Tambores de guerra
Tambores de guerra
En Europa, hasta la guerra de Ucrania, creíamos que estábamos inmunes a nuevas guerras, pero el espectáculo de la parada militar de Pekín junto al presidente ruso y al norcoreano me ha producido miedo. Estos países gastan más en cañones que en mantequilla y quieren imponer su yugo en el mundo… por las buenas o por las malas
Por su parte, el presidente Trump ha cambiado el nombre del ministerio de Defensa por el del ministerio de la Guerra y se ha enemistado con todos los países que podrían formar un bloque occidental: Europa, India, Corea del Sur… Ha dejado de pretender ser el árbitro mundial y ha cercenado la labor de los investigadores en las universidades americanas dejando a los chinos el trabajo pionero en el campo de la inteligencia artificial, una nueva ciencia que impulsará al mundo
Mientras tanto, el estado de bienestar que nos dimos en Europa está quebrado. Las tasas de natalidad son bajísimas, la población ha envejecido aumentando los costos sanitarios y las pensiones se han disparado. Ningún gobierno es capaz de decirle a los europeos que ya no somos nadie, que tenemos que rebajar nuestros gastos sociales para poder competir con otras naciones, disminuir nuestras fiestas y aumentar nuestra productividad. Algunos prometen aumento de salarios, rebaja de horas de trabajo y otros beneficios que están muy alejados de la realidad en la que estamos inmersos y a los que se atreven a tomar medidas en el buen camino, les desbancan del gobierno. Los europeos no queremos escuchar malas noticias y eso se refleja en las urnas
A la lista de recortes se suma la necesidad de aumentar nuestro gasto en armamento porque Rusia no puede ganar la guerra en Ucrania y tampoco puede perderla, una conclusión que me lleva a ser pesimista. Me temo que se va a producir un nuevo orden mundial y es con la guerra cuando se vuelven a repartir las cartas y creo que en esa partida militar no saldremos ganadores
Yo he sido una persona optimista a lo largo de los años. Dicen que en la vejez nos convertimos en pesimistas y espero que mi visión negativa del futuro sea producto de la edad y contraria a la realidad. Como cristiana convencida apoyaré una visión del mundo que apoye la producción de podaderas antes que espadas. Estoy convencida de que muchos problemas nos han llegado por el abandono de las ideas que el cristianismo impulsó a lo largo de siglos, pero esta reflexión será para mi próximo blog