Y, a veces, no hay marcha atrás "Errare humanum est"

Alberto Casero, diputado del PP
Alberto Casero, diputado del PP

"Es propio del hombre equivocarse. La 'gracia' de las equivocaciones, si se puede decir así, es que muchas veces podemos aprender de ellas, y rectificar"

"Algunas veces, desgraciadamente, no podemos rectificar lo que ya hemos hecho. Eso mismo es lo que ha intentado el PP con el voto equivocado del diputado Alberto Casero, cuando el pasado 3 de febrero votó a favor de la reforma laboral"

"Por eso mismo, los letrados del Congreso han rechazado las alegaciones que ha hecho el PP para anular el voto del Sr. Casero"

"Por cierto, ¿qué ejemplo de honestidad da el PP a los jóvenes, haciendo trampas? Y es que en política (y en la vida), no todo vale… Veremos cómo termina el sainete Casado-Díaz Ayuso"

Esta frase latina nos indica que es muy humano equivocarse. Más aún: que es propio del hombre equivocarse, ya que, en un momento u otro de la vida, todos nos equivocamo. Y es que todos, alguna vez (o más de una), hemos hecho mal lo que habríamos de haber hecho bien.

La “gracia” de las equivocaciones, si se puede decir así, es que muchas veces podemos aprender de ellas, y rectificar lo que hemos hecho mal. Así, por ejemplo, si entramos en una rotonda y no tomamos la salida correcta, podemos volver atrás, dar de nuevo la vuelta a la rotonda y tomar el camino adecuado. Por eso en la vida, es importante tener segundas oportunidades.

Pero algunas veces, desgraciadamente, no podemos rectificar lo que ya hemos hecho. Después de sufrir un accidente, no podemos poner la moviola y volver atrás. O en un examen. Si nos ponen un 2, no podemos decirle al profesor que anule este 2 y que queremos volver a hacer el examen para que nos cambie la nota que nos había puesto antes. Podremos hacer un nuevo examen, sí, pero el 2 del examen anterior, ya no lo podremos cambiar.

Lo mismo pasa con los concursantes de diversos programas. Si un concursante contesta equivocadamente una pregunta, no puede pedir al presentador del programa que anule la respuesta equivocada y contestar de nuevo. O en el fútbol: cuando el futbolista que chuta un penalti, lo falla, el jugador no puede decirle al árbitro que chutará de nuevo el penalti y que el anterior no cuente, y que lo anule. Eso sería jugar sucio y hacer trampa. Eso mismo es lo que ha hecho el PP con el voto equivocado del diputado Alberto Casero, cuando el pasado 3 de febrero votó a favor de la reforma laboral. Con su voto, el Sr. Casero salvó la ley presentada por el gobierno del Sr. Pedro Sánchez, con el resultado de 175 votos a favor y 174 votos en contra. La equivocación del Sr. Casero demuestra que este diputado no estaba atento a la votación que se estaba haciendo en el Congreso y que no se fijó cuando votó telemáticamente desde su casa. O incluso (que también podría ser), que quería votar a favor de la reforma y después se arrepintió.

Lo que no es aceptable, es que el Sr. Casero, después de votar equivocadamente, quisiese volver a votar cambiando el sentido de su voto. Eso sería hacer trampa. Como sería hacer trampa que un jugador pidiese al árbitro volver a chutar el penalti, porque en el anterior, la pelota no entró en la portería. Por eso alguien ha dicho que equivocarse es humano, pero es de sabios aceptarlo y corregirlo. Y también se ha dicho que equivocarse es humano; pero esconder los errores es una estupidez y no aprender de ellos, es imperdonable, cosa que habrían de tener muy en cuenta los dirigentes del PP.

Cuca Gamarra
Cuca Gamarra

Por eso mismo, los letrados del Congreso han rechazado las alegaciones que ha hecho el PP para anular el voto del Sr. Casero. Y es que las votaciones no se ganan haciendo trampas. Como dijo John Burroughs, “una persona se puede equivocar muchas veces. Pero no se convierte en un fracaso, hasta que empieza a culpar a los demás de los propis errores”, cosa que también habría de recordar el PP.

Por cierto, ¿qué ejemplo de honestidad da el PP a los jóvenes, haciendo trampas? Y es que en política (y en la vida), no todo vale. Y eso lo habrían de tener muy presente los políticos que hacen trampas y que van con mentiras y con ataques personales. Veremos cómo termina el sainete Casado-Díaz Ayuso. Estos políticos habrían de recordar las palabras de Jesús, cuando decía: “La verdad os hará libres” (Jn 8:32). Y también la exhortación que Jesús nos hace en el sermón de la montaña: “Decid sí, cuando es sí; no, cuando es no” (Mt 5:37). Y es que un hombre de palabra no puede decir: “sí, pero no” o también, como una veleta de campanario: “sí, pero ahora me vuelvo atrás”.

Y es que en la vida, lo que decimos queda para siempre. Las negaciones de San Pedro (Mt 26:69) quedaron fijadas en el Evangelio y no fueron anuladas. El mismo Jesús, con la triple pregunta: “¿Pedro, me amas?” (Jn 21:15), da una nueva oportunidad a Pedro, mientras le recordaba (y li perdonaba), la triple negación del primero de los apóstoles.

Congreso

La vida no la podemos poner en una moviola, para que cuando hacemos alguna cosa que no nos gusta, dar marcha atrás. Por eso tenía razón Pilatos, cuando dijo en relación al escrito que había hecho poner en la cruz de Jesús: “Lo que está escrito, escrito está” (Jn 19:22). El papa Francisco en su catequesis sobre San José, el pasado miércoles 16 de febrero, decía que “cuando nuestros errores crean escándalo, tengamos la valentía de afrontar la verdad, pedir perdón y comenzar de nuevo”. (Religión Digital, 16 de febrero de 2022). Comenzar de nuevo asumiendo los errores del pasado (la equivocación del Sr. Casero) y rectificarlos (fijándose en lo que vota), es lo que habría de hacer el PP para no hacer el ridículo pidiendo otra votación.

Por otra parte, el vodevil (o guerra civil) entre el Sr. Casado y la Sra. Díaz Ayuso, solo se entiende por la lucha de poder, olvidando que la política, como pide el papa, es una noble tarea al servicio de los ciudadanos. Por eso cuando se olvida esto, aparece la corrupción, las envidias, los recelos y las desconfianzas, los ataques personales, el abuso de poder y las navajas que vuelan en todas las direcciones. Eso explica que los que peor se tratan, no son los adversarios o los enemigos, sino los compañeros de partido. Hace unos años lo vimos entre el Sr. Pedro Sánchez y la Sra. Susana Díaz. Ahora lo vemos en el PP y también entre Junts per Catalunya i ERC.

Algún día estos políticos que utilizan las descualificaciones y las malas artes, se darán cuenta que los ataques personales no sólo no soluciona nada sino que agravan la situación, creando brechas irreconciliables.

Ayuso -Casado

Primero, Religión Digital
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