Preguntas y más preguntas sobre el personaje Jesús.

Las preguntas que importan, fuera de esa inútil polémica sobre la consistencia real del personaje Jesús, como decíamos en el artículo anterior, son de otro fuste:

1. ¿De qué elementos se compone el montaje realizado con la figura de Jesús?
2. ¿Qué se pretendía con el mismo?
3. ¿Qué intenciones movieron a los fundadores o primeros seguidores?
4. ¿Qué intereses ocultos subyacen?
5. ¿Quiénes intervinieron en la creación de esa quimera?
6. ¿Cómo adquirió las proporciones que adquirió lo que era un mito como otros muchos?
7. ¿Cómo fue cambiando este mito con el tiempo y, sobre todo, con el auge político?

La contestación a estas preguntas pasa por saber algo más y algo distinto de
personajes de una talla un tanto especial,excepcional en todo caso, personajes que conformaron la doctrina, por un lado, y el poder, por otro: por una parte un 13er apóstol que llegó a ser el 1º, personaje digno de ser pasado por la criba psiquiátrica, el judío-heleno-ciudadano romano-"turco" histérico Pablo, nacido en Tarso; y, por la otra, un emperador, Constantino, que en relación a la Iglesia tuvo más poder religioso que cualquier papa, que a sí mismo se titulaba "obispo de relaciones exteriores".

Junto a Constantino habría que citar también a sus continuadores necesarios, Justiniano, Teodosio y Valentiniano que no sólo consintieron sino que propiciaron con leyes "ex profeso" el saqueo y expropiación de los bienes de la antes religión oficial, la tortura de sacerdotes “paganos”, el asesinato de los mismos y de fieles recalcitrantes, la quema de bibliotecas, la destrucción de joyas arquitectónicas como eran los templos de la religión anterior...

Esos dos personajes, Pablo y Constantino, fueron las patas sobre las que se levantó el gigante cristiano. El resto, mártires, santos, apologistas, santos padres... fueron el atrezzo necesario.

Y así nació nuestra civilización, como surgió la vida en los océanos: un viscoso ectoplasma que apenas si se difundió por Palestina y que estaba destinado a la extinción; una predicación fanática que aprovecha, sintetiza y encarna lo más valioso y aprovechable de las religiones al uso; una sociedad de socorros mutuos donde tienen acogida los más desfavorecidos por el sistema; una religión oficial que perdía aceite por todos sus intersticios y que se concretaba en prácticas sentimentaloides; la propagación de otra, llena de vida y empuje por su espiritualidad, entre las capas más desfavorecidas de la sociedad, entre ellos los esclavos a los que prometía una liberación espiritual; una alianza exitosa con el poder, necesitado de su apoyo en un momento clave; y lo que siguió, reconocimiento, riquezas, boato, púrpura y, sobre todo, poder; ciudades como Roma o Bizancio que no se sabe bien si son capitales políticas o santuarios... hasta el reinado actual sobre espíritus menesterosos, que son como disketes formateados por una historia construida en el aire.

Historia que convive con desviaciones doctrinales, inconcreciones, imprecisiones, contradicciones, absurdos, incoherencias, sinrazones, herejías, mistificaciones... problemas constitutivos y organizativos que se van solucionando según las circustancias exigen y haciendo valer el principio de autoridad del más fuerte.

Historia que, gracias al éxito obtenido, va creciendo en autoestima hasta decidir que sus próceres están en posesión de la verdad, que son infalibles, que nadie prevalecerá contra ellos, que todo pasará pero su palabra no pasará y que fuera de su recinto no hay salvación posible.

Historia que parece no enseñar nada a los fanatizados por las ideas, autoconvenciéndose con escritos y fabulaciones añadidas y sobreañadidas. Historia que enseña algo tan simple como que todo pasa, que los imperios duran lo que duran, que las religiones desaparecen lo mismo que nacen, que nada hay nuevo bajo el sol, que unas ideas conviven o se sobreponen a otras, que fuera del hombre sí que no hay salvación, que el poder es efímero, que la vida del hombre es muy corta para luchar con monstruos que a la postre poco les importan...

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