El voto de castidad: dos citas ofensivas.

Por estos foros revolotean muchos que han abrazado el estado "religioso", metonimia eufemística para ocultar un sentimiento, y pensamiento, de superioridad respecto a quienes son fieles "del montón", afirmando, de paso, que ése es el más sublime "camino de perfección", el suyo.
También en estos foros hay presencia de comunidades religiosas femeninas que, es un suponer, reflexionan profundamente y para sus adentros en la profesión elegida.
Digo para sus adentros porque de puertas afuera ya vierten sus reflexiones y podemos gozar de sus palabras, recabar sus consejos o admirar su "relaxatio vivendi" (quizá se diga "laxa vita", vida relajada, vida tranquila, vida sin sobresaltos). Otra cosa es lo que piensan y no dicen y los tormentos, carencias y vivencias frustrantes, que también las hay, cosa bien lejos de poder ser divulgada.
¡Qué choque supuso para mí hace ya muchos, muchos años, el descubrimiento de Lutero al leer una biografía suya (Lutero y el nacimiento del protestantismo. J.Atkinson. Alianza Editorial)! Descubrí al fraile fervoroso, al monje instruido, al padre solícito, al pensador inquieto, al escritor prolífico, al luchador infatigable... al hombre y al padre. Y de ahí pasé a algunos de sus escritos.
¡Qué gran hombre y qué inmenso su legado! Hoy, sin embargo, un descomunal crédulo más, a la altura de Ambrosio de Milán, Nicetas de Remesiana --ese predicador godo que dicen que escribió el Te Deum-- o Nicolás de Cusa, es un suponer.
Me han parecido los párrafos que siguen tan rotundos respecto al voto de castidad impuesto que no puedo por menos de llenar esta página, hoy, con sus propias palabras. Si, soy incongruente con mi pensamiento, pero las aporto por aquello de que no hay cuña mejor que la de la propia madera:
El que ha hecho voto de vida monástica cree que lleva una vida más perfecta que el cristiano corriente y se imagina que, con sus obras, no sólo va a ir al cielo él mismo, sino que ayudará a otros a conseguirlo. Pues bien, eso es negar a Cristo.
El primer párrafo sigue vigente hoy día: ¡es que si no pensaran eso se venía abajo todo su sistema! Lo de negar a Cristo, lógicamente es impensable, es idea "luterana". ¿Habrá alguno que pregunte por qué? Pues ahí queda la cita (de "Los artículos de Schmalkalda").
Prohibir el matrimonio de los clérigos e imponer al sagrado estado sacerdotal la exigencia de una castidad de por vida es un abuso de poder y hasta de justicia. Han actuado como unos pervesos anticristos, como tiranos, como verdugos y han dado ocasión a esa serie innumerable de pecados horrendos ya abominables de lujuria en los que todavía están hundidos... La santidad no consiste en sobrepellices, tonsuras, ornamentos amplios o en otros ritos que se han inventado ellos y que no tienen nada que ver con la Sagrada Escritura, sino en una fe auténtica en la palabra de Dios .
Al hijo de Hans Luther le podría haber parecido mal a secas, podría haber dado razones históricas, sociales, económicas... respecto a tal exigencia. Pues no, los argumentos son estrictamente teológicos: es una aberración que va contra las enseñanzas de Cristo. ¿Por qué?
Quince años más tarde, Trento.
Pero 350.000 años antes, es un suponer, el despegue de la racionalidad: el hombre es una conformación de hombre y mujer que se complementan en pro de la especie. La religión "perfecta" suprime la especie.