión, producto del macho. Consiguiente sometimiento, preterición, dejar de lado... a la mujer.
Coactivas con los niños. Mentes en blanco que todo lo admiten, seres indefensos y receptivos a cualquier cosa que provenga de la autoridad. ¿No hemos visto, todos, las escuelas coránicas y el modo coactivo de enseñar el Corán? ¿Y no era así la Iglesia católica hasta hace bien poco?
Destructivas: siempre esperando el fin de este mundo concreto, anunciándolo, amenazando con él... De tal modo que hacen teología sobre juicios, catástrofes, fines del mundo, algo que en el fondo desean. Lo llaman “el sentido escatológico de la vida”. Toma castaña.
Codiciosas de los bienes de la tierra, acumuladoras de poder y riqueza temporales “para mejor anunciar el Reino”. La desmesura de los bienes eclesiales en la actualidad es un pálido reflejo de lo que fue en otros tiempos.
Alentadoras de la brujería y de la magia. En un principio brujos y chamanes que “conocían” el curso de las estrellas, predictores de eclipses e intérpretes de los signos zodiacales. Lo que hoy día son los horóscopos de cualquier hoja destinada a consumo de minutos, era en otros tiempos feudo de los sacerdotes. Como resto putrefacto de todo ello, el mantenimiento interesado de los milagros.
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(1) Un claro ejemplo de racismo me lo contaron de una mujer sobrada de años, de misa diaria pero no de homilía. Si el celebrante tenía claros rasgos sudamericanos, automáticamente echaba el cierre a sus oídos: “Ése no tiene nada que enseñarme a mí”. Más de una vez le dijo a su acompañante que no la llevara a esa hora a misa.