Virgen de la Almudena, tan venerada en Madrid

Patrón, San Isidro; patrona, la Virgen de la Almudena. 

Hoy los madrileños están de asueto laboral: les hacen celebrar, bien que de grado, la fiesta de su patrona, la Virgen de la Almudena.

Bienvenido todo lo que signifique descanso laboral, que, cuando el puente pintaba bien, se traducía en huída de la ciudad, viaje a Alicante o a La Habana, en escape al pueblo o en esconderse bajo el edredón hasta que suenen las doce en el campanario del compañero de vivienda. ¿O no? Este año cae un poco a desmano. 

Nuestros titulares en loor a la patrona innecesaria:

1º) ¿Por qué una patrona? ¿Qué patrocina? ¿Cómo? ¿En qué se nota?

2º) Hacer que lo normal "a nivel" de calle, sea normal a nivel oficial.

3º) Las fiestas por sustitución.

4º) El amor de los madrileños a su patrona.

1.Respecto al patronazgo: ¿patrona de qué?

Todas las vírgenes "encontradas" lo han sido por aparición o por descubrimiento. La de Madrid eligió el segundo camino: un lienzo de muralla de la Cuesta de la Vega, en un tiempo "cuesta de los besos", se resquebrajó y allí que fue descubierta...

De "descubrimientos pastoriles" similares está la conciencia popular saturada. Tales descubrimientos milagrosos, de mano casi siempre de omnipresentes pastorcillos, lo único que provocan en el pueblo, hoy, es una mueca conmiserativa o una sonrisa sardónica.

Esta Virgen fue descubierta en 1085, significativamente dos años después de la reconquista de Madrid en 1083 por Alfonso VI, en el mismo de la conquista de Toledo y cuando San Isidro descubría su barrio con tres años cumplidos. 

El Sr. Rouco (no puedo prescindir de él pese a cualquier Moisés), gran valedor de esta fiesta y… cómo le gustaba cantar eso de "Salve señora de tez morena", dijo en su momento que

”hay una historia de amor nunca desmentido y siempre renovado entre la Virgen y Madrid. Un amor que se plasma en las más de doscientas advocaciones marianas que hay en Madrid, desde las más castizas (Santa María de Atocha, de la Paloma, del Buen Suceso) hasta las más universales”.

Erudición no le falta. Y si él lo dice, así será. Pero lo que fue, ni es lo que es ni tiene que ser lo que será ni la inmensa mayoría de los madrileños --yo lo soy de nacimiento-- creemos que así sea.

Dado que desconozco lo que significa ser patrona de algo, desisto de comentarios "patroniles". Elijo este vocablo porque hablar de "patronazgo" --para cursis pazguatos "esponsorización, ahí es ná"--, es algo impensable. Tal patrona no se va a rebajar a cosas tan banales como "patrocinar" un museo Reina Sofía más nutrido, retirar el “Madrid-central”,  aliviar a su homónimo Almeida o Ayuso del acoso que sufren, proteger a los viajeros del bus de carteristas… Si acaso, y eso cuando esté de llover, hará que se laven las calles con una oportuna tormenta para alivio de ministras "de aire limpio".

2. La normalización oficial.

Consignemos un dato revelador: tal festividad no es fiesta de precepto en Madrid. La "del Pilar" lo es en Zaragoza. ¿Por qué? Quizá porque el fundamento de tal fiesta, consecuente a una religiosidad en precario cuando no nula, es muy endeble dentro del sentimiento popular. Hablan de devoción antiquísima, desde su reaparición, continuada... (1)

¿Sí? ¿Se lo cree la Jerarquía siquiera? ¿O dice que existe y existía para, por puro voluntarismo, crear con su palabra esa misma devoción? ¿Se cree Mons. Osoro que Madrid babea por su patrona en el día de hoy? Esto es voluntarismo... si no es engaño para engañar.

Es fiesta oficial por decreto –acaudillaba el país un personaje diz que muy devoto de tal virgen--; y es la patrona de Madrid por decisión del papa. Y nada más. El pasado religioso todos sabemos con qué tramoyas se sustentaba.

3. De suplantaciones venerandas.

Nuestra sociedad asiste a una sucesión ininterrumpida de fiestas de origen religioso que ya no siente ni celebra. Lo oportuno sería proceder a su concentración o sustitución.

Todos los momentos significativos del "año agrícola", y su celebración festiva, están "secuestrados" por oportunas fiestas religiosas. Hoy el peso agrícola, aun siendo necesario en el PIB, "pesa" poco en la mente urbanita secuestrada por las telenovelas.

No se trata de revivir los fervores revolucionarios franceses, sino de aplicar la normalidad de la vida a las fiestas. De manera imparable estamos asistiendo a cómo el sentir popular impone el nombre a ciertas fiestas de las que la Iglesia se apropió:

--el 1 de Enero, “Santa María Madre de Dios” es ya la Fiesta de Año Nuevo;

--el 1 de Mayo nadie se acuerda de San José Obrero, es la Fiesta del Trabajo;

--el 12 de Octubre, rememoración de la gesta de Colón, aún oscila entre Virgen del Pilar y Día de la Hispanidad.

Así, con la normalidad, se va sustituyendo la teatralidad secuestradora de lo popular por parte de lo sacro.

Madrid es modelo y hasta símbolo. ¿Quién acude hoy a la Iglesia? Van las del  "no tengo otra cosa que hacer" o "todos los años he ido" o "qué bonito el espectáculo de la plaza de la Catedral".

4. El ninguneo madrileño, que hoy se traduce en huida o apoltronamiento en casa.

Madrid no es ciudad que gaste dinero en salvas. Por ello, Madrid no parece haber sentido nunca un fervor excesivo por construir morada digna a su Patrona. Nunca se le ocurrió erigir una “Notre Dame” a lo parisién. Fue un alcalde pseudo-socialista descreído, Enrieque Tierno, el que impulsó la conclusión de un edificio que oscilaba entre dejarlo como estaba, concluirlo o que se arruinase.

Tal Virgen, quizá presintiendo las hodiernas dificultades juveniles por encontrar piso siquiera de alquiler, transitó fatigosamente por varios “apartamentos”: Alfonso VI, el que conquistó Madrid y Toledo, erigió un templo sobre la antigua mezquita y allá que se fue; luego vivió en la Iglesia del Sacramento; más tarde fijó su residencia en la intitulada, por defecto, catedral de San Isidro; posteriormente bajó humildemente a la cripta de la catedral de Madrid a la espera de que le arreglaran una capilla, muy visitada hoy por cierto, en el lateral derecho de la catedral. Tiene, pues, una larga experiencia en mudanzas.

Como no quiere ser menos que las trianeras o las rocieras –y no ella sino sus roucos señores--, tiene su Cofradía de la Esclavitud y una Corte de Damas de la Almudena, que se emperifollan con mantilla y todo en el día de su fiesta. Últimamente, en parangón con la “pilarica”, hasta le han añadido una floreada ofrenda. Ay, Madrid, cómo te apropias de todo lo que ves.

Pero ahora con aire más compungido: ¿qué porcentaje de madrileños acude a venerar a “su patrona” en el lugar más señero de Madrid, la Plaza Mayor? Es algo también a tener en cuenta, porque no es de recibo que de 5 millones de madrileños, sólo 1.000 ó 2.000 –aunque sean 5.000-- estén presentes en un acto en la Plaza Mayor, de los cuales más de la mitad acuden por turismo, snobismo, visionismo o “importantismo”.

Pues lo dicho, a disfrutar del asueto y que cada uno pregone sus devociones como le pida el cuerpo, que para eso Madrid es mucho Madrid.

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(1) De la relación oficial se sabe que el Concejo de la Villa hizo voto hacia 1438 de guardar su fiesta, ayunar la víspera y hacer procesión en la Octava; a fines del siglo XVI empezó a usar esta imagen las armas de la Villa y el 18 de diciembre 1621 profesó ante ella el Concejo con el voto concepcionista; el 8 de Septiembre de 1646 el Municipio votó asistir perpetuamente, “para siempre jamás”, a su festividad.

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