La aberración consentida si es religiosa.

Primero nos lo da y luego nos lo quita: Dios. Primero dicen que es natural y luego lo reprimen: las Iglesias. 

Podríamos comenzar por el “uso de la razón”. ¿Es algo que nos dio Dios? Eso dicen ellos. Pues entonces, si mi razón me dice que “ahí” no hay nada, que eso es un trozo de harina prensada; si mi razón me dice que los ángeles son un cuento; si mi razón me dice que nadie puede resucitar; si mi razón me dice que eso de los cielos es un cuento... ¡Pero dejemos este asunto, que ya aburre!

Precaución, no se enfaden: esto va sobre todo por otras religiones. ¿Es cierto que Dios ha creado al hombre tal como es? ¿A todos los hombres? ¿También a los homosexuales? ¿También a las lesbianas? ¿También ha creado los medios para que el hombre perezca antes de concluir su ciclo vital? ¿Le ha dotado al hombre de impulso sexual? ¿Pues entonces por qué vienen gentes pretendidamente secuaces o representantes suyos a regular todo eso, a denostarlo, a prohibirlo, a encauzarlo, a divinizarlo, a santificarlo o anatematizarlo?

En algunos países islámicos –herederos de lo que la muy Iglesia Católica hacía hace cinco siglos— la homosexualidad llega a castigarse con la pena de muerte. ¿Y en esos países no saben que la homosexualidad, aunque sea una desviación de la conducta sexual normal, es natural, es decir, se da con naturalidad en la naturaleza?

Y si el hombre es por naturaleza sexuado, ¿por qué tienen que venir las religiones a santificar, a animar, a imponer, a estimular, a encumbrar el celibato? ¿Por qué contradicen de esa manera a su propio Dios?

Hay prácticas dentro de las religiones que si se dieran en la vida civil, serían perseguibles de oficio. Es más, producirían la indignación general. Más todavía, sus instigadores y practicantes entrarían directamente en la lista de pervertidos. ¿Qué ratón se atreve a poner el cascabel al gato?

  1. la circuncisión judía.
  2. la circuncisión e infibulación femenina
  3. negar asistencia médica o transfusiones por motivos religiosos
  4. en la muy avanzada nación de EE.UU. mormones con varias esposas (dejemos a los árabes que justifiquen su ludibrio)
  5. chiíes que casan a sus hijas a los 9 años (el Profeta también tuvo una esposa muy joven)
  6. las prácticas pederastas y homosexuales en colegios religiosos y en parroquias católicas que si bien es cierto que últimamente han sido públicamente condenadas –cuando ya no han tenido más remedio que hacerlo dada su publicidad--, durante muchos años se escondieron, se ocultaron, se trasladó de parroquia o de comunidad al convicto, quizá hasta se le miró con conmiseración... pero no se le castigaba.

Cuidar y preservar a los niños. ¡Cuánta teoría! Gestos para la galería como esas foto de un lejano Rouco atusando a un niño, que, en el fondo, le importaba un pito; o en la Sala Pablo VI poniendo a los niños en primera fila porque seguro que SuSa se parará ante ellos y los besará (experiencia personal), o Francisco en su plaza besando a un bebé... Fotos para la galería.  “Dejad que los niños se acerquen a mí”. Pues eso, a imitar sin sentir.

En el fondo y en la forma conejillos experimentales a los que la religión utiliza, por inocentes e indefensos.  Y no sólo les adoctrina con cuentos que luego, de mayor, o aborrecerá o tendrá que situar en su sitio, si no les hace ver como normales conductas civilmente aberrantes.

La sociedad puede consentir o no castigar muchas cosas  por aquello de preservar la libertad humana: yo voluntariamente me puedo someter a circuncisión; puedo no acudir al médico si quiero que se cumpla en mi la voluntad de Dios; puedo someterme a latigazos si yo creo que de este modo salen los demonios de mi cuerpo; incluso siendo mujer, me podría someter a una operación para extirpar clítores y demás “artilugios” ligados al sexo. ¿Pero imponerlo como práctica religiosa? ¿Someter a los niños a tales prácticas criminales? ¡Por Dios! (¡Por su mismo Dios!).

Muchas prácticas religiosas son un insulto permanente a la inteligencia, a la salud pública, a los hábitos sociales... ¡pero como eso proviene de la religión!

¿Y luego quieren hacer creer que la religión procede de Dios? No sólo es un invento del hombre sino que en muchas de sus prácticas es un invento de hombres pervertidos, neuróticos, esquizoides, amargados, misántropos y cuanto se quiera decir de muchos de sus progenitores.

¿Y quieren hacer creer que sin religión no hay ética y cae por los suelos la moralidad? Nadie en su sano juicio podría integrar lo uno en lo otro: ética y moral se defienden muy bien solas sin el báculo de credos innecesarios para la vida, la vida buena y la buena vida.

Repetimos: ¿hay que consentir prácticas aberrantes sólo porque proceden o están incardinadas a una religión?

Volver arriba