José Carlos Bermejo, director del Centro de Humanización de la Salud , retoma el dilema ético de la Eutanasia en tiempos de pandemia ¿Hablábamos de eutanasia?

¿Hablábamos de eutanasia?
¿Hablábamos de eutanasia?

Es comprensible la sensibilidad creciente de la sociedad ante el sufrimiento humano y la conciencia de que hemos de ser responsables en la gestión del proceso del enfermar y el morir poniendo racionalidad para evitar las consecuencias de la colonización de la tecnología en medio de la fragilidad humana

Pues dejemos de hablar durante un tiempo ¿no? Hablar de eutanasia, en lugar de enfocar la cuestión de la paliación o la adecuación del esfuerzo técnico en procesos diagnósticos y terapéuticos, estaba sobre la mesa. Parecía urgente.

Y llegó el coronavirus. Y nos hemos callado.

Espero que sigamos un poco en silencio y nos demos cuenta de que, mientras ensalzábamos la autonomía con ínfulas, nos prohibimos unos a otros salir de casa (no autonomía) y nos impusieron leyes recortando tantas libertades, a cuenta de prevenir, justamente. Pero saltaron también todas las alarmas: “¡que viene el lobo! ¡Atentos los mayores y los frágiles, se los va a comer!”. Y así ha sido y es.

De repente todos nos dimos cuenta de que, ante la fragilidad humana, la respuesta más humana es: ¡Atentos, todos a cuidar! Eso todos a cuidar, sobre todo a los más frágiles y, muy especialmente, a los que no encuentran sentido a la vida y al vivir muy débil.

Sueño con que nos cuidemos tanto y tan bien, que nadie se quiera morir. Un milagro de la humanidad.

Volver arriba