José Carlos Bermejo sobre la empatía y su papel en la humanización del cuidado. A propósito de la empatía

A propósito de la empatía
A propósito de la empatía

La empatía en las relaciones de ayuda

Entre los conceptos más vivos y cambiantes en el ámbito de las relaciones de ayuda, se encuentra la empatía. Profesionales y voluntarios la reconocen como una clave de humanización, una disposición comprensiva que favorece la conexión sana y profunda entre quienes acompañan y quienes son acompañados. Ser empático es captar la experiencia subjetiva del otro, comprenderla y responder con humanidad y eficacia. También en los equipos interdisciplinarios, la empatía resulta fundamental para cooperar y construir confianza.

El término empatía, del griego em-pathéiasentir dentro—, es relativamente reciente. Introducido en inglés en 1904, se vinculó originalmente con la estética, describiendo la capacidad del artista o maestro para penetrar en la materia y darle vida, transformando lo inerte en algo lleno de sentido. Esta idea de “animar desde dentro” ilumina también la relación de ayuda: acompañar es dar calor humano a la fragilidad.

En el campo psicológico, Carl Rogers dio profundidad y rigor al concepto, definiéndolo como “la capacidad de percibir el mundo interior del otro como si fuera el propio, pero sin perder nunca ese como si”. Esta distinción evita confundir la empatía con la mera comprensión intelectual: es una actitud, más que un ejercicio cognitivo. La empatía es presencia sensible y respetuosa, un modo de estar con el otro sin invadirlo.

Podríamos decir poéticamente: “Cuando tú estés cerca, tomaré tus ojos y pondré los míos en su lugar, y tú tomarás los míos y mirarás en mí con los tuyos”. Así, la empatía se convierte en un encuentro transformador, donde ambos se reconocen y crecen en humanidad.

El psicoanalista Theodor Reik, en su obra Listening with the Third Ear, exploró esta dinámica desde el inconsciente del terapeuta, destacando cómo la voz, la mirada o los gestos comunican más que las palabras. Reik subraya la importancia de mantener la justa distancia, concepto que también Paul Ricoeur valoró al hablar de la ecpatía: ese equilibrio entre implicarse y separarse, entre sentir con el otro sin dejar de ser uno mismo.

En definitiva, la empatía es un arte del corazón: escuchar con el tercer oído, mirar con los ojos del alma y acompañar desde la presencia humanizadora que da sentido a todo cuidado.

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