Pues hablemos del obispo dimisionario, aunque todavía no emérito, de Sigüenza-Guadalajara (II).

La amistad y el apoyo de Sánchez a Setién marcan el cenit más vergonzoso de este obispo. De lo que fue el hoy obispo emérito de San Sebastián no vamos a extendernos aquí. Muchísimos lo consideraban apoyo explícito de ETA y maltratador de las víctimas de esa organización. Su frase de que un padre no tiene por que querer igual a todos sus hijos me parece de las más miserables que ha podido pronunciar un obispo. Sobre todo cuando era patente quienes gozaban de sus amores y quienes de su desamor. Es cierto que nunca aprobó el asesinato públicamente y hasta lo rechazaba. Sólo faltaría.

Pues esa joya que se ganó a pulso el odium plebis y que tuvo que ser apartada del ejercicio pastoral por el Vaticano, alegándose inexistentes problemas de salud, cuando sólo tenía 72 años fue arropado por un vergonzoso apoyo corporativo del resto del episcopado español hasta que la situación era ya tan impresentable que la unanimidad comenzó a cuartearse. Creo recordar que fue monseñor Estepa, arzobispo castrense, cansado de presidir funerales por militares, policías y guardias civiles, el primero que dijo basta. Y me parece también que le secundó inmediatamente el arzobispo de Valencia, monseñor García Gasco. Y aquello fue el principio del fin. Los obispos se liberaron de aquella coacción corporativa y dejaron de ser una vergüenza para el pueblo fiel y muchísimos de sus sacerdotes. Los valedores principales de aquel repugnante apoyo eran principalmente Sánchez y Yanes. Cuando se les hundió el tinglado, el sucesor que Setién negoció en Roma a cambio de su retirada, y que era casi tan impresentable como él, se quedó más solo que la una. Nuestros obispos habían recuperado la dignidad. Aunque tiempo costó.

En Setién aún se podía entender aunque no disculpar su conducta. Envenenado por el independentismo vasco no podía discurrir como un obispo católico. Pero el apoyo de un salmantino y un canario es harto difícil de comprender.

Y vamos con los argumentos que pedían. Que hay muchísimos. Como se va a ver.

“Monseñor Sánchez, secretario de la Conferencia Episcopal Española: La falta de libertades sufrida en el País Vasco, caldo de cultivo del terrorismo”” (ABC, 9.2.1994). También el artículo de Santiago Martín: “Sánchez alude a la represión en el País Vasco como causa del terrorismo” (ABC, 9.2.94). No es que sea una justificación pero se le aproxima. Fray Junípero (ABC, 19.2.1994) lo juzga del siguiente modo: “Pasemos a otro asunto, el de las declaraciones de Sánchez sobre las causas del terrorismo en el País Vasco. Lo de los polvos y los lodos está bien como ejemplo gráfico. Lo malo es que cuando uno se pone a hablar tiene que citar todos los polvos si no quiere verse pringado por los propios lodos; la represión franquista es, que duda cabe, una causa en la lamentable aparición de la violencia en el País Vasco, pero no debería haber omitido el obispo otras causas: por ejemplo, la complicidad evidente de ciertos eclesiásticos –minorías, eso sí- en la génesis de la violencia, o la complicidad de los partidos políticos porque alentaron a los primeros etarras dado que luchaban contra el régimen de Franco”.

“La Conferencia Episcopal sale en defensa de Setién” (Ya, 4.2.1995): Carta sobre la homilía del obispo de San Sebastián en el funeral por Gregorio Ordóñez: “La carta redactada por José Sánchez se remite a la trayectoria “de paz y diálogo” seguida siempre por Setién y a los hechos “de los que se deriva una actuación en todo momento correcta” de este obispo, que “desvirtúan y descalifican las valoraciones falsas, injustas y calumniosas vertidas en diferentes medios de comunicación”. Hay que ver lo malos que so9n todos salvo su amado Setién. Al parecer nadie le entiende salvo él.
Tras la conclusión de la plenaria de abril de 1995 hizo unas declaraciones que causaron perplejidad. Así titulaba Diario 16 (29.4.1995): “La Iglesia española se ofrece a mediar con ETA”. Y más matizado, ABC (29.4.1995): “La Iglesia mediaría con ETA pero no cree que en la sociedad actual eso sea necesario”

Santiago Martín nos traslada las palabras del obispo: “La Iglesia es diálogo y esa es la razón de existir de la Iglesia, pues arranca del diálogo de Dios con los hombres. Por eso nunca nos negamos a dialogar con nadie, aunque sea el mayor criminal del mundo. Pero si el diálogo va con imposiciones, con armas, ya no es diálogo, es chantaje. La Iglesia va a seguir en esa actitud y si un día hiciera falta el servicio mediador lo haríamos, pero esperamos que no haga falta porque nuestra sociedad tiene ya los mecanismos suficientes para ello”.

Pasemos por alto la estupidez de que la razón de existir de la Iglesia es el diálogo. ¿Se está ofreciendo a hablar con ETA?

Ante el escándalo formado por sus palabras, “el secretario de la Conferencia no se considera obligado a matizar. Desmiente categóricamente que en la conferencia de prensa de la clausura de la Plenaria hiciera referencia alguna al diálogo con ETA y se muestra sorprendido por las interpretaciones “que no reflejan ni mi expresión ni mi pensamiento”. “No se explica la dimensión que se ha dado a sus palabras”. “Con respecto a ETA no he dicho ni una palabra –asegura José Sánchez”. “Es paradójico, a su entender, que se diga que la Iglesia se ofrece a mediar con ETA cuando la Iglesia no se ha pronunciado sobre ETA, sino simplemente ha hecho referencia a un diálogo pastoral que le es propio, por lo que rechazo cualquier adjetivo que se le pueda colocar a ese espíritu dialogante”. “Está convencido de que sus declaraciones se han extrapolado”. “Rechazo totalmente las interpretaciones que de mis palabras he podido leer sobre la oferta social a mediar en el diálogo con la banda terrorista. Puedo asegurar, continúa Sánchez, que no reflejan ni lo que yo dije ni mi pensamiento al respecto” (ABC, 30.4.1995).

Pues ya tenemos claro que o mintió Diario 16 y el ABC, con el sacerdote Santiago Martín incluido, o miente Sánchez. Pero hete aquí que otro sacerdote, éste jesuita, Pedro Miguel Lamet, tercia en la disputa asegurando que Sánchez se ofreció a dialogar, que después se indignó ante el eco de su propuesta y la desmintió, pero que tienen grabadas sus declaraciones y las reprodujeron textualmente (Diario 16, 29.4.1995)

“Monseñor Sánchez defiende a los obispos de Bilbao y San Sebastián” (ABC, 31.1.1997): “Se ha creado, sin embargo, una opinión en algunos ambientes y apoyada por algunos medios de comunicación y por algunos escritores una opinión muy negativa y muy injusta contra el obispo José María Setién. Incluso últimamente se intenta aproximar a esta imagen al nuevo obispo de Bilbao, por algunas declaraciones que hizo. Les invito a leer todas las palabras que ha pronunciado el obispo Setién con respecto al terrorismo antes de que este empezara a existir. Están recogidas en un libro editado por su vicario general, José Antonio Pagola, que también es implicado en la misma imagen de rechazo de monseñor Setién. Les voy a dar una muestra. Pregunten a Herri Batasuna y a ETA que piensan de monseñor Setién, si pudieran preguntarle. Les dirían que no es de los suyos claramente. Monseñor Setién es un hombre que matiza muchísimo. Tiene, por otra parte, una inteligencia muy afinada y privilegiada, con capacidad de hacer una distinción donde los demás vemos confuso”. “Ël se confronta también con el sufrimiento de que son víctimas primero las familias de los asesinos y de los violentos, que tienen un hijo en la cárcel, que tienen la vergüenza de tenerlo, que tienen la dificultad de visitarlo por la lejanía, pero sigue siendo hijo suyo. Ahí se ha encontrado la jerarquía del País Vasco con la contrarréplica al terrorismo, lo que se ha llamado terrorismo de Estado. Hay ahí varias decenas de muertos violentamente. Eso ellos lo saben, han tenido información”
Setienismo puro y duro. Y muy bueno lo de lo que sufren las familias de los presos. Eso es lo que se le reprocha a Setién. Su proximidad a las familias que tienen a un hijo en la cárcel por asesino y su lejanía a los que tienen a un hijo , un marido o un padre inocentes en ek cementerio. Creo que sólo compararlo es de una bajeza moral difícil de describir. Y ya no se me ocurren palabras si los afectos están en la cárcel y no en el cementerio.

Pues nuevo escándalo. Tal vez presionado por sus hermanos en el episcopado, cada vez más inquietos por el amor de su secretario al prelado donostiarra, Sánchez “reconoció ayer (ABC, 12.3.97) que muchas veces los obispos tienen que recordarle al prelado de San Sebastián, monseñor Setién, que hable sólo para su diócesis. Sánchez dijo que Setién “es un cristiano a carta cabal, pero no sé si llega a ser consciente de la dimensión del rechazo visceral que se siente en determinados ambientes de España cuando habla o cuando simplemente se pronuncia su nombre o cuando contrapone los asesinatos de ETA con la defensa de la dignidad o de los derechos de los presos vascos”. “Muchas veces le tenemos que recordar –dijo- que le escucha el país con unas claves ya oscuras y distorsionadas, y pedirle que no nos haga tan difícil defenderle”. También aseguró que “lo que sí ha habido es algunos sacerdotes o religiosos que se han inclinado, se han ido no sé si hacia ETA, pero sí con algunos partidos que la amparan”.

Aunque Sánchez sabía perfectamente donde había ido esos sacerdotes, sus palabras, creo que mucho más obligadas que sentidas, indicaban que algo parecía cambiar. Y que ya había no pocos obispos indignados con Setién y su adalid alcarreño.

Pero poco le duró el cambio, tres o cuatro días. Porque en unas declaraciones a María Antonia Iglesias en El País (16.3.1997) vuelve a hacer una extremada defensa de Setién, con críticas a ABC y reconocimiento a Arzallus.

El periódico aludido replicará al día siguiente (ABC, 17.3.1997) con el siguiente titular y una fotografía del obispo; “Monseñor Sánchez recoge cristianamente velas”. El pie de foto era el siguiente: “Como la cobardía moral está al uso, monseñor José Sánchez se ha apresurado a recoger velas y a elogiar al obispo Setién en una entrevista, ¿dónde?, en El País, realizada ¿por quién?, por María Antonia Iglesias. Nos parece muy bien que monseñor Sánchez se repliegue y rectifique como ha hecho con humildad evangélica tantas veces en su vida. Pero que eso no le lleve al exceso de esgrimir el botafumeiro en loor de Arzallus, al que en Alemania algunos de sus compañeros –tenemos testigos- le llamaban “el nazi”. En las comunidades de base cristianas de España, donde tanto entusiasmo se siente por Setién, se rezará piadosamente para que monseñor Sánchez no se aparte del camino del buen pastor por mucho que le tiren al monte otras llamadas cautelosas”. El artículo, en el que no vamos a insistir, lo titula: “Sánchez sigue recogiendo velas y hace un nuevo elogio de Setién (ABC, 19.3.1997).

Para este artículo ya hay bastante. Pero queda mucho más. Argumentos no faltan. Y vaya favor le hizo al obispo Sánchez el que me los reclamó.
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