Presupuestos generales para estrangular los estómagos.

Reflexiones generales de un medio dormido. Habría que concretar más para que las invectivas tuvieran mayor efecto. Pero cada uno puede rellenar los huecos. 

Es bien cierto que la filosofía tiene y debe tener su fundamento o sus cimientos en el estómago. La economía bien llevada es la condición “sine qua non” del sostenimiento y crecimiento de la vida.

Y lo que se dice del individuo y de la familia, se ha decir de los estados, que son los que más alegremente disponen de los bienes de sus ciudadanos y la mayor parte de las veces los despilfarran.

En los presupuestos generales del Estado, mirados con lupa, se podría hacer una criba, una expurgación de partidas que solucionarían gran parte del déficit. Difícil cosa, porque, jugando con las palabras, las partidas son las que sustentan los partidos. Hay chiringuitos subvencionados que medran como las malas hierbas porque el Estado los abona.

Si miramos el mundo que nos rodea, tres lacras podemos señalar como las mayores que estrangulan y agarrotan el mundo: el despilfarro, el acaparamiento y el militarismo.

Podríamos discutir este último apartado, porque en el juego de la política, los ejércitos juegan un papel significativo. Pero entre el gasto militar y el gasto militarista hay un gran trecho.

Cloacas por donde escapa el mayor monto de recursos generados por los hombres y disponibles para su bienestar. No es preciso dar datos de sobra conocidos por todos.

Grandes fortunas individuales de nombres conocidos y de sociedades sin nombre; dispendio en armamento para acogotar al propio pueblo...

Y la pregunta que corresponde hacer en RD: ¿qué hacen las religiones contra eso? ¿Serían capaces de comenzar a gritar? ¡No, mejor no hacer nada, no vaya a ser...!

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