Profecías de otro Nostradamus, yo.

Allá por el año 2005, sobre todo al rebufo de las investigaciones sobre el 11-M, me atreví a publicar una larga serie de poemas relacionados con el momento convulso en que se debatía la sociedad española a imitación de Nostradamus.

Rescato los tres relacionados con la Iglesia española en relación al glorioso abatimiento en que precisamente ahora se encuentra.

Las que fueron madrigueras – son cárdenos roquedales

que rezuman agonías – disfrazadas de ideales

y el invierno de sus hachas - no deja brote en sus haces.

Traducción: La vida de las religiones se mide por milenios: crecieron en edificaciones que hoy no pueden llenar; tuvieron en sus manos el poder de horca y cuchillo... Hoy asistimos al lento pero imparable declive de las credulidades, entre ellas la católica, la nuestra.

Allí donde recrecieron – simientes de sementales

para un servicio de siervos – siguiendo surcos astrales,

ya no tendrán mandamientos – de quinquenios eclesiales:

son pozos samaritanos – sin agua ni manantiales.

Traducción: Más de cinco seminarios serán vendidos a grandes Bancos o cadenas hoteleras y serán convertidos en hoteles.

Vendrán secanos de brillo – sobre las selvas de flores

que plantaron para nada - los que aún sirven a dioses:

cuervos, grajos y hasta bueyes, - sonrisa inmisericorde,

limosneros pentadeudas – detrás de unos cardos corren

porque entrevieron mercedes – para incienso de sus zotes.

Traducción: la Iglesia, con la tranquilidad del que agoniza, entre la apatía y la desafección social, vivirá sin grandes sobresaltos durante otros cinco decenios como mínimo.

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