Verdad, falsedad, utilidad.

Breves por viajantes. 

El Séneca hispano-romano lo dijo. Hay un dos contra uno que es donde reside el poder de la religión: falsa [para el uno] pero útil [para dos].

Los sabios y científicos, los hombres que se rigen por su razón, los que someten las verdades a crítica... ven, en todo, una falsedad interesada o ingenua.

El “número” –la plebe mental, el vulgo amodorrado, los que se niegan a pensar, los que todo lo aceptan, los interesados en su salud aunque sea eterna-- considera verdadera la religión.

Los políticos ni ven ni aceptan, sólo olisquean su utilidad y provecho, el suyo y el de la religión.

Los credos son como asideros a los que agarrarse en la subida por la rampa de la gloria, la gloria terrenal, que no la eterna.

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