No, yo no podría pasar por Arrio por más que lo intentara, pero el furibundo escribiente comentarista que por aquí pasea sus ocios --quizá su polemista afán apostólico--(1) con toda seguridad se puede sentir identificado en la imagen que refleja San Atanasio. A la vista de lo que a continuación transcribo, hay gran verdad en lo segundo.

Arrio (256-336)de origen libio, tan denostado en la historia de la Iglesia, fue un preclaro sacerdote de Alejandría, escritor de numerosas obras --desaparecidas por el arte crematorio de sus detractores-- que tuvo la infeliz idea de "pensar por su cuenta" y "no caer bien", que impartió doctrina cristiana y propició un movimiento doctrinal amplio respecto a algo que, como todo lo que no tiene fundamento, es sólo fuente de opinión: el Verbo "homoiousios" frente al Verbo "homoousios" (ahí es nada lo que estaba en juego).

Cuando una opinión es mayoritaria, se convierte en doctrina oficial, dogma, "verdad"; si no lo consigue, entra en el saco de la "herejía". ¡Y todas eran opiniones, tan válidas unas como otras! El "credo" de Nicea no fue sino una "opinión" mayoritaria impuesta por Constantino (luego, tras una charla con Arrio, dio algunos pasos atrás confirmando a éste y desterrando a Atanasio, pero eso ya no contó en la sacrosanta historia de la Iglesia santa).

No nos vamos a extender en algo que se puede consultar "ahí al lado". Arrio murió en extrañas circunstancias, en la calle y tras una comida, posiblemente envenenado la víspera del día en que iba a ser readmitido en la comunión de la Iglesia, algo que "no le venía bien" a su antagonista Atanasio.

Pero a lo que veníamos. He aquí un extracto somero con las expresiones de "san" Atanasio dirigidas a Arrio (son citas textuales de sus escritos):

--desvarío de Arrio, aberración, discursos deplorables y ateos, actitudes desabridas y rebosantes de ateísmo.

--Arrio es el mentiroso, el impío, el precursor del Anticristo.

-- Sus seguidores son los farsantes del desvarío amano, los malintencionados, los pendencieros, los enemigos de Cristo, los impíos que han caído en la irreflexión, en la trampa del diablo.

--Lo que dicen es palabrería sin sentido, artificio, simple alucinación y devaneo.

-- Todo en ellos es hipocresía y fanfarronería, futilidades necias y sin sentido, un abismo de irreflexión y ateísmo.

--Pues les están vedadas las Santas Escrituras, ya que desde todas partes se les declara culpables como insensatos y enemigos de Cristo. ...los arrianos, con su herejía, luchan contra nosotros sólo aparentemente, pero en realidad llevan la lucha contra la misma divinidad.

--Los que se oponen a Atanasio: Son el vómito y las heces de los herejes... Su doctrina induce al vómito... la llevan en su bolsillo como inmundicia y que la escupen como una serpiente su veneno.

--Superan la traición de los judíos con su difamación de Cristo. ...de este modo los desgraciados deambulan como escarabajos y buscan con su padre, el diablo, pretextos para su ateísmo, tomando pretado para ello los libelos de los judíos y, de los paganos, el ateísmo.

En esta secuencia de fuegos artificiales, he aquí la traca final, que podría alargarse con páginas y páginas:

-- Los arrianos hacen lo mismo que los judíos, que intentaron matar al Señor, que perdieron el juicio, que son todavía peores que el diablo. ...hablan con lengua difamatoria, se les ha eclipsado la mente, son necios, borrachos y ciegos, llenos de ignorancia, necedad, fetichismo, idolatría ausencia de Dios, ateísmo, mentira, deben fracasar... (2)

No lo olvidemos: expresiones de un obispo hacia un sacerdote. Un cristiano contra otro cristiano.
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(1) De tal comentarista, ayer MISCATO (MISiones CATOlicas de Tánger), hoy PROMISCATO, alguien escribió en este blog (Tangerino 12.01.11 | 21:00)los datos que siguen (no cito el nombre porque está prohibido): franciscano, Tánger, trabaja en una parroquia, seguidor de Infocatólica y otros, etc. De ahí que no cuadre nada de lo que escribe con el espíritu que debiera tener un contertulio que admita opiniones contrarias a las suyas.

(2)San Atanasio, Apología contra los Arrianos. 1,4 s; 1,10 s; 1,14; 1,23; 1,64; 2,1; 2,3; 2,7; 2,25; 2,32 s; 2,50 s; 3,28. Epístola sobre los Decretos del Concilio de Nicea 21; 27,1; 29. Cartas Serapión 4,9