Con la cruz, perdón, la X a cuestas - 1

El otro día, nuestro bienamado jefe J.M.L. Vidal, desgranó en El Mundo una serie de datos --y si son datos son hechos reales-- que demuestran los beneficios que el Estado recibe del buen funcionamiento financiero-asistencial de la Iglesia Católica. La Iglesia le es rentable al Estado. 

Ello me da pie a hacer algunas consideraciones que pueden estar equivocadas, no así lo que aduce el artículo de referencia. 

Poco queda para que finalice la campaña anual de la Renta 2019. Desde el primer momento se incorporó a ella como paciente, sufriente o beneficiada, la Iglesias Católica. Parece como que desde hace años, lustros diría, la Iglesia está recorriendo dolorosamente el víacrucis de la financiación. Tras perder en el pasado algunos privilegios ((¿los perdió?), la nueva etapa de “sostenimiento” de la Iglesia debiera haber conducido al momento (¿definitivo?) de su “autofinanciación”. Eso oímos hace... ¿cuánto?

En este su Viacrucis parece invitarnos, animarnos, aguijonearnos a que carguemos, también nosotros, con la cruz. Ella la cruz del recibir, nosotros la cruz de dar. Es una campaña del “Xtantos”, con rasgos de victimismo, aludiendo incluso al “mileurismo” de los obispos, y “apelando a la generosidad y a la corresponsabilidad” de los fieles…

Cuando la Iglesia invita a rellenar la casilla correspondiente con la consabida “X” uno se pregunta si hay que interpretarla como un “por” o como una “incógnita”. Ambas proposiciones serían verosímiles.

Por una parte, se insiste en “por tantos que se entregan a los demás”, “por tantos que regalan su ayuda” … Pero esa misma insistencia nos hace pensar y preguntarnos que “qué tanto por” de fieles guardarán fidelidad a su Iglesia y “qué tanto por” de practicantes acreditarán su generosidad.

Las campañas, sobre todo en tiempos de crisis (perdón, la crisis ya pasó, ahora, como mucho, se diría desaceleración), sirven precisamente para eso, para espolear las conciencias… y rascar los bolsillos.

Sin embargo, como en cualquier campaña de cualquier institución de cualquier estamento de cualquier época, las medias verdades se convierten en completas y solapadas mentiras que mixtifican al personal.

Recojo algunas frases que se solían decir como argumento para remover las conciencias y agitar los bolsillos… aunque esto último no sea del todo correcto, como tampoco lo son los datos ambiguos a comentar sin tener que descalificar:

1.- "La Iglesia deja de recibir la ayuda directa del Estado y sólo recibirá el dinero proveniente de aquellos ciudadanos que marquen la X en su declaración de la renta.
Pues no exactamente. Precisemos. En los Presupuestos Anuales del Estado existe una partida que se destina, por decirlo genéricamente, para “ayudas a instituciones religiosas y sociales”, como también existen otras subvenciones a instituciones culturales, sindicales, etc. Lo que se hace al marcar la X es “ayudar” al Estado a “repartir la tarta” lo más justamente posible. Pero quede bien claro que no es una aportación específica de los católicos, como cuando se echa un donativo en el cepillo, sino que sale de las “arcas públicas” que llenamos todos los españolitos –añadamos la estupidez gramatical ‘y españolitas’-- con nuestros impuestos.

2.- Más del 70% del dinero que invierten las instituciones de la Iglesia en distintos proyectos son aportaciones directas de los fieles y el 20 ó 25% restante, de la financiación tributaria".
Parecen reales y verosímiles estas cifras. Datos que honran a los generosos fieles creyentes, solidarios con la idea cristiana de la comunicación de bienes. Habrá que seguir mentalizándolos para que completen el 100%.

3.- Hacen hincapié en la labor asistencial de la Iglesia: Personas indigentes, inmigrantes, dispensarios médicos, tutela de menores, programas de reinserción, atención a cárceles…
Esta espléndida labor humanitaria pertenece directamente a las “asociaciones con fines sociales” sin ánimo de lucro, como cualquier otra ONG no específicamente creyente. Por tanto, tiene una casilla y una partida económica diferente de la “aportación a la Iglesia católica”.

Pero es menester hacer una salvedad que aclare algo las cosas. La mayoría de los centros asistenciales, hospitales, cárceles, dispensarios… están “homologados” y “concertados” con las Administraciones. Si los trabajadores tienen título (médicos, enfermeras/os, asistentes…) el Ministerio correspondiente se encarga de su retribución salarial, como ocurre en los colegios concertados. Y, por otra parte, los “voluntarios” que dedican su tiempo a estos menesteres o ministerios, no perciben “honorarios”. Por consiguiente, la Iglesia no invierte “Xtantos” en estas concretas labores establecidas.

4.- Cerca de ocho millones de personas van todos los domingos a misa. En España se bautiza anualmente a 250.000 niños, hay 245.000 Primeras Comuniones y más de 100.000 bodas”.
Al decir esto sin que se les mueva el sombrajo, qué manera de barrer para dentro o llevar el agua a su propio canal que mueve su molino.

Saben que la inmensa mayoría de las parroquias (salvo escasas excepciones) se autoabastecen y autofinancian sin ningún problema, y algunas espléndidamente. En todas las misas, se pasa el cestillo; y hay colectas que no son migajas desechables  Y los lampadarios, y las ofrendas y exvotos a los santos. Las intenciones particulares de misas se cobran. Bautizos, Primeras Comuniones y sobre todo bodas, son fuente de sustanciosos ingresos, no en tanto al sacramento en sí, sino en cuanto a la burocracia, donativos obligatorios, fastos y parafernalia. No sugieran ladinamente que la Iglesia sufraga estas funciones pastorales.

Seguiremos mañana.

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