¿Va de coña la historia de Israel?

Con razón estuvo durante siglos prohibida la traducción de la Biblia a las lenguas vernáculas: había mucho crimen, muchas contradicciones, mucho erotismo, muchas perversiones sexuales en los libros sagrados. Y con razón la lectura de la misma estaba prohibida sin asistencia “espiritual” y sin selección de lecturas, incluso en los seminarios. 

He estado unos días hojeando algo de Crónicas,  libros de Samuel y Reyes 1 y 2… y no puedo por menos de preguntar si esto es “palabra de Dios”, si todo no será relato simbólico o una alegoría respecto a la intervención del triple Dios que aparece en el A.T. Sí, triple, que no Trinidad: Yahvé, Elohim y el Señor como leemos en algún que otro versículo.

Dejando atrás la historia de David, un criminal nato edulcorado y santificado hasta límites inconcebibles por la historiografía de la Iglesia cristiana, lo que sigue de la historia de Israel es lo que decimos en el título: ¿ esto va de coña? Y dicha coña tiene relación con la calificación que nos han transmitido, “pueblo de Dios” o pueblo escogido por Dios, “palabra de Dios”, y similares.

Nos dicen que en la Palestina de ese tiempo había dos reinos: al sur,  el reino de las tribus de Judá y Benjamín,  donde, después de David y Salomón,  reinó el hijo de Salomón Roboam; al norte el reino de las otras diez tribus, cuyo rey fue Jeroboam, el gran enemigo de Salomón. El resumen de su historia son luchas intestinas por el poder, disturbios, golpes de estado de los magnates y guerras continuas entre ambos países. La “palabra de Dios” también refiere que la sangre corrió a raudales.

Los de Judá cobraron grandísimos bríos, por haber puesto su esperanza en el Señor Dios de sus padres. Abía persiguió a Jeroboam… no pudo Jeroboam alzar ya cabeza e hirióle el Señor y murió. Después de que Abía se afianzó en el trono tomó catorce mujeres y de ellas tuvo 22 hijos y 16 hijas.

Respecto a esto último, recordemos que el gran Salomón tuvo 700 mujeres y 300 concubinas.  Alguna de ellas le aficionó al culto idolátrico, por cierto. Una muy aleccionadora enseñanza para cualquier creyente piadoso que sólo conoce de Salomón que fue muy sabio y gran arquitecto.

Más de 150 años de guerras ininterrumpidas que la palabra de Dios relata de este modo, con el añadido de Jeremías sobre Aram (Damasco):

Los hijos de Israel mataron de los sirios en un día cien mil hombres de infantería. Los que pudieron salvarse huyeron a la ciudad de Afee y cayó el muro sobre 27 mil hombres que habían quedado.

Serán degollados sus jóvenes por las calles y quedarán exánimes en aquel día todos sus guerreros. Y aplicaré fuego al muro de Damasco, el cual consumirá por completo las murallas del Benadad.

Un buen aprendizaje para cruzados cristianos y fervorosos musulmanes cuando se trata de promover la “guerra santa”.  Lógicamente su filosofía de la historia se resume en que las victorias son del Señor y las derrotas se explican como castigo de la desobediencia.  Por todas partes resuena el “terror del Señor”: contra los moabitas, contra los sirios, contra los etíopes, contra todos los reinos circunvecinos de Judá.

Casi la mitad de los reyes de Israel murieron asesinados. Y eso “por hacer el mal delante del Señor”.  El capítulo 15 de II Reyes es enormemente sabroso respecto al devenir de los reyes:

…reinó Zacarías, hijo de Jeroboam por espacio de seis meses… conjuróse contra él Sellum y acometiéndole en público, le mató y reinó en su lugar… Manahem fue a Samaría, e hiriendo a Sellum lo mató y reinó en su lugar [sólo 6 meses] [Cuando Manahem, que reinó 20 años,  se apoderó de Tapsa mató a todas las mujeres preñadas] “a las cuales hizo rasgar el vientre”.

Su hijo Facela reinó 2 años. Contra él se alzó su hijo Facea, que mató a su padre en la torre real. Y llegó Osee, conspiró contra él “y armóle asechanzas, e hirióle, y le mató y reinó en su lugar”.

Todo un recital de escabechinas, donde el que entra a reinar extermina a toda la familia del tirano “porque había irritado al Señor Dios de Israel”.  Jeroboam, Baasá, Ela, Zambrí, el cual

…cuando llegó a ser rey y se hubo sentado en el trono, exterminó toda la casa de Baasá, y todos sus deudos y amigos, no dejando vivo ni siquiera un perro [Lutero tradujo literalmente al alemán “no dejando vivo ni siquiera al que meaba contra la pared]

Y ante todo esto y mucho más, cuya lectura verdaderamente cansa, ¿qué dice el piadoso lector del Antiguo Testamento? Le oigo: eran “esos” tiempos, no los nuestros; son enseñanzas para seguir al Señor; es anacrónico juzgar el pasado;  en nada difieren estas crónicas de otras contemporáneas… Cierto, pero la Biblia, insistimos, es palabra de Dios. ¿No deberían expurgar todo lo que no se ajuste al concepto que tenemos del Dios Padre, sabio, clemente y amoroso?

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ME VOY DE VACACIONES SIN INTERNET. REGRESARÉ… “Deo volente”... no sé cuándo.

7 agosto 2023.

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