Al cardenal Rouco le ha salido un grano en Entrevías.

Y por los motivos que sean, que estoy seguro que los tendrá, no se lo quiere curar. Si pensó que la infección cedería sola se ha equivocado. Cada vez hay más pus. Si hubo un tiempo en que pareció imponerse una cierta discreción, la cabra siempre termina tirando al monte.

Ayer veíamos como la seudoparroquia o lo que sea abría sus puertas a Boff y a Tamayo. Y hoy nos encontramos con unas declaraciones del más conocido de los sacerdotes de aquel tinglado que merecen conocerse.

Enrique de Castro declara al extremeño Hoy: "De la Iglesia oficial vaticanista lo que hay que hacer es olvidarse. No ofrece nada, condena todo, y silencia a quienes se mueven. El Vaticano tendría que desaparecer como iglesia de poder, como lujo. Y quiero un Papa que se vaya a vivir con la gente".

Yo sigo pensando que el cardenal Rouco, miembro distinguido de esa "Iglesia oficial vaticanista", debería hacer algo con Entrevías. Porque da la impresión de que les ofrece todo, no condena nada y pese a todo lo que se mueven no les impone ningún silencio.
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