La metáfora del túnel.

Aprender del siglo XX... olvidándolo. Quizá haya sido el epígono de siglos de una historia donde la perversión fue imponiendo sus criterios. Eso sí, según sus ideólogos, pretendiendo superar tal historia. 

 Sólo después de haber salido del túnel que ha sido el siglo XX podemos echar la vista atrás no tanto para recordar, que algo así perturba hasta el mismo recuerdo, sino para aprender, porque ni antes ni después alguien podría haber sospechado hasta dónde podía llegar el frenesí humano, el delirio, la borrachera de muerte.

O la degeneración de la humanidad, donde los peores instintos encarnados en seres degenerados se auparon con el mayor poder jamás detentado por gobernante alguno en la Historia.

El mundo del siglo XXI debe vivir con la conciencia de pasar la página a tanto horror para construir un mundo nuevo: crímenes masivos cometidos por los gobiernos en todos los continentes de nuestro planeta, en nombre de la raza, la nacionalidad, la religión, la economía o la ideología secular; destierros y éxodos masivos; el Holocausto; los GULAG de Lenin y Stalin; linchamientos; esclavitud real; el “Gran Salto Adelante” de Mao; los asesinatos masivos de Pol Pot; el caos de América Latina...

No hay resarcimiento posible. ¿Justicia? ¿Persecución? ¿A quién y contra quién si los responsables han pasado al limbo de la Historia? El único resarcimiento es el de la conciencia de quien aprende de tanto sufrimiento. Y saber hasta dónde puede llegar la maldad humana dejada sin control.

Eso sí, regímenes, credos, actitudes individuales incluso generadoras de tales acciones deben proscribirse, raerse de la sociedad, desaparecer del horizonte vital, convertir en delito incluso el pensamiento si se llega a expresar.

Puestos a poner en lo más alto de la picota, el comunismo y el nacionalismo se llevarían la “honrosa” gloria de haber generado las mayores catástrofes del pasado siglo.

El nacionalismo trajo consigo la I Guerra Mundial, que tuvo su epígono en la II Guerra. Y sigue envenenando todavía muchas regiones del mundo.

Del comunismo, ¿para qué hablar? Esa sí que fue la mayor plaga del siglo XX. Las ideas “maravillosas” de Marx, Engels, Bakunin… con los discípulos aventajados Lenin, Trotsky y Stalin trajeron consigo el mayor engaño, la mayor pobreza y el mayor número de muertes que en el mundo han sido. Y todavía hay quienes propalan, de otro modo, sus ideas, ocultando sus siniestros modos y maneras.

No debemos olvidar que siempre son las “ideas” anteriores a los hechos. De ahí la necesidad de que la sociedad las prevenga, criminalice y persiga del modo que sea, no necesariamente de manera judicial.

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